3 meses antes
En la ciudad de Seúl, se encontraba Jeon Somi.
Ya habían pasado tres meses desde que Jeongyeon no estaba en el hospital, generando un gran revuelo por la falta de práctica en los principiantes, y quejas de algunos pacientes por no ver a la doctora que tuvo gran cariño.
El gran problema en Somi es que todo ahora iba a sus manos.
Su oficina no estaba limpia por gran papeleo y documentos, no se había bañado en casi dos semanas por falta de tiempo, y su amor por la cerámica se había al ido al tacho por su madre, el gran desespero es que eso era lo que la tenía tranquila en esas situaciones y no practicarlo no era de mucha ayuda.
Pero recuerdo que tenía a alguien, que esperaba y creía en ella.
Tomó un gran respiro para calmar el estrés acumulado en su mente, bebiendo de aquella esencia que le había enviado.
— ¡SOMI! —tocaron la puerta de su pequeño espacio fuertemente.
— No otra vez —susurro.
En algún momento quiso escapar, pero sentía que la iban a encontrar, toda su vida ha girado en el aspecto que quería su madre y padre. Pero ella nunca supo ser libre.
Se puso de pie, aun si quería no hacerlo debía porque aquella persona había estado detrás de ella hasta en el baño.
¿Cuál era el problema? Muy simple, como ningún Jeon confiaba en su hija, decidieron ponerle una niñera, para que le estuvieran informado cada cosa que hiciera.
El nombre de la persona era Nancy, una chica demasiado hiperactiva, y no sabía cuándo dejar de hablar, sacaba temas que no eran normales, y eso era desesperante para Somi, porque no podía hacer nada si sus padres la habían contratado.
Abrió la puerta mirando a la joven que tenía dos almuerzos en ambas manos.
— Buenos días Nancy —sonrió sin ganas, observando más a detalle la comida que llevaba.
— Buenos días Somi —alzó el almuerzo— traje la comida, me dijeron que no habías almorzado.
— Es el mediodía recién —puntualizó, pero no iba a mentir diciendo que no la tenía, porque su barriga apreciaba esas patas de pollo.
— ¿Desayuno?
— ¿Cuándo deje que me tutees? —sin previo aviso vio como Nancy entraba a su despacho.
— Bueno, la vez que nos conocimos te pregunté si podía y me dijiste que sí. De seguro no recuerdas.
— Oh... —cerró la puerta yendo a agarrar dos vasos de plástico descartable— bueno de todos modos —dejo ambos vasos en la mesa, tomando asiento en frente de Nancy, viéndola detenidamente como empezaba a sacar los envases llenos de comida recién hecha, su concentración de que todo pueda caber en aquella mesa que servía más para apoyar sus pies, y se preguntó ¿Quién rayos era realmente esa persona? — ¿Por qué aceptaste el trabajo?
En vez de responder o al menos dar un indicio de que lo va hacer, soltó una leve risa, algo baja y decaída.
— Por... no se la verdad —negó pensativamente— la mayoría de mi familia cree que lo hago para de una vez vivir por mi cuenta, y créame lo quiero hacer porque hablan tanto de mí que no las soporto, pero cuando la vi pasar por aquella puerta acepte rápidamente.
— Pero, esa no es una razón, me viste y que, ¿sentiste lastima por mí? —enarco una ceja sin querer sonar a la defensiva, pero si algo curiosa.
— Para nada, su familia es casi parecida a la mía, soy la menor hija de mis cuatro hermanos y para rematar soy la única mujer. Tú eres hija única, tu familia vive presionándote y les haces caso, ¿Por qué seguir haciéndolo? Y ¿Por qué seguir aceptando que yo esté cerca de usted?
ESTÁS LEYENDO
Sapore dolce // JeongMin
FanfictionYoo Jeongyeon, era una niña con un solo propósito, ser una gran pastelera, pero nunca pudo cumplir su sueño, ya que a mitad de su niñes su querida abuela apareció de la nada y se la llevo con todo y custodia, y gracias a varios problemas anteriores...