Capitulo 22 El baile

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En ese preciso momento la música se detuvo y el reflector apuntó a la entrada del salón, ambos miramos hacia esa dirección porque estaba entrando la señora Grein con un bello vestido azul que la hacía lucir muy hermosa, elegante y más encantadora que de costumbre, tomando del brazo a su acompañante el señor Braker muy elegante también, ambos con una linda sonrisa en el rostro, pero no había señales de Todd por ninguna parte.

Se acercaron hasta el centro del salón seguidos por el reflector, cuando se detuvieron empezaron a decir unas palabras y todos prestaron mucha atención.

Era una de las habilidades que más me gustaba de ellos siempre lograban captar la atención de quien los escuchara y sus palabras tenían tal armonía que nadie se aburría manteniendo su atención en ellos.

Al finalizar ambos pasaron al centro del salón para empezar a bailar un lindo vals poco a poco veía como la gente se acercaba a acompañarlos.

—Lya —me llamó Felipe y al voltear noté que tenía la mano extendida hacia mí —¿Te gustaría acompañarme en este baile? —preguntó inclinándose, yo sonreí e hice una reverencia.

—Con gusto —respondí tomando su mano para ir al centro del salón.

Puse mi mano en su hombro y él en mi cintura comenzando a mecernos, luego a girar lentamente, me veía a los ojos con una sonrisa y yo me dirigía a los suyos, que brillaban por las luces, con una expresión neutral.

Me levantó de la cintura unas dos veces, era divertido aunque evitaba mostrarlo por completo expresando solo una leve sonrisa, en un momento que desvié la mirada de su rostro voltee observé a una mujer encapuchada entre la gente, inmediatamente una imagen apareció en mi cabeza.

El momento en que encontré a Celeste llorando porque Felipe había terminado con ella. Llegó en un impacto que hizo soltara su mano con rapidez

—¿Lya? — preguntó por mi reacción.

—Perdón —me disculpé ocultando mis manos —Debo irme un momento— le dije retrocediendo y volteando para caminar muy rápido, él se quedó allí de pie, lo que agradecí mientras otra chica le pedía bailar.

Me detuve al colocarme detrás de la pared más cercana, mi respiración comenzó a agitarse y mis ojos empezaron a arder. Intenté calmar para evitar llorar, no me gustaba que mamá pudiera verme así porque conocía su reacción por lo que había estado conteniéndome muy bien desde hace años. Logré hacerlo y luego de unos minutos cuando ya estaba volviendo a entrar alguien pasó, sin darse cuenta de que estaba allí, apresuradamente saliendo del salón alcanzando a empujar mi hombro con fuerza haciendo que cayera hacia atrás.

—Te tengo —expresó Todd que apareció sujetándome de la caída —¿Te encuentras bien? —preguntó ayudándome a reincorporarme.

—Sí, gracias —respondí en voz baja por mi garganta seca, estaba vestido con un terno gris, apenas podía verlo de frente.

—¿Tienes sed? —abrió el morral que cruzaba por su hombro —Ten —me ofreció una pequeña botella de agua.

—No había visto una botella de este tamaño y modelo —comenté tomando un sorbo, no era problema el agua más bien era curioso que fuera incluso más pequeña que la palma de mi mano. 

—No son muy comunes, pero si existen —aseguró con firmeza y no intenté contradecirlo.

—Claro, es que no salgo mucho, gracias —le dije señalando la pequeña botella.

El Destino De La SeñoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora