Capítulo 9 Un día normal

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La siguiente semana empezaban nuevamente mis clases en la escuela y yo estaba muy emocionada.

—¿Por qué tuvo que pasar tan rápidooo? — estiré mis brazos sobre la mesa, chocando mi mentón en esta.

—Creí que habías dicho que estabas emocionada cuando hablaste con Vivian —recordó mamá con una manera divertida, sabía que por dentro se estaba riendo.

—Pues sí, pero... ya estar ocupada solo por la tarde con las clases extra era mejor que estar ocupada todo el día —expliqué —Además, no podía decirle eso a Vivian creería que me la estoy pasando mal, se toma las cosas muy literalmente

—Si es verdad —rio —¿Y cómo lo estás pasando?

—Creo que este va siendo el mejor año —mostré mi más sincera sonrisa.

Subí a alistar mi uniforme y mi mochila el viernes para poder descansar sábado y domingo tranquilamente, mi madre salió a trabajar ese día y yo me quedé en casa con mi padre, entonces como hace mucho no pasábamos tiempo juntos decidimos darnos la mañana libre salimos al parque y pasamos un lindo momento de padre e hija. Al regresar a casa jugamos varias partidas de ajedrez y me enseñó pinturas de cuando era niña, no teníamos fotos de su boda ni de cuando yo era bebé, nosotros teníamos pinturas y al preguntarle la razón de ello a mis padres solo decían que no tenían una cámara y la primera fotografía que tomaron fue cuando tenía 6 años con un vestido de princesa de color celeste con detalles en plateado y con un cinturón de color negro con el que me dijeron me disfracé para mi cumpleaños.

Emocionado continuó contando —Te veías linda junto a su majestad —mientras sonreí, por instinto voltee sorprendida al escuchar esas palabras, luego papá se dio cuenta de lo que había dicho fue corriendo a la cocina y trajo una taza.

—Toma, la señora Grein compartió un poco con tu madre.

—¿Qué es? —pregunté  poniéndome de pie.

—Es un té bueno para tu salud ya que has estado débil, como tu padre y médico pienso que te hará bien —dijo extendiendo su brazo, su cálida mirada llena de seguridad me hizo declinar así que tomé la taza y la bebí —Perdóneme —escuché decir mientras mi cuerpo se adormecía.

Desperté de pronto, me había dado un repentino sueño luego de las partidas de ajedrez supongo por el excesivo trabajo mental aunque fue muy relajante, mi papá continuaba a mi lado algo nervioso, sonreí apenada diciendo en broma —No me despertaste porque iba a ganarte la siguiente ¿no? —haciendo que sonriera y tomé la tabla junto a las piezas en la mesita, al acabar subió porque dijo que se sentía cansado y yo me quedé viendo televisión.

Sentía mucha sed así que me preparé una manzanilla tibia mi favorita y la bebí mientras revisaba algunas recetas del libro de mi madre en la cocina, a la 1pm almorzamos y luego salí al patio de atrás porque el clima estaba bellamente nublado, me senté en la mecedora azul que teníamos a seguir leyendo el libro de la abuela, me faltaba muy poco para terminarlo aunque ya conocía el final porque un gusta mío de leer el final de un libro primero.

"Entonces la Maga tomó del brazo a la princesa Limber adentrándose en su cueva, la sentó sobre una roca y empezó a observar su rostro con intriga entonces con una dulce voz la princesa dijo -¿Usted no quiere asesinarme verdad?

La maga se acercó, la vio a los ojos con una mirada aterradora pero la pequeña le sonreía en lugar de asustarse, volteó y confesó No tengo opción —vio nuevamente a la niña y su dulzura impidieron que la Maga la asesine en ese momento, como simplemente no podía dejarla ir decidió lanzarle un hechizo que la pondría a dormir sin envejecer junto con todo el reino durante muchos años haciendo que ella con un niño más perdieran sus recuerdos.

Leyendo el contenido del hechizo grabado en el salón se dedujo que un día despertará y el día de su cumpleaños número 16 podría recuperar sus recuerdos, pero tres días después permanecerá dormida para siempre y solamente con el acto de amor más puro despertará, todos en el reino se durmieron inmediatamente incluyendo a su amigo el príncipe Phillip que había llegado de visita excepto un niño caballero que usó sus poderes para protegerse junto con sus padres con su campo de fuerza antima..."

—¿Qué está leyendo señorita? —preguntó Todd que se acercó a mí por detrás aunque no me asustó porque ya había sentido su presencia, y le mostré la tapa del libro —El hechizo de la princesa —leyó lentamente en voz alta —Se ve interesante —comentó. Le di el libro para que leyera el argumento escrito en la parte de atrás, lo abrió y leyó con la mirada el final, notó que lo veía intrigada entonces me dijo —Es que me gusta leer el final de un libro antes de iniciarlo—y sonrió, vio el libro nuevamente y agregó —No se preocupe señori... Lya, no te contaré te lo prometo.

—No te preocupes, ya lo leí también —expresé volviendo a tenerlo en mis manos—¿Con quién crees que quede ella? —pregunté mirándolo.

—No lo sé, no entiendo mucho de libros de cuentos de hadas —dijo, le comenté que en la parte final que había leído no decía claramente si se quedaba con alguno de los dos así que quería conocer su opinión.

—A quién más te refieres creo que hasta un inexperto como yo entiende que se quedará con quien rompa su hechizo —dijo —Y ese sería el príncipe ¿no? —agregó.

Me había involucrado mucho con ese libro y noté que decía que habían dos príncipes en la historia aunque uno parecía tener mayor protagonismo, además estaba del guardián de la princesa por lo que alguno de ellos podía ser su salvador, pero no especificaba cuál.

Siendo honesta prefería que lo rompiera por su cuenta dejando de lado los clichés volviéndolo un bello empoderamiento femenino.

Luego de varios minutos de debate dejamos de lado el tema del libro y empezamos a hablar sobre otros temas como la música o algo sobre el colegio, era muy divertido hablar con él y me gustaba estar con alguien que me entendía bien —Por cierto, Todd ¿Cómo entraste aquí?

—Mis padres salieron, estaba aburrido y vine a visitarte, tu padre me abrió la puerta y dijo que estabas aquí —respondió.

Nos quedamos afuera hasta cerca de las 6pm luego entramos porque parecía que iba a llover. Unos minutos después tocaron a la puerta y resultó ser su mamá avisando de que ya habían regresado y que iban a cenar, se despidió moviendo la mano y yo hice lo mismo.  Fui a la cocina a servirme un vaso de leche tibia y un pan con palta que comí en mi habitación antes de dormir.

La mañana siguiente desperté por el sonido de mi teléfono que estaba en la mesita al lado de mi cama, lo encendí y vi que Felipe me había escrito 3 mensajes que decían:

—Holaaa

—Te sientes mejor??

—Si te sigues sintiendo mal no tengo problema y salimos otro día

Me pareció algo lindo que se preocupara por mí, pero no lo suficiente como para crearme ilusiones. Me sentía bien y le escribí que sí iría, ya había dado mi palabra aunque realmente acababa de recordarlo, les avisé a mis padres y a mi mamá le pareció bien que fuera con Felipe, pero mi padre prefería que nos acompañara alguien más, les dije que le preguntaría a alguien y sabía exactamente a quien.

El Destino De La SeñoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora