Capítulo diez

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De alguna manera me había quedado sola en casa de mis abuelos y en lugar de parecerme una idea aterradora estaba encantada con la posibilidad de tener un momento para mí

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De alguna manera me había quedado sola en casa de mis abuelos y en lugar de parecerme una idea aterradora estaba encantada con la posibilidad de tener un momento para mí. Una noche a solas, sin abuelos deseando agradar ni con mi mejor amigo hablando mal de los tres muchachos que habíamos conocido. Un poco de paz no le venía mal a nadie.

Tyler había quedado para cenar con unos compañeros de su curso, no había sido sencillo convencerlo de ir, pero finalmente había aceptado. Mis abuelos tenían una cena con colegas de Artie y yo me había negado a asistir porque sabía que sería aburridísimo. El chef tenía la noche libre y Callahan, el mayordomo, se había retirado a su habitación después de que se lo pidiera.

Estaba sola y feliz.

Mis planes eran sencillos y tenían varios ingredientes: pijama, sillón, mantita, Netflix, una pizza, palomitas de maíz y galletas con M&Ms. No tenía idea de qué mirar, algo dentro de mí me decía que terminaría viendo alguna de las series en donde Julian había actuado para acallar a mi curiosidad.

Coloqué una mascarilla húmeda sobre mi rostro y respondiéndole un mensaje de texto a Taylor caminé hacia la cocina casi arrastrando los pies para buscar el tarro con galletas que el chef me había preparado.

Mi teléfono volvió a sonar y no me sorprendió ver que era un mensaje de James.

Había llegado a Londres una semana y media atrás, y a diario veía a uno de los miembros del trío inglés. Jaden me obligaba a hacer ejercicio con él tres veces por semana, Julian se paseaba antes de ir a su trabajo trayendo consigo el desayuno y Jamie solía invitarnos por las tardes a Ty y a mí al club de polo. Incluso Tyler comenzaba a acostumbrarse a la presencia de ellos, aunque seguían sin agradarles.

No tardé en leer el mensaje mientras llevaba un trozo de galleta a mi boca.

¿Cuánto pasos crees que te separen de la puerta?

Fruncí el ceño y tecleé una respuesta.

¿Qué clase de pregunta es esa?

¿Debo preocuparme por tu salud mental, Jamie?

Su contestación fue automática.

Abre la puerta, Genie.

Traigo helado y a dos pesados.

No sabía mucho de comportamientos femeninos más que los míos y los que había podido observar en mis compañeras de la residencia, pero podía afirmar que cualquier chica en sus cabales habría corrido al baño a quitarse la máscara del rostro y a acomodarse el cabello ante la idea de encontrarse con tres muchachos apuestos. Bueno, yo no pensaba arruinar mi rutina de cuidado de piel por los J. Por eso, con un moño sosteniendo mi pelo y el rostro tapado con una tela húmeda caminé hacia la puerta.

ꟷ¡Hola! ꟷSaludé al abrir.

Sus reacciones fueron distintas al verme: Julian rió, Jamie sonrió casi con ternura y Jaden frunció los labios.

Dos por uno (RVB3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora