—¡Su majestad! ¡Su majestad! —escuché los llamados de la señora Emily que llegaban desde el otro lado del palacio a una velocidad increíble para alguien de su edad.
—Parece que hoy si está molesta contigo, también te lo dije; solo se preocupa por ti —comentó Vivian añadiendo una pila más de documentos a mi escritorio.
—La señora Emily no puede molestarse conmigo, además ya le había dicho que quería encargarme de esto por mí misma.
—Bueno, de igual modo no aceptará quedarse sin hacer nada.
Tocaron a la puerta con un singular melodía de tres toques.
—Adelante.
Las puertas se abrieron observando sus cabellos grises algo despeinados y una mirada cansada por el recorrido, a su lado estaba Pam quien presumo la había estado siguiendo. Enderezó su postura saludando con una reverencia como si no la hubiese escuchado llamándome lo que me pareció un poco divertido compartiendo una mirada cómplice con Vivian.
—Señora Em, ¿en qué puedo ayudarla?
—Su majestad, ¿cómo pudo hacerme esto? Dijo que estaría en la oficina del lado oeste y cuando llegué no se encontraba.
—Estuve allí, pero luego tuve que irme por algunos preparativos que debía atender.
—Recorrí todo el palacio buscándola, fui a su salón de lectura, a las otras oficinas, incluso en la cocina me dijeron que no sabían dónde estaba, la busqué exhaustivamente en todas las habitaciones que frecuenta, en un punto creí que había desaparecido.
Sus preocupaciones eran desmesuradas, ciertamente había estado evitándola, pero no era tan grave como para pensar en una situación como esa considerando que estaba acompañada.
—Cómo cree esas cosas si Vivian está prácticamente siguiéndome todo el...—aclaré mi garganta para corregir mis palabras ante su mirada —Ehem... acompañándome todo el día, eso sería imposible.
—Su majestad.
Sonreí —No debió preocuparse tanto, todo está bien, lo hice porque la vista en esta habitación es mucho mejor para pensar —mencioné en un tono relajado.
—Ni siquiera ha podido apreciar la vista porque tiene una montaña de documentos que le falta revisar— intervino Vivian, sin duda estaba del lado de la señora Em en esta ocasión.
—Su majestad, usted tiene muchos asuntos que atender y un poco de manos extra resultarían de gran ayuda —la voz de Pam sonaba animada.
Sin dudas estaba algo atareada con los preparativos de esta gran celebración en conjunto con la inauguración de la nueva universidad, sin embargo, quería encargarme de esto personalmente, lo sentía mi deber más importante desde mi actual posición.
Acto seguido, sentí sus miradas de petición rodeándome lo que ya no me sorprendía.
—De acuerdo, ¿pueden encargarse de las invitaciones?
Una sonrisa victoriosa se formó en sus rostros asintiendo, Vivian tomó la lista que le entregué y el diseño de la tarjeta.
Llevar atendiendo los asuntos reales desde hace diez años me otorgaba la experiencia necesaria para considerar cada vez más sencillos ciertas tareas, salvo en ocasiones donde continuaban los problemas
Llevaba atendiendo los asuntos reales hace 10 años de los cuales ya me había convertido en la reina hace más de seis años y las tres personas que ahora me rodeaban se habían mantenido a mi lado en todo este largo camino ayudándome en los compromisos reales junto con mamá, que ahora se encontraba en unas merecidas vacaciones.
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El Destino De La Señorita
Fantasia¿Logrará vencer el destino que le espera? Justo antes de su cumpleaños, un día de primavera. Al iniciar la preparatoria se espera que exista amor, amistad y anécdotas en la rutina. Para Lya un hechizo que no sabe que posee podrá cambiar sus planes y...