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Aun cuando la luz del cuarto estaba prendida, a pesar de que su familia había entrado y querido ver sus ojos abiertos, su cuerpo no se movió y sus pupilas no vagaron por la habitación.

La típica máquina de latidos se encontraba a su lado izquierdo, queriendo darles un poco de tranquilidad cuando lo único que causaban en sus corazones, era la desesperación para que dejara de hacer ese ruido irritante.

Sung-Hi apoyaba su frente en la camilla, con lágrimas que empezaron a bajar por el miedo que gobernó su pecho, era indescriptible la angustia de ver a su esposo en ese estado, al filo de la otra vida y más aún al tener que saber cómo evitar que su hijo deje de echarse la culpa, un trueno se escuchó fuera del hospital y miro la ventana que daba a las afueras de Seúl.

La lluvia se hacía más intensa con las horas de la noche, viendo la mujer las gotas pegarse en la ventana.

— Regresa con tu familia, por favor Jiminie — suspiro.



...



Jeongyeon agarro su tarjeta sonriendo a la cajera para salir fuera del restaurante, miro las calles un poco silenciosas, pero eso paso a segundo plano cuando vio que estaba bajo la lluvia más un rayo que la hizo respingar.

Tapo parte de su cabello con sus brazos y giro su rostro buscando a su amigo, hasta verlo en medio de la pista con la cabeza alzada.

Frunció sus cejas al verlo en ese estado tan deprimente, suspiro temblando de frió y empezó a correr en dirección de Park, tomando su brazo a la fuerza hasta girarlo y tener sus ojos en ella.

— ¡¿QUÉ TE PASA?! — Su respiración era acelerada y por su mente paso que iba a terminar enferma — ven... — tomo su muñeca y jalo de ella – te llevo al hospital.

— No quiero ir — llevo su mano derecha a la mano de Yoo y la hizo soltarlo para mirarla — me es difícil estar ahí y verlo-

— ¿Y qué? — soltó la menor — ¿piensas quedarte aquí bajo la lluvia? — era demasiado difícil estar bajo la lluvia, porque no ayudaba en nada — Entiendo que te cueste ver a tu padre postrado en una camilla sin mover un músculo Jimin — apretó sus manos para calmar sus nervios — pero dificultas las cosas, te estuve diciendo dentro del restaurante que si caes nadie te va a salvar y no-

— ¡CREES QUE NO LO SE! — relamió sus labios — ¡SE MUY BIEN QUE SI SIGO ACTUANDO ASÍ NO VOY A AYUDAR EN NADA! — llevo sus manos a la cadera y se giró, dándole la espalda a jeongyeon — No soy tonto, solo me es difícil aceptarlo, entiende eso. Pensé que iba a poder contar contigo y veo que no.

— Tengo 24 años — cerro sus parpados con fuerza — estoy creciendo y-

Escucho una leve risa y alzó su vista, para mirar como el otro empezaba a carcajear sin sentido.

— Puedes dejar de tirarme en cara que ya tengo la mayor edad para tomar temas en serio — giro sus pies para mirarla — no soy tonto.

— Sabes que, en vez de perder mi tiempo contigo, prefiero ver a personas que están a punto de morir y no a un chico que le cuesta ver las cosas como deben ser. Así que vete al carajo Park —apretó sus dientes a lo que tenso su mandíbula.

La pelicorta se dio la vuelta con la espalda erguida y la mirada perdida por los ojos nublado, llevo su mano a los ojos al parpadear para alejar una lagrima que se deslizo por su mejilla. Con la otra mano saco la llave del auto y empezó a caminar ni bien escucho el sonido proveniente del vehículo.

Entro al carro y cerro de un portazo, estando en la oscuridad del estrecho espacio, apoyando su frente en el volante y soltar quejidos de dolor por la conversación con Park.

Por otro lado, estaba Jimin cerrando fuertemente sus ojos por el impulsó de disculparse, pero no tenía la culpa de todo y estaba al tanto de ello, pero no quitaba que su actitud no ayudaba mucho en ese momento; soltó un grito ahogado de frustración con la mirada en el suelo, apretando sus manos.

Negó varias veces para tranquilizar sus pensamientos y busco una avenida para irse de ese lugar, viendo como en una esquina varios carros volteaban u otros entraban del mismo lado.

Le dio una última mirada al cielo oscuro lluvioso y empezó a caminar bajo de él, pensando si correr podría llegar a alejarse o si caminar lento haría que todo pasara más rápido.



...



Giro el volante hacia la derecha y siguió arrancando cuando sintió como el carro empezaba a descender su velocidad, entrando en pánico cuando dejo de avanzar en medio de una carretera muy poco poblada.

Soltó un largo suspiro y saco las llaves del vehículo no viendo razón de tenerlo prendido.

Busco su celular en el asiento trasero, moviendo todo lo que veía, entre su abrigo y libros de medicina que al parecer Yeji ha estado leyendo, a lo cual luego de pequeños minutos escucho que la ventana del copiloto era tocada.

Pero saco el seguro cuando pudo divisar a las personas, estando atenta a como entraba y cerraba.

Era tan incómodo todo, porque hace treinta minutos se habían gritado y dicho tantas cosas que ahora ni se podían dirigir la mirada...

— Solo quería que me entendieras — soltó Park con los labios resecos.

Yoo no dijo nada, solo quería buscar la manera de arrancar el vehículo y llegar a su trabajo.

— Jeongyeon, por favor... — giro su rostro.

— Tu actitud no me gusto, por eso me enfade, eras negativo Jimin — frunció sus cejas y saco las llaves para apagar el carro ya que no tenía opción más que esperar — y créeme que te odie en ese momento.

— Tengo miedo de perderlo — mordió su labio inferior.

— Vale — suspiro Jeongyeon — no tienes la culpa de nada jiminie, tu no sabías que iba a suceder ¿Okey? — giro su rostro, encontrándose con la mirada de su mejor amigo.

— ¿Te puedo abrazar? — su mirada vagó en todo el auto, hasta dirigir su mirada a Yoo.

— ¿Cuándo fue que empezamos a pedir permiso? — ladeo su rostro, para acercarse a para envolverlo en un abrazo.

El sonido de un claxon atrás de ellos fue el último sonido que pudieron escuchar.

Sapore dolce // JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora