Capítulo cuarenta y cinco

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Taylor se tomó muy en serio su castigo incluso cuando lo había dicho medio en broma

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Taylor se tomó muy en serio su castigo incluso cuando lo había dicho medio en broma. Por la semana que le siguió al choque de realidad él durmió en el sillón de la habitación hecho un ovillo e ignorando mis intentos para que volviera a la cama conmigo. Los dos habíamos tenido comportamientos extraños y un poquito tóxicos con el otro y se podía decir que estábamos empatados, mi enojo inicial hacia él se había evaporado y tan solo deseaba que mi vida volviera a la normalidad. Parecía complicado, por no decir imposible, y sabía que un pequeño paso en la dirección correcta era terminar esa tontería de él acurrucado en un sofá pequeño.

ꟷTay ꟷsusurré inclinándome hacia élꟷ. Tay, despierta.

Esbozó una mueca y negó con la cabeza provocando que una sonrisa se instalara en mi rostro.

ꟷVen a la cama conmigo, ha bajado la temperatura y debes tener frío.

ꟷEstoy bien aquí ꟷcontestó en voz baja negándose a abrir sus lindos ojosꟷ. Disfruta de la cama en soledad.

ꟷYo sí tengo frío y necesito a alguien que me de calor. ¿Quieres ofrecerte como voluntario o voy en busca de Theo?

No me sorprendió cuando abrió uno de sus ojos y buscó mi rostro en la oscuridad. No veía mucho debido a la negrura pero supe que estaba sonriendo.

ꟷ¿Realmente usarás esa estrategia?

ꟷNo lo sé, ¿está funcionando?

ꟷSí, está funcionando.

ꟷ¿Vendrás a la cama conmigo?

En respuesta desarmó su incómoda posición y se quitó la sábana de encima. Extendí mi mano en su dirección y él no dudó en tomarla, entrelazando nuestras manos en el proceso. Su piel estaba helada y me regañé mentalmente por no haberlo hecho volver antes.

ꟷ¿Qué hora es? ꟷPreguntó mientras bostezaba.

ꟷLas cinco.

ꟷ¿Me despertaste para ver el amanecer contigo?

ꟷNo ꟷmentí.

ꟷNo te creo.

ꟷBien, me atrapaste.

Lo escuché reír a mis espaldas y aproveché ese momento para meterme bajo las sábanas. Taylor rodeó la cama y se acostó a mi lado abriendo su brazo para que me acomodara sobre su pecho de esa manera que me fascinaba hacer. No tardé mucho en presionar mi mejilla contra la zona donde se encontraba su corazón y él me rodeó en un abrazo.

ꟷ¿Por qué tardaste tanto en regresar a dormir conmigo?

ꟷPorque pateas mucho ꟷbromeó.

ꟷ¡Eso no es cierto!

ꟷClaro que sí, mis piernas duelen a la mañana.

Blanqueé los ojos con diversión aunque no pudiera verme y sentí su pecho moverse irregularmente al soltar una carcajada silenciosa. Me conocía lo suficientemente bien como para saber que pondría los ojos en blanco al escucharlo.

Dos por uno (RVB3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora