Capítulo 30 La pieza faltante

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Dejé la tiara sobre el tocador para poder cambiarme con el atuendo que había elegido. Una linda blusa celeste de mangas acampanadas, una falda gris con vuelo que se prolongaba hasta las rodillas  y botines negros, algo que consideré bastante cómodo que aún conservaba elegancia. Abrí el cajón para obtener el brazalete plateado que había recibido, el cual observando detenidamente la inscripción que tenía me coloqué en la muñeca izquierda considerando que quien fuera la persona que me lo envió, le gustaría mucho que lo llevara puesto el día de hoy.

Estaba lista cuando miré la tiara en mi tocador, me senté un momento para admirar a detalle lo realmente bonita que era, con todos sus detalles y gemas de fantasía. Bajé llevándola en mi mano para dejarla en algún lugar visible en la sala y choqué con mi padre, quien subía apurado a cambiarse, a media esalera.

—Vaya, Lya te ves hermosa—sus palabras no fueron dichas en el mejor tono, pero las aprecié mucho.

—Gracias —dije sonriendo con timidez.

—No me tardaré mucho, mira cómo quedó todo —mencionó subiendo —¡Oh! Y arregla algo si quedó mal —agregó poco confiado en sus habilidades de decoración.

Asentí y bajé rápidamente con mucha curiosidad de lo que había estado haciendo. El comedor, la sala y hasta la cocina, todo lucía impecable mostrando un ambiente primaveral, cálido y acogedor. Dejé la tiara en la mesita cerca de los sillones y cambié los individuales por los que mamá me había indicado antes de salir, también ordené las cosas que papá había puesto en lugares incorrectos en la cocina. Tocaron a la puerta cerca de las 2pm como observé en el reloj de la sala mientras me acercaba a abrir.

—¡Ya llegamos! —exclamó emocionada mamá.

Llegaba junto con Alicia y el joven Henry, a quien no veía desde la fiesta de la señora Grein, trayendo consigo una caja cuyo contenido no lograba verse y los invité a pasar.

Alicia usaba jeans de color gris y una blusa larga azul que resaltaba su cabello rubio — ¡Feliz cumpleaños señorita! —felicitó acercándose a darme un fuerte abrazo, me trataba como una niña solo por ser unos meses mayor que yo.

Se dirigió a la mesa llevando a Henry del brazo que pronunció —Feliz cumpleaños — con el mismo tono serio pasando muy rápidamente jalado de la muñeca por Alicia que lo llevaba a sentarse, lo consideré amable.

Entonces voltee a ver hacia afuera, Felipe se acercaba junto con sus padres y el joven Francis, su hermano mayor, los saludé desde la puerta agitando mi mano, al llegar me felicitaron amablemente y Felipe se acercó para darme un inesperado beso en la mejilla —Feliz cumpleaños —dijo para luego entrar, asentí un poco incómoda y tal vez sonrojada.

Alicia se acercó por detrás con un abrazo y colocando algo sobre mi cabeza que sostuve por reflejo.

—Tu mamá dijo que debías usarlo hoy —mencionó con una sonrisa para nada inocente, veía a través de sus ojos que le estaba divirtiendo.

—Pero ya no soy una...

—La tiara le queda bien señorita —dijo gentilmente el joven Francis en forma de apoyo y no pude hacer más que agradecerle avergonzada.

—Es un regalo de mis padres —aclaré muy firme.

Entraron y me mantuve en la puerta por unos minutos esperando por Todd y sus padres, pero al no llegar, mi madre me llamó para que pasara cerrando la puerta.

Estábamos por empezar a almorzar cuando sonó el timbre, mi padre se puso de pie y abrió la puerta resultando ser Todd y su madre.

—Disculpen la tardanza —pidió la señora Grein con una sonrisa reflejando algo de pena.

El Destino De La SeñoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora