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Era confuso, y demasiado, el sol había salido y la gente con las cuales veía a su lado sonreían, Seungyeon no lo entendía, ¿nadie se pregunta por sus ojera o la miran si quiera?

Pero cuando su hermana menor se limitaba a mirar por la ventada y no hablar, se preguntaba si estaba bien ¿ser la mayor? O si faltaba algo para que lo fuera.

Habían tantas cosas en su mente, pero la que más le aterraba era el juicio por la custodia de Jeongyeon, si bien sabe ella, su abuela se había enterado de lo de su padre pero no sabía cómo, ella quería a Jeongyeon, y Seungyeon no la quería dejar ir, sabiendo que perdería a su hermana porque su trabajo no era estable o porque a su edad no puede aún tener la custodia, cosa que frustraba mucho a Seung.

Por ella se escapaba, huía con su hermana, contactaría a amigos que conoce en la base de Hackers, con tal de que no le quiten a su menor de su espacio. Pero conociendo a esa mujer o persona loca, no tenía oportunidad, conocía muy bien a su abuela de parte materna y se arrepiente mucho de haberla conocido a la edad en que fue a visitarla.

Yoo por su lado miraba fijamente las calles, las personas pasar y como contaba para que el semáforo se pusiera en verde, su corazón se sentía raro y no, no sentía dolor o malestar, sino un sentimiento de tranquilidad aunque no sea el momento oportuno para sentir eso, giro su rostro a ver a su hermana, que miraba el asiento delantero, su mirada estaba apagada y perdida.

— Unnie... - miro a su hermana, que parpadeo varias veces y alzó su rostro, mirándola - ¿Estas bien? - Ladeo su cabeza.

— Si, ¿por qué?, ¿tu estas bien? – se acercó a su hermana y la rodeo con su brazo derecho, brindándole un abrazo cálido.

— Yo estoy bien, pero tú parece que no – inflo sus cachetes.

— Te voy a preguntar algo, ¿vale? – acaricio sus mechones cortos, pues Yoo decidió cortarse el cabello en la madrugada sólita, cosa que asombro a su hermana mayor, pero no dijo nada. Jeong Yeon asintió - ¿Te gustaría que peleara por ti?

— A papá no le gusta que peleáramos, ya sea con un desconocido – giro su cabeza para ver mejor a su hermana.

— ¿Entonces... no te gustaría que Unnie peleara por ti? – tenía miedo por la respuesta de la peli corta, pero si decía No, tendría que abandonar sus planes o intentos de que no la alejaran.

— Si a papá no le gusta que peleáramos, pues a mí tampoco, así que no lo hagas.

— Ya llegamos - hablo el chófer, haciendo que las presentes asintieran a la vez y bajarán, mientras Seung Yeon le pagaba al señor y reverenciaba ante el hombre.

Se tomaron de la mano e ingresaron al pequeño local que rento la mayor con sus ahorros, las flores decoraban los pasillos, y eran de todo tipo, pero más eran rosas blanca.

Yoo miro su atuendo y acomodo, vestía una blusa blanca y un jean negros con sus zapatillas all star del mismo color que sus prendas, era muy común ir de todo negro y ella no le gustaba lo común para nada, además su padre le encantaba el blanco ya que como recordaba significaba la paz, amor y pureza, pero su hermana si vestía todo de negro pero no dijo nada.

Miro su alrededor y diviso a varios hombres en las dos paredes que habían en el pasillo, al contarlos en total eran nueve, cinco en uno y cuatro en el otro y por respeto a sus mayores reverencio a cada uno, tal vez eran amigos de su padre pensaba Jeong Yeon, miro a su hermana que tenía el entre cejo fruncido y una mueca en sus labios.

Una puerta se deslizo y llamo la atención de ambas, un hombre con terno negro y un audífono en una de sus orejas (todo formal) camino hacia la mayor, que por reflejo puso a su hermana detrás de ella.

Sapore dolce // JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora