Al cerrar la puerta me apoyé en ella para dar una pausa de lo que circulaba por mi cabeza.
—Con que Limber de Taurel —solté un suspiro dejándome caer al piso con la cabeza entre mis rodillas.
—Su alte...
—No, no, tranquilos estoy bien —dije agitando las manos impediendo que me levantaran —Es sólo que... vaya, creo que es lo más agotador que he hecho, reconocer que todo esto es cierto y decir todas esas cosas, por poco me falta el aire—expresé cruzando las piernas y apoyando mis manos sobre ellas.
—Nosotros... sabemos que debe sentirse molesta por haberle mentido todo este tiempo —empezó a hablar mamá.
—No, no —negué con la cabeza —Lo he pensado mucho a pesar de haberlo comprendido hace poco, cómo hubieran sido estos diez años si lo hubiese sabido desde el principio.
—Queremos pedirle disculpas por todo lo que ha tenido que pasar su alteza —habló papá usando al igual que mamá un tono formal que me disgustaba.
—No tienen por qué, siendo sincera es bueno que halla sido así, no soy ni demasiado niña ni demasiado adulta, saberlo antes o saberlo después no tengo razones para profundizar más, me gusta que halla sido así mi infancia fue increíble y podré tener una adultez igual —sonreí y me puse de pie por mi misma —Además como podría molestarme con quienes que me han cuidado todo este tiempo incluso en mis momentos más caprichosos —extendí los brazos, mamá se acercó tomándome en sus brazos y papá nos rodeó a ambas con los suyos terminando en un confortable abrazo.
—Su alteza, ha sido un honor cuidar de usted y le aseguro que sus majestades estarían orgullosos de quien es ahora —pronunció mamá.
—Demostró ser tan perspicaz como su madre, muy sensata y sabia como su padre y gentil como ambos —fue lo que mencionó papá con mucha seguridad.
—Gracias... aunque no era tan difícil descubrirlo —se miraron confundidos —¿De veras creyeron que podrían engañarme con los examenes? Es decir, tal vez al principio, pero siempre me parecieron muy sospechosos.
Rieron entre ellos —Parece que subestimamos más de lo que pensábamos a su alteza —dijo mamá y me uní a su risa.
—En fin, eso no es de lo que quería hablarles —dije de repente cortando un poco el momento —quiero saber sobre mí, mi nombre, dónde nací y... sobre ellos.
Leí el libro muchas veces y el cariño que describe sentían por mí aunque me dejaba una ligera sensación nostálgica era difícil expresar que los amaba ya que ahora no tenía ningún recuerdo de ellos, como si no existieran.
No quería eso, después de todo eran mis verdaderos padres quienes dieron su vida para mantenerme a salvo, tengo un gran afecto por mamá y papá para considerarlos mis padres, pero no podía ignorar mis verdaderos orígenes siendo parte de un reino del que sólo he leído.
Un pensamiento maduro entre mis ideas más infantiles como saber a quien me parecía más, cuál era la relación entre ellos y como surgió su amor que también estaban incluidos entre mis preguntas.
—Ustedes los conocieron y la verdad es que yo no tengo idea de cómo eran, ¿les molestaría... contarme? —pregunté un poco nerviosa por lo que responderían.
—Hay cosas que ni un libro ni palabras pueden describir, solo usted misma puede saber el amor que sintió de ellos, pero hasta que recupere sus recuerdos trataremos de ayudarla —dijo mamá con calma.
Ellos me hablaron con cariño y detalle sobre como se conocieron mis padres, sentía que era una historia que ya conocía, pero contada desde una perspectiva más íntima resultaba ser diferente y más auténtica.
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El Destino De La Señorita
Fantasy¿Logrará vencer el destino que le espera? Justo antes de su cumpleaños, un día de primavera. Al iniciar la preparatoria se espera que exista amor, amistad y anécdotas en la rutina. Para Lya un hechizo que no sabe que posee podrá cambiar sus planes y...