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— Mi paciencia se está yendo contigo – se giró bruscamente, y mirar al mayor que tenía una sonrisa inocente – saldremos, pero mantendrás tus treinta centímetros de distancia hacia mí. Ahora déjame ir a mi casa tranquila Kim-Tae-Hyung.

— Okey – se dio la vuelta desbordando felicidad por tener lo que quería.

La japonesa rodeo los ojos, acomodo bien su mochila en sus hombros y siguió su camino a casa.

En cambio Kim saltaba de aquí para allá, una semana fue suficiente para hacer que Minatosaki dijera que sí y se lo merecía, pero no era necesario pensarlo así.

Llego a su casa y saludo a su mamá con un beso en la mejilla, la señora Kim lo miro confundida el cómo subía las escaleras.

Cerró la puerta de su cuarto y lanzo la mochila a su cama para luego caminar a la ventana de esta y mirar el cielo.

— Ahora... – susurro, apoyándose en la baranda de fierro, con su codo derecho en ella y la palma de esta en su mentón – ¿A dónde te llevo?

Se mordió el labio, tenía pensado un parque pero sería aburrido, al centro comercial pero no tenía plata, una biblioteca pero apenas y leía, una heladería o cafetería no estaría mal pero como dijo... con plata no contaba y era demasiado ¿romántico? ¿Cliché?

Giro su rostro a la puerta de su habitación, unos pasos provenientes fuera de este.

— Cariño, hijo tu amigo Jimin vino. – toco la puerta.

— Está bien madre, bajo en un instante – corriendo a su armario para quitarse la camisa y en torpes movimientos su pantalón, casi tropezando con la prenda.

Tiro las prendas al tacho de ropa sucia que se encontraba en una esquina y abrió su puerta, viendo a su madre afuera de ella con los brazos cruzados.

— ¿Qué estuviste haciendo?, como para no cambiarte – se inclinó la mayor para quedar frente a su hijo, sonrió al verlo pasar salivaba y escucharlo bien claro – no me incumbe – hazlo sus manos hasta la altura de sus hombros en defensiva – pero eso si... –volvió a su tono serio – pobre de ti que andes en cosas peligrosa. Apúrate que Jimin debe de estar aburrido con tu padre, diciéndole de lo que es la esencial la limpieza – Kim abrió sus ojos y salió disparado hacia las escaleras – ese hombre me vuelve loca.

Taehyung salto el último escalón, giro su rostro a la sala donde estaba su padre y su amigo en el sillón, los nombrados al escuchar el repentino golpe contra el suelo se voltearon, su padre sonrió mientras Park le suplicaba con la mirada que lo sacara de ahí.

— Justo a tiempo hijo-

— Lo siento pa – apresuro a contestar y jalar del brazo de Jimin – nuestro tiempo esta contado, en otro momento será la plática de aseo esencial, con su permiso.

Corrieron a escaleras arriba, adentrándose al cuarto del menor y cerrar con llave la puerta.

— Eso estuvo cerca de una regañada – menciono Jimin, tirándose a la cama de su mejor amigo.

— Si... creo – curvó una ceja. Camino hacia su cama y sentarse al lado de Jimin, palmeando su pierna para que pueda escucharlo – Jimin, necesito ayuda.

— ¿Tengo que adivinar? – se reincorporo con pesadez, su cara de notaba aburrimiento – deja en paz a Sana, dios, pobre chica.

— Para tu información – alzo su dedo índice – ya conseguí que acepte salir a un lado conmigo – apretó sus labios, enfatizando una sonrisa.

— Pero... – rodó los ojos, el mayor al saber que había algo entre esas palabras.

— No sé dónde llevarla – se rasco la nuca avergonzado.

A Park no le pareció nada fuera de lo común escuchar sus palabras, los escuchaba casi 24/7 hablar de Minatosaki y no le molestaba que sepa de ella, porque él también se preocupa por ella pero a veces su límite de paciencia con Taehyung se iba por que él no se cansaba de perseguir a la menor.

— Te quiero entender pero a veces no me dejas con todas tus acciones – se puso de pie y empezó a caminar por toda la habitación, llamando su atención unos cuadros con fotos – ¿te gusta Sana?

— Si.

Sus talones se quedaron quietos y los músculos tensos por la respuesta tan rápida sin tan si quiera haberla pensado.

— Lo que dices es serio – se giró a mirarlo.

— Crees que no sé.

Jimin alzo sus cejas para luego negar con la cabeza y en tan solos segundos sentir la almohada en su cara.

— Está bien – soltó una risa – después de todo si me decías que no te iba a golpear. Bueno, ¿en qué quieres que te ayude?

— Con mi salida con ella – soltó con obviedad.

— Lo se Taehyung – estampo la palma de su mano en tu frente a no darse entender – pero en qué parte ¿quieres que te ayude vestirte?, ¿ayudarte a pedir permiso?, ¿robar un banco para que tengas dinero?, ¿Ser tu violinista? Aun que esa parte no me agrada – enarco una ceja y negar con su cabeza – Dime.

— Ya que lo preguntas creo que todo – se rasco la nuca – pero no es necesario robar un banco, solo con la ropa, el permiso y a donde poder llevarla.

El mayor se quiso tirar de la ventana al escuchar su repuesta, no era complicado pero escucharlo de Tae lo parecía.

— ¿Por qué siento que me complicas la vida? – se lanzó a la cama boca abajo – es tu problema pero ya lo siento mío.

— Somos almas gemelas-

— Lejanas – lo corto.

— ¿Cómo nos conocimos? – entre cerro los ojos.

— Te cayo mi pelota en tu cara, peleamos pero luego te ayude – se sentó, sonriendo al recordar – bueno, veamos que ahí en tu guarda ropa.




Más adelante podrán tener un encuentro entre el dúo principal de la historia.

Sapore dolce // JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora