20

126 21 2
                                    


La sala estaba silenciosa y solo siendo lo único escuchado era el cubierto, que la mayor giraba para endulzar su té de yerbas.

Yoo estaba furiosa, pero intentaba disimularlo con un rostro serio, el haberse enterado que Jeon So-mi estaba amenazando a Mina hizo que su tolerancia por la peli creída cayera, buscándola por todo el colegio y armar un escándalo, le importo muy poco las consecuencias pues esa mocosa se estaba pasando de la raya y en donde no debía, menos con temas sensibles sin tener corazón.

La familia Jeon estaba muy asombrada al encontrar a su hija con el cabello desordenado y el uniforme desarreglado y al enterarse quien era la culpable, no demoraron en llamar a la señora Going.

— Escuchare a todos – dejo la taza en la mesa de centro – primero ha So-mi, querida ¿Qué paso?

— Ella – señalo a Jeongyeon con asco, lo cual la señalada rodó los ojos importándole lo que va a oír – entro a mi salón y me jalo de los cabellos, humillándome enfrente de mis amigos... – termino llorando al recordar como todos la miraban y susurraban.

— Bueno, ¿tienes algo que decir Yoo? – giro su rostro a su otra nieta la cual se reincorporo.

— Tengo mucho que decir abuela...

— Que descarada – interrumpió la madre de Somi.

— Te pido encarecidamente que te retires si vas a seguir interrumpiendo – recalco la mayor con el ceño fruncido.

La mujer se quedó callado por tal trato, aguantaba a su madre pero a veces no lo hacía y solo estaba en esa casa por el dinero que aquella señora, y esperar a que ella misma le heredera a su hija el hospital. Suspiro rendida.

— Jeon So-mi amenazo a mi amiga – lanzo rápido – y no me mires así, porque es cierto, lo peor de todo es que la amenazaste con su hermana de siete años, que ahora este en hospital internada, diciéndole que no iba a tener un trasplante al corazón ¿sabes lo consciente que eres? ¡es solo una niña! ¡ponte en su lugar!

— ¡Jeong-yeon! – llamo la atención la mayor, haciendo que la nombrada se sentara – ¿tienes pruebas?

— No.

— Bueno, acá terminar la conversación entonces – se levantó del sillón.

La menor, sonrió con poca gracias al escuchar las palabras por aquella señora tan maldita, podía ver sus cuerno es en esa cabeza ahora, podía ahora entender el por qué su madre decidió darle la espalda.

Nada podía cambiar su forma de ser o pensar, y Yoo pensó que si al tener a su nieta con ella.

— ¡¿Pero es que no te entiendo?! – se puso de pie – ¡vine aquí por voluntad propia! – su índice mostró el suelo, su entrecejo fruncido y apretando su mandíbula – ¡Me esfuerzo todos los días para que tengas lo que quieres ¿o no?! – su respiración era agitada, no pensaba que en ese momento daría en cara lo que pensaba pero ya era mucho lo que se guardaba en lo poco que vivía ahí – ¡Y LO QUE RECIBO ES HIPOCRESÍA DE TU PARTE, CUANDO LO ÚNICO QUE QUIERO O PIDO, ES QUE HAGAS ALGO POR MI AMIGA! – señalo su pecho; sus ojos los sentía borrosos y al sentir sus dos mejillas húmedas, la limpio lo más rápido – es que... – agacho su cabeza – no sientes ni una maldita miseria de compasión por tu nieta. ¡La que perdió a sus padres a temprana edad!

— Lo siento... – Jeong-yeon alzo su cabeza, sintiendo por fin algo de interpretación, limpio sus lágrimas que aun caía, pero sus movimientos se detuvieron por aquellas palabras, llenando su corazón de odio profundo – ¿es eso lo que querías escuchar? – levanto su rostro, viendo una sonrisa en el rostro con arrugas y pequeños lunar – si piensas que siento pena por ti, es mentira. Lo único que siento por ti es asco, asco por el tipo de padres y la crianza que se nota no dieron.

— Es tu hija de la que hablas – mordió su labio inferior – ¡Es mi madre! Y aunque nunca estuvo de acuerdo de mi sueño aun amo y adoro porque me dio la vida, pero si hubiera sabido que tendría que vivir así, perdiendo cosas y viendo cosas horribles – le dio una mirada a todos, alejándose al ver como la señora Going alzaba su mano – hubiera preferido morir.

El golpe no se hizo esperar en la mejilla de la menor, haciendo que caiga al suelo por miedo, pero si tu viera la mayor edad, hace rato hubiera puesto en su lugar a aquella mujer.

Se levantó del suelo, apoyándose del sillón, limpiando su uniforme y tener la frente en alto, aun con pavor.

— No me voy a disculpar más – tomo aire – ni ahora y ni en un futuro que espera y quien sabe que más suceda, pero si voy a vivir aquí – apretó su mandíbula – mantendré mi distancia lo más posible de ellos – señalo a los Jeon – y de ti – movió su mano al frente suyo, donde la mujer la miraba con soberbia – ¡Y tampoco! Me quedare callada si esa... – se cayó antes de decir algo, no quería ya estar ahí – si mi prima le hace algo a mi familia que está lejos o a los cercanos míos. Con su permiso.

Camino hacia las escaleras, escuchando al girar una esquina como la madre de Somi se quejaba por su mal educación y el afirmar de todos; sus lágrimas bajaron con más rapidez y subió las escaleras, pisando el segundo piso y correr a su habitación para cerrar la puerta con seguro y tirarse a la cama.

¿Por qué eran crueles?, solo quiere vivir feliz, pero la familia no es en realidad su familia, se quedó sola, sin nada que valga la pena luchar, porque si lo hacía o encontraba algo así, de seguro se lo quitarían.




Sapore dolce // JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora