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"¿Cómo estas fea? ¿Cómo te está yendo en tu trabajo? Desde que me dijiste que tu sueño no se iba a cumplir me cuestionaba lo horrible que debes de estar pasándola en un hospital sin vía o eso es lo que pienso al menos yo, han pasado aproximadamente diez años aunque no lo creas, y he visto por ahí que eres ya conocida por todos aquellos pasillos blancos. En las noticias sales como toda una jefa. Tomate unos días de descanso, dice mi madre que tu apariencia no se ve nada bien. ¿Te bañas? Por si tu respuesta es un sí, no parece. Lo siento."

Una sonrisa se le escapó al castaño al leer por segunda vez su carta amo, y aun que estén en siglo 21, no dejaba de escribir, porque no hacerlo y enviarle un mensaje por celular no tenía la misma sensación que hacerlo a mano y aun que Jeongyeon le responda por medio tecnológico se conformaba con ello.

Hizo tres dobleces la hoja y la metió en el sobre con un pequeño sticker en la parte trasera.

— Cariño – dejo de lado la carta aun lado de su escritorio para poder abrir la puerta, dedicándole una sonrisa a su madre – tu padre te quiere llevar a la evaluación para que entre al servicio de policía.

— Le dije que no es necesario – susurro, para sonreír de lado y mirar a su madre una vez más asintiendo – no me queda de otra – bromeo – voy en cinco minutos.

— No demores – beso la mejilla de su hijo y camino por el pasillo hasta llegar a la cocina.

Park entro a su habitación para tomar la carta blanca en manos, saliendo de su cuarto y caminar a pasos firmes hasta llegar a la sala.

— ¿Listo? – hablo el señor con una sonrisa, parándose lentamente.

— Es difícil convencerte que puedo ir solo – regaño con el ceño fruncido – tu pierna está mal, puedo ir corriendo y-

— Hombre – se cruzó de brazos con la cara seria – soy tu padre. Además, la caía no fue nada del otro mundo – dejo el periódico en la mesa de centro y camino hacia la puerta con su hijo detrás de él.

— Por, conduce con cuidado amor.

— ¡No te preocupes!

Cerraron la puerta y se subieron al vehículo color blanco, lo cual era un camión de entregas ya que el señor se encarga de llevar envió a las tiendas.

Se pusieron el cinturón de seguridad y el mayor encendió el carro.



...



Caminaba con una pequeña sonrisa en su rostro al saludar a sus pacientes y sus conocidos en aquel lugar tan limpio y grande.

Caminaba tan erguida que a veces los que trabajaban ahí le tenían envidia por su rango, aparte de la belleza que mostraba sin esmerarse en arreglarse o salir en una cámara.

— ¡Jeongyeon!

Giro su rostro con una ceja alzada para meter sus manos en los bolsillos de su mandil blanco.

Pudo ver como la pelinegra a lo lejos iba corriendo en su dirección chocando con personas y disculpándose apenada.

Apretó sus labios al tenerla casi colapsando por el suelo enfrente de ella.

— ¿Qué es tan importante para que vengas casi corriendo por el otro lado del hospital?

Hirai alzo su cabeza y se reincorporo para soltar un suspiro grande.

Sapore dolce // JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora