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Park Jimin.


Estaba en los asientos traseros del carro gris que mi padre rento, nuestra ruta se había puesto en el hospital Universitario de Suwon.

Me había dicho mi mamá que los señores Kim también estaban yendo por si necesitaban también de su ayuda y ahí podría hablar con Taehyung de lo que me dijo el ayer.

De algún modo no sabía que poder decirle, pero tenía claro que no fue su culpa, tal vez está pensando con la cabeza caliente y dijo aquella tontería, aunque siendo Taehyung pudo ¡NO! ¿Cómo puedo pensar en que el...? ¡Jamás!, ¡imposible!, ¡me niego!

— Cariño, llegamos –toco mi hombro.

— Oh, está bien –sacudí mi cabeza y abrí la puerta.

Mi vista se posó en el gran edificio postrado en mis ojos, a lo cual también se fue a las personas que entraban y salían de él, y al parecer enfermeras también, una ambulancia se estaciono lo más rápido que pudo al frente de este, una persona con bata salió corriendo del hospital, la sirena del carro no paraba de sonar.

— Cariño, avanza – parpadee un par de veces y empecé a avanzar, mis pasos eran lentos pero me encontraba calmado.

Al entrar por aquellas puertas de vidrio pude ver una gran diferencia aunque no fue tanta pero si se podía ver una imagen distinta de afuera que dentro, en una esquina había una gran cola para quien sabe que o para que, un señor estaba gritándole a un doctor ¿creo?, lo que me asombro más es que habían camillas fuera de habitaciones y con personas en ella.

— Mamá... – susurre, agarrando su mano, era tan inimaginable que yo a mis catorce años vería algo como eso pero... a Jeong-Yeon debió de serle peor de algún modo peor.

— Vamos donde los Minatosaki, bebe... – la mire – pudo haber sido peor – sonrió.

Asentí y preferí mirar a otro lado.

En unos quince minutos nos encontrábamos con los padres de Sana que se veían preocupados, el señor se agarraba la cabeza y la madre solo estaba sentada.

— Sentimos mucho haberlos llamado, siendo de mí parte no lo haría pero es...

— No se preocupe si mi hijo y dios quiera no pase, nosotros entenderíamos – hablo mi mamá.

— Los señores Kim ya están aquí – mire a mi papá que tenía un celular Nokia en su mano.

— Le debo tanto – alzo la mirada la señora Minatosaki.

Mire al ascensor que se abrió de par en par, los señores Kim salían de él y Taehyung caminaba de atrás con la cabeza gacha, ganas de jalarle el cabello para levantarle la cabeza son muchas.

Los mayores se saludaron y no perdí oportunidad para acercarme a Tae y agarrarle de la muñeca para caminar un poco lejos de mis padres y los demás.

— Me siento mal Jimin – rodee los ojos por lo dicho.

— Habla de una vez sin omitir nada – me cruce de brazos.

Me senté en la silla con Taehyung al lado y lo escuche fuerte, claro, nostálgico, triste, culpable hasta sentí que lloraba pero dios al oír lo narrando lo ocurrido el estúpido no tiene la culpa, un poco de ser duro con sus palabras si pero no la tiene.

— Escuchándote, discutiendo en mi cabeza lo ocurrido cabe decir que no tienes nada que ver con lo ocurrido de Sana – toque su hombro – ¿por qué?, porque haber Taehyung, tu solo le dejaste en claro de una mala manera cabe decir, que no le interesas en lo absoluto, nada más, en que momento ¿la obligaste, la empujaste, la amenazaste?

— Es que...

— No has hecho nada Taehyung, ¿te lo explico con números? – fruncí mis cejas y lo vi negar – vamos a ver cómo está sana, si nos recuerda, y si no... haremos lo que pida el médico doctor.

— Está bien – se le oyó desganado.

Cambie de tema luego de dejarle en claro a Taehyung.

Hablamos un buen rato, mi mamá y la señora Kim fueron a comprar algo para merendar y nos trajo un jugo de fresa para mí y plátano para Tae.

Pasaron unos minutos solamente en el que un señor con canas y bata blanca se acercó a los señores Minatosaki, mi mejor amigo y yo, no perdimos tiempo para pararnos y acercarnos a escuchar lo que decía.

— La paciente Sana ya despertó de su descanso – miro una hoja que tenía en mano – ¿Quiénes son los que van a pasar?

— Park Jimin y Kim Taehyun –hablo mi papá.

— Bueno... – suspiro, para luego mirarnos – ¿Cuántos años tienes?

— Tenemos catorce años los dos –conteste al ver que Taehyung no tenía indicios de contestar.

— Está bien, ustedes van a pasar a ver a su amiga y bueno veremos cómo reacciona – se hizo a un lado – yo iré con ustedes.

Asentimos y dejamos que el señor nos guiara por los pasillos, los mayores se quedaron atrás, solo éramos el canoso, el miedoso y bueno yo.

Había varias puertas blancas y a veces de doble tamaño, también pude ver a una señora llorar siendo abrazada por un señor igual al canoso, pero ese más joven y con pelo negro.

Sentía algo de nervios, Sana no era tan cercana a nosotros, y me daba algo de miedo el no acordarse de nosotros, y suena algo no tan lógico.

El mayor paro en una puerta blanca con el número 205.

— Voy a tocar y ustedes pasaran primero – informo sin voltear.

Sentí el agarre de Taehyung en mi mano, sería malo decir que me parecía estúpido, vamos a visitar un humano no un extraterrestre, pero necesitaba estar también cerca de alguien.

La puerta blanca de abrió despacio y fui el primero en dar un paso, jalando de la mano a Taehyung para que caminara, el cuarto era alumbrado por una ventana pequeña y parte de eso, en el techo había un foco que también irradiaba luz.

— Sana – escuche a Taehyung, mirándolo rápido, pero este ya se le había acercado.

Mi vista se posó en la japonesa que estaba más perdida, llevaba una venda en su frente y cabeza, con parches en su rostro a la vez, un yeso en su antebrazo izquierdo.

— Minatosaki, ¿los recuerdas? – pregunto el mayor.

La mire, viendo duda en su mirar y frunciendo sus cejas, su vista paraba más en mí que en Taehyung.

— Ciento que si... – susurro – pero... – suspiro – mi respuesta en no. Lo siento – apretó sus labios – eres lindo y tú también –me señaló y sonrió- ¿Quiénes son?, ¿eran muy cercanos a mí?

Iba a contestar, pero...

— Somos tus mejores amigos – mire a Taehyung sin titubear – aunque bueno el no tanto, pero te llevas muy bien con él, sisisi.

— ¿Cómo se llaman? – junto sus manos, mostrando entusiasmo.

— Yo me llamo Taehyung, Kim Taehyung el más cercano a ti y el – me señalo – bueno él es Jimin.

— ¡Oye! – fruncí mis cejas – más respeto.

— Son tan gracioso – carcajeo – bueno esta demás presentarme, creo... – suspiro – enserio pido disculpas por no recordarlos.

— No te preocupes Sana – respondí – las cosas suceden por algo.

— ¿Eso no fue lindo? – mire a Taehyung con el entrecejo más que fruncido, este se está metiendo en un lio y me trata como basura y media.

— Olvídenlo – sonrió.

— Haré – me miro – haremos, buenos recuerdos y mejores Sana.

Esto no me parecía lo correcto, pero lo que paso antes no fue tanto, solo era no empeorar las cosas y que esa mentira no se agrande a algo peor o se complique, porque Sana no se lo merece y lo sé.



Sapore dolce // JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora