La cocina era un desastre, y Jeongyeon no decía nada, porque la razón era muy bella.
Si aquellos niños sonreían eso solo bastaba, pero si sentía inquietud por ver como Jimin estaba totalmente manchado de harina y yema de huevo.
Y todo había empezado por el menor: Huening Kai, que según él era para vivir el momento.
Los mayores no se lo negaron y era por eso que el piso, la pared y se podría decir el techo, estaba todo desparramado.
— Uf... —suspiró la pelicorta al meter las galletas bajas en azúcar al horno por fin.
— Eso fue un reto —puntualizó Park al lado de ella.
— La verdad que no sé cómo vayan a salir.
El castaño se acerco cuando se enderezó, quería decirle algo pero sus palabras se le atoraron cuando Jeong Yeon giro su rostro, quedando lo suficientemente cerca como para apreciar sus pupilas.
— ¿Jeongi eso es lo que llaman amor? —susurro el pequeño Kai, mirando como los mayores no se alejaban
— No sé, pero el super tigre y la mujer ardilla a veces se miran así —parpadeo varias veces, batiendo sus pestañas— claro que luego uno tiene que ganar con su ataque.
— Bueno, hay que molestarlos —Asintieron decididos, viendo que gestos harían, por un lado el pequeño de risa histérica decidió hacer un corazón con sus brazos y Jeongi con sus dedos, contando— 3, 2...
— ¡UHHHH...! —gritaron, asustando a los otros que se separaron mirando a los menores— ¡EL AMOR ES HERMOSO, QUE SERA DE MI QUE MIS OJOS SIEMPRE VAN A TI!
— ¡Mirando tus brillantes estrellas! —Kai empezó a bailar con las manos extendidas hacia arriba y sus pies deslizándose de un lado a otro.
— ¡O QUERIDO AMOR...! —se tocó el pecho Jeongi sonriendo.
— Okey basta —freno Jeong Yeon, aguantando la vergüenza. Y no quería ver como estaba Jimin por eso tomo un gran respiro para luego soltarlo— Vamos a limpiar para luego decorar las galletas ¿les parece?
Y olvidando todo lo sucedido los niños asintieron.
...
El castaño se sentó en la hamaca de madera, y solo podía visualizar el pequeño arroyo que se formaba por la caída de un risco a lo lejos, también los árboles y varios bichos que hacían el momento más pacifico.
Soltó un bostezo y cerró sus ojos un momento.
Por un instante su cabeza recordó minutos antes donde decoraban las galletas para luego llamar a la pequeña Yuna, que deleito a todos con una hermosa sonrisa llena de felicidad. Se quedaron comiendo con aquellos tres niños que no paraban de contar sus juegos o anécdotas, para luego sonreír con sus ojos algo cansados, decidiendo entre Yoo y él que era hora de terminar todo para que vayan a dormir.
Sonrió por ese momento que hizo olvidar por un momento su pésimo ánimo esos días y que le ayudó mucho en ver que preparar algo, hacía realmente feliz de muchas maneras y que el aprecio con lo que se realizaba lo valía más.
En definitiva, iba a conseguir abrir su propio restaurante, donde las personas puedan ir para ser felices de diferentes maneras.
Abrió sus ojos, captando la luna llena, más dos estrellas al lado.
— Pensé que ibas a casa —metió sus manos en la pollera celeste. El clima era gélido pero también fresco, haciéndola temblar por unos instantes en los cuales se sentaba al lado de Jimin.
Solo pudo mirar de perfil para notar lo muy perdido que estaba y lo jodido que estaría. Pero sabía que no era un delito enamorarse de tu mejor amiga, lo malo era no decirlo o afrontarlo, porque en algún momento te ibas a arrepentir de no hacerlo.
Y era el momento a pesar de todo.
— Jeongyeon-
— Espera. —giró su rostro, dejando confundido a Park, pero ella solo sonrió débilmente— primero escucha —se sentó mejor para poder apreciar el rostro contrario— si lo vas hacer, voy a estar siempre contigo Jimin —el menciono enarco una ceja— yo no lo pude lograr pero espero que tu si —apoyo su mano en el hombro izquierdo— por que es demasiado complicado ahora que estás en esta edad y-
— ¿De qué hablas? —ladeo su cabeza.
— Para que abras tu restaurante —asintió— me preguntaste y no te di una respuesta justa, ahora te la doy.
Apretó sus labios asintiendo.
En algún instante pensó que se trataba de que sabía que le gustaba ella, pero eso solo era un pensamiento que ni valía tenerlo en su mente.
¿Por qué imaginar que iba a haber algo? la verdad que no costaba nada hacerlo, porque se volvía de algún modo más cercano el poder expresar sus emociones, y se sentía agotado de no decirlo, de no quitar esas ganas de gritar cuánto le gusta Jeong Yeon, aunque en sus palabras sea solo sea un mejor amigo.
Apretó sus manos en el pantalón, sintiendo el lugar un poco incómodo, pero era solo él, siempre era solo él el único que lo sentía.
— Me gustas.
Susurro, quedándose quieto al oír por sí mismo lo que había soltado sin querer.
Sus hombros tensos y la mirada perdida en el arroyo, viendo por el rabillo del ojo como Jeong Yeon había parado de hablar para ponerse de pie, a paso lento se empezó a alejar y asustado se paró rápidamente para tomar su muñeca por mero miedo.
Pero se quedó helado al ver como giraba su rostro con una ceja enarcada.
— ¿A dónde vas? —dijo Park con su respiración lenta pero su pulso a mil.
— ¿A dormir? —soltó una risa nerviosa— ¿Por qué? ¿Que paso? ¿No piensas ir a casa? ya es tarde y tu madre debe de estar preocupada Jimin.
El castaño parpadeo tres veces demasiado desconcertado por las palabras que había oído.
Y pensaba que era demasiado normal como para haber escuchado su confesión, dudando por eso en sí lo habría notado, pero estaba confundida y preferiría que ella misma lo diga.
Aunque, era un poco impaciente.
— Jeong Yeon —dudo un instante pero era en ese momento— ¿escuchaste algo?
— ¿Algo? —miro hacia otro lado, para reír de manera errática— la verdad que no Jim, ¿Estás bien? —alzó su mano para posarla en su frente pero el mayor detuvo su mano.
— Hace ratito-... en la banca-... —cada vez se le dificulta un poco completar la oración. Sintiendo los ojos de la pelinegra en él, esperando a que terminara de decirlo, pero se complicaba tanto que selló sus labios y sonrió— nada —soltó su muñeca que no había soltado y la mano que había detenido— creo que mejor será ir a casa. Y si, tal vez mamá está muy preocupada —suspiro— nos vemos —retrocedió un paso para darse la vuelta e irse.
Pero si Jimin hubiese pensado la distancia que los separa, se hubiera dado cuenta que realmente ambos eran un par de mentirosos.
Jimin por no aprovechar la oportunidad de confesarse y Jeongyeon por fingir no haber oído eso, porque realmente lo había escuchado, muy fuerte y claro.
Al fin y al cabo quien perdía siempre eran ambos.
Como dije en mi tablero, quienes hallan pasado por ahí, hable sobre lo agradecida que estaba en que Sapore Dolce llegara a 5K, y que me disculpaba por no estar tan activa en esta historia. También que haría lo posible por publicar algo esta semana, y aquí me tienen.
Enserio una disculpa, no tengo inspiración, se me ha ido, y siento que la estoy alargando más así que buscare una manera de acortarle y que no pase de 60 capítulos.
Los quiero mucho, y respecto al tema de la historia, siento no poder avanzar mejor la relacion del Jeongmin, pero hago lo que puedo enserio.
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Sapore dolce // JeongMin
FanfictionYoo Jeongyeon, era una niña con un solo propósito, ser una gran pastelera, pero nunca pudo cumplir su sueño, ya que a mitad de su niñes su querida abuela apareció de la nada y se la llevo con todo y custodia, y gracias a varios problemas anteriores...