42| Ten cuidado con ese candidato

87 5 1
                                    

Tenía una sonrisa en sus labios mientras observaba a la chiquilla mirarlo defensivamente, como si esperara que fuera a atacarla o algo. Su expresión y el brillo en sus ojos, el recelo en su aura, todo eso le daba un recuerdo lejano de un león enfadado que esperaba atacar a cualquiera que amenazara con dar un paso enfrente. ¿Cuáles podían ser las probabilidades?

Había oído un par de cosas en los pasillos, pero jamás había sido la clase de persona que se pudiera dejar llevar por los rumores por lo que ignorarlos había sido demasiado fácil que incluso él se había sorprendido. A los adolescentes les encantaba contar chismes sobre cualquier cosa y aquel tema no había sido la excepción.

Con los audífonos fuera de sus oídos y el libro cerrado, Wells escuchó unas campanas de viento que lo hicieron tensarse por completo. No necesitaba voltear la mirada para encontrar a la dueña de la risa que había derretido su corazón en más de una ocasión y que lo había destrozado una sola vez, sin embargo, su cuerpo se movió a pesar de eso a voltearse hacia el comedor donde su padre se encontraba con uno de sus amigos más cercanos.

Clarke Griffin estaba en la casa de su padre.

El corazón le latió con tanta fuerza que bruscamente volteó la mirada hacia la niña que se encontraba a su lado, completamente pegada al brazal del sofá mirándolo con recelo. Sus cejas levemente fruncidas y sus manos formando un puño. Nuevamente los rumores saltaron en su cabeza, aquellos de los que se había enorgullecido de haber ignorado en su momento.

Desde hacía un tiempo en la Academia, donde era el profesor de uno de los cursos más jóvenes, se habían rumoreado muchas cosas. Había habido un gran ataque en la instalación que había puesto de cabeza muchas cosas. Esto sucedió hace meses atrás y aunque muchas habían cambiado, muchas otras aún permanecían igual. El número de estudiantes se redujo considerablemente, no porque hubieran resultado gravemente heridos o fallecidos, sino porque se habían rendido bajo este gran problema.

Había sido a mediados de año, él se había encontrado en su salón repasando los temas para un examen mientras otro de los cursos más jóvenes se encontraba en el campus haciendo uso de este para un festival deportivo que tenía como objetivo divertir a los jóvenes y a su vez entregarle una pequeña experiencia sobre el trabajo con agentes reales. Acababa de responder una pregunta de uno de sus alumnos cuando todo el suelo se había sacudido y aunque no hubo ningún desmoronamiento en el techo o las paredes, sin duda las lámparas se tambalearon y los escritorios se movieron. Si no hubiera sido por ese sonido que lo había aturdido durante un par de segundos, Wells podía asegurar con firmeza que se trataba de un terremoto y no una explosión.

Todo se había sumido en un caos rápido. Sabía que el DPA había entrado en el establecimiento a hurtadillas para buscar a alguien y a algo en especial, no le dijeron nada ya que se trataba de algo confidencial, pero la directora había dado órdenes de que en caso de que se produjera el caos por cualquier cosa los jóvenes tenían que ser evacuados rápidamente del lugar así que con todo pesar –debido a las ansias que tenía de buscar a los agentes del DPA y ver si su amiga de la infancia estaba entre ellos– sacó a los jóvenes.

Había un caos. Gente gritando, agentes peleando, armas siendo disparadas. Apenas pudo sacar a su grupo cuando escuchó unos gritos de un agente que vociferaba un arresto mientras corría. Al salir del establecimiento se encontró con otros grupos que se encontraban ya fuera, entre ellos la propia directora discutiendo algo con algunos agentes del DPA. Los Agentes invitados a la Academia habían prestado el servicio para poder ayudar con los problemas que había y aunque era bastante reconfortante la ayuda, él podía ver las expresiones de los niños de primer año: terror y horror. Sabía antes de que sucediera que muchos iban a renunciar en ese momento.

Oscura PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora