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Cuando dejó las herramientas en la bandeja y suspiro, solo hizo un gesto de asentimiento a los demás.

— Yo me encargo de lo demás, buen trabajo —hablo Min.

— Lo se —hablo en un susurro, y todo le dio vueltas— necesito... solo... un descanso.

Y cayó al suelo

— Rápido, alisten una sala



. . .


1 semana después.-


Con un ambiente pesado, sus ojos se abrieron de a poco, visualizando que se encontraba en un sala, la vista aún era algo borrosa, sus dedos sintieron la tela de la sabana y en otro extremo su mano estaba envuelta con otra.

— Mamá —pronunció, su voz se sentía áspera. Su mano izquierda que estaba envuelta con la de Park Sung Hi, deslizó para tocar el cuero cabelludo de su progenitora— Mamá —volvió a decir.

La vio parpadear un par de veces, hasta conectar con los ojos de su hijo, suspirando de alivio, tomando la mano que se había deslizado en su mejilla.

— ¿Qué pasó? —frunció sus cejas.

— No te acuerdas lo que sucedió, ¿nada? —ladeo su cabeza la mujer y lo vio negar— han pasado 168 horas desde que fuiste tratado.

— Pero-

— Jeong Yeon me contó que se encontraron y discutieron, luego estuvieron en un auto que se había quedado sin gasolina, y un camino no los vio por que chocaron, fuiste el más afectado y ni bien llegaron a este hospital, mi niña quería realizar la cirugía, y lo hizo —suspiro— pero cuando finalizó la operación se desmayó, el doctor me dijo que tanta morfina no era bueno, pero como se pudo tratar la herida en su cabeza está estable —sonrió triste.

— ¿Qué sucede? —su semblante era serio.

— Ayer se despertó y la quise ir a ver, pero no quiere visita de nadie —se mordió el labio— ¿te acuerdas de Hirai Momo?

— Claro —hizo el amago de sentarse, pero su mamá solo lo frenó y tomó un control para mover el respaldo, dejándolo sentado— ella es la mejor amiga de Jeong Yeon, ¿Qué sucede con ella?

Fue a verla, pero cuando estaba de ida salió de la habitación enojada y triste

Park suspiro, intentando comprender porque Yoo no quería ver a nadie, pero nada se le venía a la mente.



...



Por otro lado Jeongyeon se levantó del suelo, apoyándose en la cama y con toda la fuerza que le quedaba se recostó en la cama de al lado, soltando un suspiro de frustración, su mano izquierda que estaba hecha puño la levantó y golpeó el colchón varias veces.

Las ganas de tomar un solo sorbo de agua se fueron al caño, al caer por debilidad y nunca se sintió tan imponente.

Escuchó la puerta ser tocada y luego entró, viendo a una enfermera, que pudo reconocer como Lalisa.

— ¿Cómo va todo? —se dirigió a la bolsa de suero.

— Pero cada día . . . —suspiro— ¿podré mover mi pierna? es como si no tuviera una, y en vez de la pierna tengo una bolsa de boxeo colgada desde mi cadera.

Sapore dolce // JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora