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(Maratón 1/2)


La brisa chocando su rostro al bajar la ventana la hizo sonreír en grande, cerrando los ojos para disfrutar el aire fresco de Suwon, se sentía en casa aun sin estarlo, pero era inevitable no hacerlo cuando extrañaba el lugar desde hace un año.

Algunas calles pudo reconocer al momento de ver gente que la saludaba con una gran sonrisa, lo cual imito, otro tema es que estaba su cabeza literalmente fuera.

— Podrías meterte – BamBam suplico con una mano en su frente – nos van a parar en algún momento por tenerte casi en el aire.

Respiro profundo antes de sentarse y ponerse el cinturón de seguridad, subió la ventanilla con una sonrisa aun en su rostro.

— No debería de asustarme – la menor enarco una ceja, cerro sus ojos para descansar su vista.

— ¿Por qué? – se enderezo aun con los ojos cerrados.

— Es demasiado difícil verte sonreír.

Le fue muy difícil escuchar aquello, porque quedo dormida en solo treinta segundos.

— Jeongyeon – le movió el hombro, haciendo que abriera los ojos con pereza – no te puedes dormir, estamos por llegar.

La menor hizo una mueca, para abrir sus ojos y estirarse en ese momento.

Su corazón se sentía cálido y varias maneras de meterse a la cocina para prepararle a su padre cualquier postre y llevárselo en aquel jardín eran demasiado sus ganas.

Se mordió el labio y pensó en otra cosa, algo divertido para no dejar sus lágrimas salir y se apoderen del momento que debería debe disfrutar.

Miro fuera de la ventana como pocos carros pasaban, camiones a la vez exportando animales o entregas.

Su vista caía en tiendas y aquellas personas que sonreían al salir de ella o pasaban frente, sentía envidia y no lo negaba. Su vida dio un gran giro sin pensar, dejando de lado a sus amigos a los que considera su familia, fue a otro lugar lejos y sin un sentimiento cálido, pero pudo hacer amigos algo grandes y no se perdía en el camino gracias a ello.

— Llegamos.

Frunció sus cejas, quitándose el cinturón de seguridad y ver por la ventana delantera la entrada del camposanto, muy extenso, lleno de tranquilidad.

Abrió la puerta de su lado derecho y salió, sintiendo el aire chocar su rostro, olvidando por completo como eran los días de invierno en Suwon.

— Eso te pasa por venir vestida así – la pelicorta frunció sus cejas, matando con la mirada a BamBam.

— No se me paso por la cabeza que haría tanto frió.

Apretó sus labios y empezó a caminar.

En una esquina pudo distinguir a una señora con varias flores y rosas en una especie de carretilla.

— Wonho – tiro del brazo de su mayor, teniendo toda su atención – me puedes comprar una rosa blanca, te voy a devolver el dinero cuando empiece a trabajar.

— No es necesario pequeña Jeong-yeon.

El nombrado camino con seguridad, mirando a sus lados, pocas personas se encontraban en el lugar y era algo triste, el sitio tenía una vibra melancólica. Tuvo la rosa blanca en sus manos y compro otras dos rojas, pagando lo respectivo y darse una vuelta en su eje, dando su vista en su pequeña amiga y BamBam.

Sapore dolce // JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora