Pasados los días de mi periodo y sintiéndome con mayor comodidad seguimos con el entrenamiento.
—¡Lya, arriba!
Conforme a su indicación realicé un movimiento que en lugar de impactar en su rostro solo direccioné a un lado rozando su oreja. No fue exactamente la misma energía necesaria para acertar un golpe, pero fue lo suficiente para concentrar una porción de la esencia mágica que percibía dentro de mí.
—¡Lo logré! —exclamé a la vez que los rayos dorados en mi cabello desaparecían lentamente.
—Bien hecho —felicitó Todd con una sonrisa.
—Es un avance bastante bueno, diez segundos serán necesarios para una demostración frente a los nobles —habló la señora Grein sin moverse desde su punto de vigilancia a un par de metros.
Ya no teníamos demasiado tiempo, quedaba un día antes de regresar al palacio para coordinar los últimos detalles de mi presentación oficial, que siendo sincera estaba poniéndome nerviosa.
—Avanzaré todo lo posible en lo que me queda de tiempo para asegurar que podré mantener ese tiempo.
—Muy bien, alteza —inclinó la cabeza levemente y dió la señal para retomar el ejercicio.
En el castillo, todo transcurría con tranquilidad y también era buena experiencia para dirigir un ambiente pequeño. Alicia me había otorgado cierto nivel de autoridad frente a las doncellas y el vicecapitán hizo lo propio con algunos caballeros.
—¿Estás nerviosa por el día de tu presentación a Cramwer? —preguntó Todd tomando un bocadillo de la mesa de centro.
—En momentos así ser un robot no estaría tan mal —respondí divertida.
—Podría ser, pero entonces según las reglas no podrías ser la princesa —habló con seriedad.
—¿Hay reglas así? —cuestioné impresionada abriendo mucho los ojos, para luego recién notar su broma y apenarme por mi ingenuidad cubriendo mis rostro con las manos y caer de lado en el sillón.
Él empezó a reír —Sabes, ser ingenua no es tan...
—No uses frases clichés ahora cuando acabo de morir de la vergüenza —manifesté provocando a un mas su risa.
Era tan contagiosa que terminé uniéndome, hablar con él seguía siendo tan divertido como cuando regresábamos juntos de la escuela antes de descubrirlo todo. Se retiró luego de unos minutos para seguir entrenando con Alicia y el vicecapitán, ellos estaban igual esforzándose mucho en estos días.
—¿Puedo traerle algo más, señorita? —preguntó Raquel, una doncella cerca a los treinta años que me acompañaba cuando Pam realizaba otras tareas.
—Es todo, gracias por tu trabajo —sonreí mientras la veía retirarse cerrando la puerta
Podía dar indicaciones con más naturalidad, pero continuaba siendo un poco difícil cuando se trataba de alguien mayor que yo porque en el mundo que me habían criado la mayoría de adultos no recibían órdenes de adolescentes
En cuanto al joven Henry, como dijo Alicia su presencia parecía ser la de un fantasma, a veces lo escuchaba caminar por los pasillos, veía luces encendidas en salones aislados y al entrar a ciertos habitaciones encontraba tazas de té vacías o libros sobre las mesas de centro, parecía ser toda una película de terror con un fantasma tan flojo que a penas salía a tomar el sol.
—Señorita, la cena está lista —me despertó de mis pensamientos Raquel.
—Sí, gracias.
Me puse de pie a caminar, aunque ya no para seguirla porque aprendí el camino al recorrerlo varias veces.
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El Destino De La Señorita
Fantasy¿Logrará vencer el destino que le espera? Justo antes de su cumpleaños, un día de primavera. Al iniciar la preparatoria se espera que exista amor, amistad y anécdotas en la rutina. Para Lya un hechizo que no sabe que posee podrá cambiar sus planes y...