Me impresioné mucho al verlos ponerse de pie de manera tan organizada en el momento que pisé el último escalón de la escalera, pero me sorprendió más el que continuaran todos en sus mismos lugares sin parecer que se hubieran movido un milímetro a excepción del joven Henry y Todd que no se encontraban.
—¿Por qué... se quedaron esperando?
—Su alteza, usted no nos pidió que nos fuéramos así que nos quedamos por si tenía alguna otra duda que podamos responder —respondió el señor Grein con mucha amabilidad.
Sus palabras para mi ligero disgusto me hicieron pensar que tenían razón, no creí que serían tan atentos a un protocolo que yo no entendía por completo.
—Bueno, es correcto... pero no creí que...
Se quedarían por tanto tiempo abrumándome con su insistente mirada de querer hablar conmigo y resolver sus preguntas cuando ni yo misma resuelvo las mías.
No sabía como explicarme de manera adecuada sin sonar grosera.
—Pedí comida así que estará aquí en un momento —anunció el joven Henry de improviso regresando del patio trasero junto a Todd y luego desviando la mirada a todos en la habitación continuó sin reparo —Pueden hablar luego de comer un poco, debe estar agobiada y no creo que estén colaborando mucho —para luego salir de nuevo con abundante calma.
Aliviada por su interrupción supe que palabras elegir esta vez —Primero comamos antes de continuar.
Me dirigí a la cocina para sacar cubiertos y servilletas, Todd se acercó para ayudarme —¿Crees que fue buena su intervención? —me preguntó.
—Creo que al igual que yo todos estamos de alguna manera hambrientos por todo lo que ha pasado —solté mis tensiones junto con un suspiro.
Al menos durante los minutos de espera pude mantenerme tranquila en la cocina.
—Llegó la comida —avisó mi hermano acercándose por un vaso de agua.
—Vasko ¿pueden ayudarme colocando los vasos en la mesa? —pregunté con un par de tenedores en una mano y el paquete de servilletas en otra, él y Vivian que se acercaba se miraron entre sí y asintieron sonriendo.
Fui al comedor donde estaban ya repartiéndose los recipientes, el ambiente se tornó más animado con la colaboración de todos y al observarlos de reojo me trajo tranquilidad notar que las miradas de antes habían reducido su intensidad.
Estando servido todo y dispuestos a sentarse la ausencia de Henry, aunque no muy notoria, se sentía por lo que fui a llamarlo. En el momento en que me vio no me permitió si quiera decir algo porque fue el primero en hacerlo.
—Descuida, ya pagué la comida si bienes a pedírmelo, pueden comer sin problemas —mencionó, su tono era extraño, más bajo y reservado sin un ligero aire arrogante como por lo menos esperaba, más bien hasta podrías describirlo como triste. Además, me transportó a un lugar por completo diferente al no acercarse si quiera a lo que pensaba decir.
Solté un gran suspiro —Que extraños pensamientos circulan por su mente.
—¿Disculpa?
—¿De veras cree que vendría a pedirle dinero? No está ni cerca y es más, si fuera dinero de lo que vendría a hablar sería yo dándole dinero a usted por lo que ha gastado.
—¿Entonces qué querías decirme? —lo tan real que se sentía su confusión me impresionó.
—Venía a avisarle que servimos la comida, eso es todo —dije algo impaciente —¡Vaya! ¿No dijo antes que su desconfianza tenía límites? Pues ahora parece muy extrema —dije exagerando un poco al final.
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El Destino De La Señorita
Fantasy¿Logrará vencer el destino que le espera? Justo antes de su cumpleaños, un día de primavera. Al iniciar la preparatoria se espera que exista amor, amistad y anécdotas en la rutina. Para Lya un hechizo que no sabe que posee podrá cambiar sus planes y...