Ven, seremos | Caché [Pausada🥲]

Capítulo 25 | Malditos planes

[POV Laura]

- Mantente alerta Poché - grité y ella se giró a verme con una mirada intensa - No eres a la única que le gusta - le guiñé un ojo y me giré de vuelta a Puerta Roja dejando a María José totalmente desconcertada y sola en la mitad de la calle, probablemente ardiendo en rabia.

Jamás estuvo en los planes sentir algo por Daniela, pero esa mujer era de otro planeta y solo su presencia me hacía temblar y olvidar en todo lo que estaba involucrada.

Entré furiosa al local empujando a quien se me cruzara por delante, mi cuerpo estaba en su punto máximo del efecto provocado por las sustancias que hace unos minutos había consumido. La nariz me ardía y no paraba de pasar mi lengua por las encías buscando algún rastro del polvo blanco para extender aquel efecto placentero.

Busqué por todos lados a Mario y no había rastro de él, marqué su teléfono una, dos, tres veces y nada. Comencé a buscar en los baños, golpeando desesperada todas las puertas. Entré a los baños de hombre y nada me importo, pero tampoco estaba ahí.

Probé suerte en el baño de mujeres y nada, estaba sola. Le puse seguro a la puerta y llevé mi cuerpo hasta una de las paredes para apoyar mi espalda en las frías cerámicas de color blanco, enrede mis manos en mi cabello jugando con el de los puros nervios, lo jalaba y me rascaba el cuero cabelludo por toda la situación de esa noche, Poché me había dejado y no pude hacer nada para mantenerla a mi lado, nuevamente lo había arruinado.

Comenzaron a golpear la puerta, me mojé el rostro con agua fría, ordené un poco mi cabello para salir y seguir buscando a Mario. Abrí la puerta y me encontré de frente con Paula a quien tomé por los hombros y la estrelle en el mismo muro que hace un rato estaba mi cuerpo. 

- ¿¡DÓNDE ESTÁ MARIO¡? - le grité.

- ¿¡QUÉ TE PASA LOCA DE MIERDA¡? - Me gritó más fuerte y tomándome ella por los hombros me sacó de encima haciéndome perder el equilibrio y chocar en otra pared.

Se ordenó la ropa y me observó de pies a cabeza.

- Debe seguir en la bodega recuperando el aliento - rió sarcástica - si entras ten cuidado que puede estar desnudo aún - me guiñó un ojo y caminó hacia uno de los cubículos.

Paso al lado mío y la olfatee haciendo sonar mi nariz para que se diera cuenta de mi acción.

- Siempre tienes el mismo olor - se dio vuelta y me miró con intriga - ese olor que te caracteriza, olor a puta - antes que dijera algo le di la espalda y salí brava del baño en busca de Mario.

La puerta de la bodega estaba sin llave, así que Mario estaba aún adentro. Caminé entre las cajas de alcohol que almacenaba ahí, grité su nombre para avisarle que era yo pero no respondió, su celular sonó acusando su ubicación y lo escuché maldecir.

Avance un par de metros más y en uno de los rincones de la bodega estaba sentado sobre unas cajas de madera, solo vestido de jeans dejando su torso tonificado y aún sudado al descubierto. Frente a él me crucé de brazos esperando que me mirara, necesitaba llamar su atención.

- Poché me dejó - fui al grano causando una transformación en ese hombre.

- Repítelo - bloqueó su teléfono y lo dejo a un lado de su cuerpo mirándome fijamente.

- Lo que escuchaste imbécil, Poché me acaba de dejar - me llevé las manos a mi cabello y volví a jugar con este.

- Eres una idiota - miró el piso y comenzó a reír - no puedes hacer nada bien.