Capitulo 1 Un nuevo año

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Una nueva escuela significaba un nuevo año para mí, uno para conocer y hacer amistades que perduren hasta que sea una viejita adorable.

Pensar de ese modo es lo que ha mantenido mi esperanza durante las constantes mudanzas que realizamos, además, le otorga un poco de drama a mi rutinaria vida.

Mi nombre es Lya Dumber y este año cumpliré 16, pasando la mitad de mi adolescencia en Cramwer viviendo la vida lo más tranquila y memorable posible antes de llegar, al menos como lo muestran las películas, a la alocada juventud y estresante adultez.

Mis padres decidieron volver al lugar donde nací luego de que el contrato de mamá en la escuela donde trabajaba terminara, al estar cerca de mis hermanos lucía como una buena opción.

Antes solíamos ser cinco los que estábamos en casa, pero desde hace algunos años sólo éramos los tres, porque los mellizos, mi hermano y hermana mayor, están en la universidad llegando a veces de visita unos días, y un tiempo más largo durante las vacaciones.

Estudio en la escuela Cramwer, la más cercana a casa y que a mis padres les agrada, mi primer día empezó con unas comunes frases.

—¡Apresúrate! ¡Se hace tarde! —dichas por nada más y nada menos que por mí en esta ocasión.

Se lo decía a mi padre, debía esperarlo ya que trabajaba en un hospital cerca de allí y sería quien me llevaría en mi primer día.

Estaba lista desde muy temprano, como nunca, debido a lo emocionada que me sentía por la promesa que me hicieron mis padres cuando era pequeña ante mis pedidos algo caprichosas de que podría terminar mis estudios en esa misma escuela.

Como las escasas mañanas que lograba levantarme temprano por mi misma, ayudé a preparar el desayuno práctico y a la vez saludable de mi madre, desayuné una taza de leche y un tazón de frutas picadas ese día.

—¿Nerviosa por tu primer día? —preguntó papá mientras conducía.

-Luego de más de diez veces ya te acostumbras- respondí divertida compartiendo risas. -Que me vengan a buscar a la salida es lo único que me mantiene nerviosa -me sinceré.

—¿Y eso por qué? —preguntó con inocencia.

—Papá ya no soy una niña —comencé a explicar—. La casa está a solo cuarenta minutos y muchos toman el mismo camino no es como si fuera a escaparme

—Vamos tú nunca te escaparías

—Exacto. Es lo que... espera, no actúes tan confiado se supone que deberías estar súper preocupado —a veces parecía que debía recordárselo.

Comenzó a reírse —Bien, bien, Lya Dumber como prometimos regresarás a casa sola, es momento de romper tu burbuja y veas el mundo por ti misma

Esas palabras por alguna razón no me hacían sentir cómoda

—No es que sea una hija de papis tampoco, conozco el mundo hace mucho —dije con seguridad.

—¿En serio lo crees?

—Lo necesario —reflexioné obteniendo una sonrisa misteriosa de su parte.

Pasados unos segundos ya habíamos llegado, sentada desde el asiento del copiloto, observé el hermoso edificio de dos pisos, grandes ventanas y bellos jardines al frente, fue una buena primera impresión, tuve un flechazo.

—Ten un buen día —expresó mi padre despidiéndose cuando bajaba y asentí antes de que se fuera poniendo en marcha el auto en dirección al hospital.

El Destino De La SeñoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora