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(Maratón 2/2)


El cielo era claro como nunca, empezando a sentir cálido por todos lado, el cielo no estaba iluminado por un sol, sino por el mismo color celeste que este brindaba y el ambiente no tan feliz pero cómodo.

En sus vidas pasaron todos los momentos juntos, empezando con una gran sonrisa en sus rostros de ambos y pequeñas lágrimas que se habían adelantado en aparecer para volver más conmovedor el momento sin querer, eran solo ellos dos en aquella escena sin interrupciones.

Sus pies aun congelados se pudieron mover con temblor y de un momento se encontraban corriendo el uno al otro gritando sus nombres el uno al otro.

— ¡JEONGYEON!

— ¡JI-JIMIN!

El ultimo nombrado casi se tropieza con una piedra pero pudo estabilizarse, pero sus ojos se abrieron en grande al ya sentir en brazos a su única y mejor amiga.

— Jiminie – susurro en el cuello del otro, aferrándose a la idea de que no era una imaginación suya, porque su mente estaría jugando con ella – te puedo ver, tocar... ¿enserio eres tú? – se separó para escanear cada lugar del contrario, lo cual se sentía tan pleno.

— Aunque a mí me cueste también créelo, soy yo – poso sus manos en las mejillas de Yoo apretándolas, para escuchar una risa – te extrañe mucho.

— Igualmente – sonrió con nostalgia, sintiendo sus mejillas más húmedas.

No se esperó información para volver a abrazarse con todas las fuerzas que el momento se les brindaba, riendo al pensar que por fin se podían ver.

— ¿Viniste a quedarte? – soltó Park, sintiendo tensa a la pelicorta – sí, ¿no?

Se separó lentamente con la cabeza gacha, juraba que quería quedarse pero no podía por más que lo anhelara.

— ¿Jeong-yeon?

— Lo siento Jimin – lo miro para agachar con vergüenza su cabeza y taparse su rostro con sus manos al sentir de nuevo sus mejillas húmedas – lo siento mucho por... por irme así sin más, no quería – movía su cabeza de lado a lado – nunca quise irme, ella es horrible, es doloroso cada día que paso en aquella casa con personas que empiezo a despreciar y tal vez esté haciendo caso omiso a las promesas que le hice a mi papá pero no puedo sopórtalo – levanto su rostro – no puedo Jimin.

— Está bien Jeonni, está bien – limpio el rostro de la menor con sus manos, aun siendo consciente que él también se tiene que limpiar el rostro.

— Prometo venir cada año, en este día, a esta hora – contesto desesperada – porque no pienso olvidarte, eres el mejor amigo que tengo Park – apretó sus labios.

Su corazón se conmovió tanto que no pudo evitar besar la mejilla de la más baja y trasmitirle su cariño en un brazo.

La señora Sung-Hi ladeo su cabeza amando el momento, sus ojos se posaron en los dos jóvenes con trajes, haciendo una mueca un poco disgustada por su presencia. BamBam y Wonho sintieron una mirada en ellos, levantándola y encontrando a la mayor con ojos filosos.

— ¿Por qué nos mira? – se acercó un poco a Lee para que lo escuche el contrario.

— No tengo la menor idea, pero me está incomodando mucho – sus manos estaban jugando entre si detrás de su espalda.

— No puedo creer con una mayor te allá puesto los vellos de punta – soltó una leve risa BamBam agachando su cabeza para no ser visto.

— No es momento – empujo su hombro con el alto a su lado.

Sapore dolce // JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora