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El trió de amigos se encontraba en el último piso de su escuela tomando su merienda que consistía en sándwiches y jugo de frutas, claro en los tres diferentes sabores.

Tomando el aire para dos de ellos y para una en un debate mental, no era su día, primero se levantó tarde, segundo... su querido amigo Jimin no la ayudaba con cumplir su promesa y tercero el estúpido de su enemigo le declara sus sentimientos, ósea... ¿Qué pasa aquí?

Pero prefirió no pensar en eso, y mejor en su restaurante de lujo, y una de sus metas se estaba cumpliendo, aparte de saber recetas claro. Su inglés iba mejorando pero no entendía una que otra cosa.

- ¿Saben inglés? – miro al frente.

- Y pensé que la perdimos – bramo Park, dando la espalda al barandal con los codos sobre él - ¿para qué quieres aprender inglés?, no estas ni en la universidad y ya quieres saber eso.

- Ahí lo siento retrasado de primera... - le hizo una mueca y miro a Taehyung que miraba a ambos – Tae.

- Oh... - se rasco la nuca – no se Jeongyeon, pero... ¿para qué quieres aprender inglés?

- Es que el inglés es lo esencial para poder abrir mi restaurante – tomo una bocanada de aire.

- Y... – se rasco la nuca esta ves Jimin – oye, no te quiero desilusionar.

- Si dices eso, si lo harás – se cruzó de brazos.

- Bueno, ¿no es muy pronto pensar en ello? –volvió a hablar viendo la reacción de Yoo que solo rodeo sus ojos.

- Soñar un poco no es malo, además desear algo con todas tus vidas se puede llegar a cumplir, aprendí a hacer postres Park y era mi primer sueño y lo cumplí – se levantó del suelo limpiando su falda que le llegaba a las rodillas y agarro su jugo de naranja, poniéndose en el centro de ambos - ¿tú no tienes un sueño? – miro al que pregunto.

- No... - se movió dando en cara todo Suwon – aun no pienso en eso, porque no quiero ilusionarme.

- ¿y tú Taehyung? –miro al de su lado izquierda que alzo sus hombros – par de idiota –les golpeo su nuca, recibiendo quejas de ambos – pero bueno.

- ¿¡HEY QUIEN HANDA AHÍ!?

El trió abrió sus ojos y empezaron a agarrar sus pertenecías.

- Pongámonos atrás de la puerta –susurro Kim y asintieron los otros dos.

La puerta se abrió de golpe y los escondidos cerraron sus ojos, respirando despacio para evitar ser escuchados. Park se asomó despacio de su lugar viendo libre el paso y les hizo señas a los otros que suspiraron, Yoo iba al medio de ambos y Kim al último, mirando de vez en cuando por atrás para evitar ser agarrados. Y bueno ya sea por su suerte o inteligencia salieron vivos.


(...)


Ya en su respectiva casa, avanzando hasta los escalones y quitándose los zapatos al entrar a su hogar poniéndose sus pantuflas blancas, camino dentro de esa, al parecer nadie había llegado y eso implicaba... cocinar para los tres, dejarles la comida, limpiar la casa y hacer sus tareas.

A veces ya le aburría su rutina y quería cambiarlo pero no podía, todo ya estaba calculado a la hora.

Dejo su mochila en su cama al caminar a ella y se quitó su corbata, su camisa y falda quedando solo en ropa interior, se puso un buzo verde oscuro y un polo blanco, salió de su cuarto y abrió el refrigerador sacando carne y cual quiere cosa que se le venga a la mente, dejo los ingrediente en la mesa y el teléfono de la casa empezó a sonar, se acercó a ello y contesto.

- Hola buenas tardes, habla Jeongyeon ¿con quién me comunico?

- Buenas tardes habla el departamento de emergencias usted es pariente de Yoo Chang-joon.

- Mmh... si... - hizo una mueca de desaprobación – habla su hija menor.

- Disculpe, pero ¿se encuentra alguien mayor de edad en casa?

- No, mi hermana mayor se encuentra en una filmación, ¿quiere su número? – era demasiado inocente alguien de trece años y nos damos cuenta justo ahora.

- Si no es... -se escuchan ambulancias al otro lado – si no es molestia.

- Está bien, espéreme un momento.

Yoo corrió al cuarto de su padre y busco la libreta que tenía ahí si una emergencia pasaba, y al parecer esa era una, busco en los cajones y la encontró, era uno color caqui con una pita marrón y hojas color piel, salió del cuarto y tomo el teléfono de nuevo.

- ¿Sigue ahí? – hablo Yoo.

- Si jovencita, tiene el numero – al otro lado de la línea la doctora estaba rompiéndose el corazón y no era bueno dar esta noticia a una niña.

- Bueno le dicto y apunta – abrió las páginas y hallo el número de su hermana – es 135... 2348... 601 – espero y espero.

- Bueno eso es todo, gracias por su cooperación...

- ¿Paso algo? – apresuro a preguntar.

- Mmh... no es bueno que usted sepa.

- SI se trata de mi familia creo que si – se mordió el labio.

- Pero es menor de edad, lo siento mucho.

Y se oyó el sonido de colgado, los nervios le carcomieron entonces, se sentó en el sillón, subía y bajaba su pierna, se sobaba la piel chinita de sus brazos.

Esperaba que no fuera lo que pensara o no sacar conclusiones precipitadas, pero la conciencia gana y era lo peor.

La noche ya había llegado rápido y ya eran las doce de la noche, seguía en la posición como diez horas antes y los ojos algo rojos, sus ojos no se quitaban del reloj que colgaba en las paredes, los segundos pasaban tan lento que sentía que la mañana tardaría.

No lo dudo más y se levantó de su sitio, necesitaba estar con alguien, el silencio de su casa ya sentía que le ahogaba, y fue así como se puso sus zapatillas blancas y camino por la tierra saliendo de su casa, la noche era algo fría y no cálida, solitaria y no acompañada, era como si la luna estuviera tan triste.

Tomo aire, pero el nudo en su garganta le dificultaba y empezó a caminar para el lado izquierdo, las personas o bueno unas cuatro o cinco pasaban tan lento. Su cabeza estaba gacha y le empezaba a molestar sus pensamientos.

Cruzo la pista y llego a la otra vereda, camino una casa más y vio la luz de la puerta prendida, no quería molestar pero necesitaba al menos a sus amigos y era el único que lo tenía cerca. Avanzo hasta la puerta y levanto su puño, mordiéndose el labio y tocando despacio. Se escucharon pasos al otro lado de la puerta y tenía la suerte de que era viernes y no lunes.

- Oh... Jeongyeonnie – salió la señora Park, asombrada por la presencia ya conocida esos años y era un delicioso gusto tener sus postres - ¿Qué paso querida?

La menor bajo su cabeza y empezaron a llenarse sus ojos de lágrimas, ya no podía ocultarlo, la preocupación estaba a tope, la carcomía cada segundo que pasaba y quería no pensar en ello pero no podía detenerlo.

- ¿Cariño? – la mujer se acercó y le levanto el rostro con sus delicadas manos asombrándola verla llorar haci de la nada – bebé, ¿Por qué lloras? – la abrazo fuertemente.

- Lla... maron hace... do... doce horas de emergencias – un hipido se le salió – no quiero pensar en lo peor señora Park, pero la idea de perder a mi papá me está ahogando – siguió llorando.

La señora no sabía qué hacer, pero lo único que hizo fue llevarla adentro.


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los quiero no se olviden de eso

Sapore dolce // JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora