Ven, seremos | Caché [Pausada🥲]

Capítulo 43 | Propuesta

Entré al departamento de Johann con el cuerpo rígido. Nunca había hecho tanta fuerza para aguantar las ganas de llorar. Los ojos me ardían, la mandíbula la tenía tan tensa que me dolía hasta la cabeza y mis labios fruncidos controlaban que mi mentón tiritara.

No lo salude y me senté en el sillón con la piernas abiertas y mis codos apoyadas en estas, dejé caer mi cabeza sobre mis manos y rompí en llanto, necesitaba soltar toda la pena que había aguantado.

Johann al principio no dijo nada y se sentó al lado mío esperando que la pena se detuviera. En silencio me bebí las dos primeras cervezas mientras mi amigo preguntaba una y otra vez que pasaba mientras yo movía mi cabeza y seguía llorando, solo negaba con la cabeza, no podía pronunciar palabra alguna, mi mente estaba procesando todo y no sabia por donde partir.

- Debes comer algo, solo estás bebiendo Poché - Johann me trajo papas fritas y unos quesos, ya iba por mi tercera cerveza.

- No tengo hambre - apenas hable con voz ronca.

En realidad sí la tenía, pero solo quería borrar la conversación que había tenido con Alfredo y en estos momentos el alcohol era la mejor opción.

- No me jodas más - Johann habló con un tono molesto – Me vas a contar ahora que paso o te dejo sola en este departamento y me voy a beber a otro lado - Se iba a poner de pie y lo detuve.

- No, espera - con nada de voz le suplique y le puse mi mano en su pierna. 

Lo miré a los ojos por primera vez desde que había llegado y me sentí miserable, la mirada de Johann no sabia entenderla como preocupación o lástima por mí, me regalo una sonrisa de apoyo y me entregó un pañuelo desechable de los que tenía en la cajita en la mesa. Me limpie los ojos y la nariz para luego levantar mi mochila del piso.

- Amigo, mira - abrí mi mochila y busqué un papel arrugado dentro de esta, se lo entregué - toma, léelo.

Mientras Johann leía y se llevaba una mano a la boca, termine mi tercera cerveza y me levanté para ir a la cocina en busca de la cuarta, las lágrimas al fin se habían detenido.

- ¿Esto es una broma? - me dijo Johann cuando volví al sofá.

- No marica, es tal cual dice ahí - apoyé completamente la espalda en el sofá y subí mis pies a la mesa de centro - resulta que ahora la que puede llevarse la peor parte soy yo, porque el imbécil que debería irse a prisión está muerto.

- Ya, pero calma, no entiendo bien - confesó Johann.

- Escucha – le di un sorbo a la cerveza - Alfredo habló con su amigo que es juez y está encargado del caso y le filtro esta información, durante la semana me tienen que citar para ir al juzgado a escuchar lo mismo que dice ese papel.

- No lo puedo creer - negaba Johann con la cabeza.

- Ni yo marica, las probabilidades son cincuenta y cincuenta - dejé la cerveza en la mesa y me senté de forma correcta - Me van a procesar por delito de microtráfico de drogas - me empecé a reír - bonita carta de presentación voy a tener para mi futuro, los papeles se me van a manchar.

- No te pueden juzgar por esto - Johann levantó el papel - aún no sabemos qué va a dictaminar el juez al final - trató de hablar Johann.

- Pero sabes cómo es la sociedad - bufé - alguien el día de mañana pondrá mi nombre en google y saldrá la resolución del caso - negué con la cabeza - todo se sabe y por todo te juzgan.