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— Me vas a decir ahora, o tu querida hermana va a morir – la acorralo contra la pared para evitar que huyera – ¿dime que se trae mi primita Yoo?

— N-no lo sé, Somi, por favor... – sus ojos ya eran empapados con lágrimas de dolor, al pensar que su hermanita no pudiera tener el trasplante de corazón que tanto quiere – no tengo la menor idea, con las justas hablo con ella – se mordió el labio, encogiéndose al ver como los ojos de la contraria se volvían rojos de rabia.

— Bueno... – se alejó, suspirando, dándose la vuelta para tomar una gran bocana de aire y oír a sus espaldas como lloraba – tu hermana no conseguirá el trasplante – se giró, con las manos en la cadera, sonriendo al ver la cara de horror de Mina.

— Por favor Somi – se le acerco estando de rodillas, suplicando – no lo hagas, no la metas, ella no tiene nada que ver en esto, no hagas que muera.

— Dime lo que está haciendo Jeongyeon, ¡Ahora! – demando.

Mina se mordió el labio de cólera y frustración, agachando la cabeza, mientras toneladas de lágrimas eran apoderadas de sus majillas y ojos, quien iba a imaginar que So-mi empezara a sospechar y se las agarraría con ella y no con su prima, lo peor... tomar como beneficio la salud débil de su hermana de siete años.

Miyoi sollozo, limpiando con sus manos hechas puños y levantarse, para mirarla y suspirar.

— Intentare averiguar... – se mordió la lengua – pero con la condición de que te alejes del tema de mi hermana y no le hagas nada.

— Vale... – sonrió de lado – pero estaré vigilándote Mina-shi, no te saldrás con las tuyas, una palabra de esto y veras a tu hermana en la tumba – salió del salón.

La japonesa cayó al suelo para esconderse entre sus piernas, mientras se abrazaba a sí misma, la vida no era un cuento de hadas y lo notaba, no era como la princesa y el príncipe de cascabel, en este no había un final feliz.



...



Jeong-yeon caminaba con un libro en sus manos, mientras en la otra una manzana que ya estaba por terminar, no sabía lo que la rodeaba, lo único que tenía en mente eran fórmulas que le dio Momo ayer estudiaron en su casa, no eran fáciles pero tampoco complicadas, era solo leer bien.

— Tu mentira fallo. – parpadeo un momento al escuchar eso en su oreja, bajando el libro y gira a su derecha, a lo cual no hallo a nadie y miro hacia adelante y atrás, viendo un cuerpo femenino. Frunció sus cejas, cerrando el cuaderno y botando en un tacho la manzana.

Empezó a acelerar sus pasos para llegar a su salón, asombrándose por ver a sus compañeros rodear algo en el escritorio, acercándose y oír murmullos.

— No puedo creer lo que está sucediendo.

— Estamos igual Jackson, pero quien pudo contarle al director.

La peli corta empezó a avanzar con más ganas, pidiendo permiso para llegar al escritorio y al estar frente de eso, pudo observar no en la mesa, sino en la pizarra una hoja blanca, con sello en la esquina.

— ¿Qué es eso? – pregunto confundida.

— Alguien le revelo al director lo que estaba planeado, para retomar el examen – dijo Mina, jugando con su blusa – en la hoja esta un folleto de renuncia, para que lo firme el tutor.

Sapore dolce // JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora