En los días que siguieron no hubo un gran cambio en mi rutina. Me preparaba para ir a la escuela como todas las mañanas y luego de tomar la comida más importante del día salía a encontrarme con Todd para ir junto con mi papá a la escuela, a veces llegaba tarde porque mi padre tardaba mucho, pero nada más aventurero que eso, las clases eran tranquilas, entendibles, aprendí nuevos temas y me inscribí en un taller para, en en los recreos, poder ayudar en la biblioteca a los alumnos de mi grado u otros menores que no lograban entender alguna clase.
Un día llamaron a los más altos promedios del colegio y nos llamaron a Jason Nate del salón B y a mí, mis compañeras gritaron tanto cuando salimos de nuestros grupos que ambos tuvimos que taparnos los oídos aunque sin ser exagerados, algunos compañeros decían que ya sabían que nos llamarían de forma inoportuna, sin medir el tono de sus palabras, como si nadie más pudiera lograrlo. Aunque al llegar a oír esos comentarios solo desviaba la mirada ignorándolos por lo impertinente que eran, luego de un momento sin parar Alicia y Felipe los hicieron callarse, ella dándoles un pequeño golpe en la nuca y él hablando con más calma lo que hizo que Jason y yo riéramos por lo bajo viendo la escena.
Al encontrarnos al frente nos felicitamos mutuamente por habernos visto en ocasiones, nos regalaron un estuche de lapiceros que estaban forrados con distinto papel de regalo y al acabar la formación nos tomaron unas fotos para la página de la escuela, así los días que pasaron fueron bastante buenos porque aprendí nuevas cosas, pero también demasiado tranquilos.
En los recreos Jean que era un año menor, pero lo suficientemente alto como para lucir mayor invitaba de la manera más adorable posible a Celeste a caminar, o tal vez yo lo veía así porque me recordaba a un niño.
—Celeste, ¿cómo lo conoces? —interrogó Alicia curiosa al igual que yo.
—Es mi vecino —respondió sin rodeos —Su mamá me pidió que lo ayudara durante las vacaciones, Lya ¿recuerdas que de pequeñas él y su mamá venian a recogerme? —hizo memoria con una mirada inocente.
Alicia y yo cruzamos miradas mientras buscaba en mis recuerdos.
De pequeñas a ella la buscaba una vecina al salir de la escuela y su hijo se llamaba... claro era él.
—¡¿El pequeño Jean?! —exclamé sorprendida recordando su rostro infantil lo que provocó su sonrisa.
Asintió repetidas veces —Sí, creció bastante en estos años ¿no? —usó el mismo tono como si para ella no fuera tan sorprendente.
—Bueno sí, pero sigo sin poder verlo más que un niño adorable —comenté.
—Sabes, tambien lo pensé es como un adorable bebé —contribuyó Alicia haciendo gestos lindos.
—Por favor ya no se burlen, si las escucha se pondrá mal —pidió Celeste pensando en Jean.
—Perdón —nos disculpamos como si mamá nos regañara.
—Iré con él, nos vemos luego —se despidió alejándose.
Comenzó a salir con Jean muy seguido y Alicia pasaba mucho más tiempo conmigo en la biblioteca, además tenía un motivo extra ya que Todd siempre estaba allí y ella intentaba coquetear con poco éxito, además sé que sonora algo malo, pero era muy gracioso ver como literalmente lo perseguía por todo el lugar mientras él solo sonreía con una ligera incomodidad.
Felipe salía con un grupo de tres amigos, entre ellos Pierce Jacobs el chico más alto de mi grado con 1.79m a diferencia del 1.67m de Felipe y mi 1.60m, llevaba el cabello castaño casi siempre despeinado y su característica más resaltante eran sus claros ojos azules, en resumen era bastante difícil para él pasar desapercibido.
Harold Greenpeace el mejor deportista varón del grado con 1.68m ojos color miel y un cabello ligeramente rojizo, había ganado varias medallas en todo el año, era un buen chico, lo conocía debido a que estábamos en la misma aula y lo ayudaba en ocasiones con el deporte que menos practicaba, arquería, en el que era bastante buena desde niña volviéndonos amigos, aunque era atractivo también era muy tímido con las chicas.
Jason Nate era su mejor amigo, y también estaba con ellos, un chico muy divertido y bueno en las asignaturas de 1.65m siempre estaba con un libro sonriente mientras le brillaban los oscuros, pero a la vez cálidos ojos marrones, sabía un poco de los tres pero lo demás me lo dijo Alicia cuando pregunté quienes eran la primera vez y luego fui poco a poco conociéndolos.
Revisando los libros de la biblioteca encontré una copia del que estaba leyendo en uno de los estantes, revisé la portada y estaba por leerlo cuando tocó el timbre, los siguientes días no leía mucho porque siempre tenía que dar clases por lo que casi pude leer solo dos páginas en el colegio pero tenía mayor tiempo en casa, continuó la tranquilidad todo agosto y se acercaba cada vez más el cumpleaños de la madre de Todd.
Luego de comentarles a mis padres la invitación que Todd me había dado mi madre se emocionó mucho porque estaba decidida a comprarme un vestido
—No es necesario en serio —le dije con cortesía pero no podía evitar que de todas maneras lo hiciera.
Fuimos una semana antes, el 16 de agosto por la tarde y aunque al inicio no estaba muy emocionada revisando algunos vestidos algo cambió cuando vi un bello vestido en el fondo casi apartado junto con otro tipo de vestidos más extravagantes.
Era muy simple y refinado de un delicado color turquesa hasta las rodillas con encaje y detalles florales en la basta que me encantó al verlo, mi madre se dio cuenta de ello e hizo que me lo probara no tuve que seguir buscando porque ese vestido era a pesar de lo que la señorita de la tienda dijera —Tenemos otros más bonitos que te quedarían perfecto -—con una voz aguda y muy forzada debo admitir, el más bonito para mí.
Salimos de la tienda para seguir recorriendo la plaza en busca de un vestido para mi madre y buscar un regalo para la señora Grein en el camino observé a una mujer pidiendo limosna sentada en la acera busqué en mis bolsillos encontrando algunas monedas, me acerqué y se las dejé en la pequeña caja que tenía al lado
—Tenga, espero que le ayude en algo —dije con un sonrisa ella me miró tomó mi mano.
—Muchas gracias señorita estoy segura que le pasarán grandes cosas por este detalle —dijo formando una sonrisa con los labios y entrecerrando los ojos yo solo atendí a sonreír —Grandes cosas —la escuché susurrar con un tono de voz diferente aunque muy familiar mientras me iba, estaba por voltear, pero mamá me llamó para que no me retrasara.
Llegamos a casa cerca de las 8:00pm muy cansadas por haber caminado por tanto tiempo, a la señora Grein le compramos un juego de tazas de té que mi madre pensó era la mejor elección, dejamos las bolsas en las sillas del comedor y subí la bolsa con mi vestido a mi habitación para guardarlo en mi armario.
Luego bajé a cenar lo que mi padre con tanto entusiasmo había preparado para luego de manera muy vergonzosa verlos coquetear, fue tan empalagoso que pedí permiso par cenar en mi cuarto, aceptaron y subí riendo las escalera.
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El Destino De La Señorita
Fantasía¿Logrará vencer el destino que le espera? Justo antes de su cumpleaños, un día de primavera. Al iniciar la preparatoria se espera que exista amor, amistad y anécdotas en la rutina. Para Lya un hechizo que no sabe que posee podrá cambiar sus planes y...