44| Una historia de navidad no muy alegre

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Octavia tenía algunas ideas en la mente, pero Clarke no tenía nada en mente. Literalmente nada. No estaba segura de qué comprar o que regalo podía ser mejor, es decir, no era algo nuevo ya que sucedía todos los años, pero eso no significaba que no fuera tan frustrante. Odiaba salir de compras, ella era una persona muy sencilla por lo que estaba bien con no recibir nada, así que por ese mismo pensamiento tenía problemas para elegir regalos.

Por suerte para ella, Octavia no era muy diferente de su personalidad simple. Había sido de gran ayuda a la hora de elegir regalos, claro, quitando de lado algunas ideas excéntricas que había tenido, pero en fin todo había salido bien.

Tenía todos los regalos que podía necesitar y solo faltaba hacer las compras para la cena. Pavo al horno, vegetales al vapor, alguna entrada simple, ensaladas, un buen postre... No había cabida de perdida. Ella podía simplemente tenía que ir al supermercado, hacer una larga fila para poder pagar y luego regresar a casa. ¡Simple!

Así que, ahí estaba ella, sosteniendo las bolsas junto con Octavia mientras decidían moverse hacia un supermercado que estaba en la otra cuadra del centro comercial para terminar de

Así que, ahí estaba ella, sosteniendo las bolsas junto con Octavia mientras decidían moverse hacia un supermercado que estaba en la otra cuadra del centro comercial para terminar de hacer las compras cuando la alarma de incendio comenzó a sonar en todo el centro comercial. La multitud estalló en pánico mientras salían corriendo de las tiendas, ellas mismas que se encontraban fuera de una de las tiendas se movieron a un lado para cuando la gente salió corriendo. Octavia echó un vistazo a su alrededor, casi como si buscara el incendio, mientras Clarke observaba a unos guardias de seguridad intentar mantener el control al tiempo que intentaban comunicarse entre sí para saber el origen del incendio. El caso es, como indico Octavia durante el caos, no había olor a humo y nadie parecía saber de dónde se había encendido la alarma.

– ¡Por favor, guarden la calma y salgan ordenadamente!

– ¡Hombres a la derecha, mujeres a la izquierda! ¡Los niños por favor no se separen de sus padres!

– ¡Si encuentran a un niño perdido, por favor repórtenlo enseguida!

– ¡Necesitamos que guarden la calma, los bomberos vienen en camino!

– ¡Diríjanse a la salida de emergencia más cercana!

Octavia se dio la vuelta y entrecerró los ojos. Ella abrió la boca para poder decir algo, pero un grito no perteneciente a su voz se abrió paso entre el estallido de pánico de la gente. Ambas chicas, reconociendo el horror en el grito, dejaron caer las bolsas y corrieron en dirección contraria a la salida. Mucha gente lo había ignorado, pero mucha otra estaba rodeando con un circulo algo, y según el instinto, el grito provenía de ahí. Se abrieron paso entre la multitud y finalmente lo primero que vieron fue el horror causando miedo en las personas.

Tirado contra el macetero de una planta que se encontraba decorando en el centro del pasillo. El hombre se encontraba vestido de reno, eso era destacable, así como también la mancha roja en su estómago. Sus ojos luchaban por mantenerse abiertos mientras mucha gente a su alrededor intentaba gritar por ayuda, pero el caos se agotaba todo pedido de auxilio. Con un rápido pensar, Clarke arranco un pañuelo de seda que se enocntraba en la bolsa de alguien que se encontraba viendo la situación con preocupación y tras presionar varias veces la herida, causando un derrame grande de sangre, hizo un torniquete rodeando todo su estómago.

– ¿Qué ha sucedido? – Octavia movió su mano hacia su oído. El pequeño comunicador se encendio ante el gesto táctil que había realizado y enseguida entró en comunicación con alguien del otro lado... al menos a la línea, porque nadie respondió – Parece ser que no hay nadie en el laboratorio.

Oscura PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora