24| Los novatos también pueden defenderse

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Con una fuerte tacleada, Douglas cayó al suelo cuando la muchacha cayó sobre él. Intentó forcejear, asustado de lo que pudiera suceder. La muchacha era más fuerte de lo que aparentaba y a él a duras penas era capaz de luchar contra ella. Grito por ayuda y no tardó en llegar, la muchacha tuvo que quitarse de encima forzadamente para esquivar los balazos que le estaban disparando y poder refugiarse tras una pared. Gritó enojada, advirtiendo a quien representaba y quienes eran los que estaban arrestándolo a él, también por qué y antes de que siguiera hablando soltó un par de improperios y luego se abrió a fuego.

Douglas gateo por todo el suelo hasta llegar a los dos hombres que estaban disparando. Se puso en pie recibiendo un rifle y luego apuntó a la muchacha disparando sin control. La chica le grito y él aprovechó para correr lejos. Su laboratorio había explotado, lo que significaba que alguien había entrado sin autorización y había sacado la caja. Tenían la esfera. Tenía que llegar pronto, encontrar a los intrusos y salvar su preciada esfera.

Si no lograba llegar a ella se habría acabado para él. No solo lo iban a encerrar sino que iban a descubrir todo en lo que había estado trabajando y para quién lo había estado haciendo. Iba a tener serios problemas. ¡Y los jóvenes! Sus ayudantes...

Todo había explotado, no había nadie cerca. Quien fuera que tenía la esfera ya se debió haber marchado hacia un buen rato. Detrás de él escuchó un grito y al voltear se sorprendió de encontrar a la chica nuevamente, siguiéndolo a paso lento, arrastrando un rifle. Una peligrosa película para no dormir por las noches, eso era lo que tenía en frente.

Trago saliva pesado.

– Estoy cansada de tus juegos, Doug, así que hazme el favor de ponerte de rodillas y colocar las manos juntas para que pueda esposarte.

– No tienes idea de lo que estás haciendo – Él dijo con seriedad – Mi trabajo... mi trabajo de toda la vida se lo han llevado

– Sí, olvide mencionar que teníamos una orden de cateo – La muchacha pelinegra sacudió la cabeza. No se veía preocupada ni mortificada por ello, alzó el rifle hacia él – En fin, de rodillas Douglas, estás arrestado bajo muchos cargos que no voy a leerte. Ya me has hecho perseguirte por muchos lugares

– Esto no es correcto.

– Sí, nosotros no seguimos las reglas – Ella dijo sacudiendo la cabeza – Bajo las órdenes del DPA quedas arrestado

Volteó la mirada hacia un lado y luego hacia la chica nuevamente. Necesitaba una escapatoria, no podía ir a prisión, no cuando sabía que tendría cadena perpetua o peor, la muerte. Necesitaba escapar de alguna forma, pero las únicas formas que él podía ver en su futuro conllevaban a la muerte. Dejar que la chica le disparara mientras corría (él no era muy atlético, por tanto no iba a lograr salvarse de un disparo) y la otra era lanzarse desde el segundo piso hacia el campus, lo cual no pintaba bonito en su futura caída.

Debía tomar la decisión rápida y esperaba que fuese la más acertada.

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Clarke suprimía sus gemidos mientras caminaba hacia la salida seguida de ocho mocosos que no dejaban de hacerle preguntas sobre lo que estaba sucediendo. Ella gruñía y se quejaba más todavía, intentaba a callar las voces de los chicos mientras se centraba en sus propios problemas. Luego de haber tomado su segundo aire había descubierto que podía caminar sin la ayuda de una pared, pero si se detenía aunque sea por un segundo, iba a terminar derrumbada... lo cual sucedió en una ocasión luego de que se escondieran.

Escuchó a Octavia en su comunicador lanzar varios improperios e hizo una mueca.

– Vas a romperme los oídos – Ella dijo de pronto, causando que los muchachos se callaran de golpe.

Oscura PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora