Capítulo 26 | Combo final

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Mientras Poché le avisaba a Juan Carlos que se quedaría a dormir yo buscaba en el closet una pijama para ella y algo de ropa para que se fuera el día siguiente.

A mis espaldas sentí que abrían la puerta de mi habitación lentamente y sin decir nada me abrazó por la espalda.

- Te amo hija - susurró en mi oído.

Luego de las noticias mamá quedó muy afectada, pidió disculpas y se fue llorando a su habitación mientras que con Poché nos quedamos en el sofá tratando de entender un poco este mundo. Con lágrimas en los ojos nos abrazamos y nos acurrucamos envueltas en la tranquilidad y seguridad que solo un hogar nos podía brindar. Era increíble que en la calle la gente se sintiera en libertad de ofenderte y gritarte lo que quisieran solo por amar, pero claro, la perversión estaba en que amas a alguien de tu mismo sexo y eso no es normal.

- Y yo te amo a ti ma - me giré para abrazarla de mejor forma.

- ¿Y Poché? - preguntó separándose de mi abrazo y mirando por toda la habitación buscándola.

- Está en la habitación de invitados hablando con su papá - alcé mis hombros - ya le llevo una pijama para que se duerma, es tarde - me aparté y seguí buscando algunas prendas.

Mamá solo soltó unas risitas nerviosas y colocó su mano en mi hombro.

- Si quieres puede dormir acá - se me aceleró el corazón al escucharla y un sudor frío apareció de los nervios - Calle, mírame - dijo en un tono dulce y obedecí - No tienen ningún peligro acá en casa, quiero que te sientas segura, que se sientan seguras - me besó la frente y se retiro de la habitación, no antes sin decir unas últimas palabras.

- Lo único que te pido, es nada de gritos ni cosas raras Daniela - mis mejillas se sonrojaron y hundí mi cara en una de las camisetas que había encontrado para Poché.

- Entendido - contesté con la cara aun enterrada en la camiseta, moría de la vergüenza.

Mamá se retiró de la habitación entre pequeñas risas y cuando sentí que cerró su puerta fui hacia donde estaba Poché para darle la buena noticia. Al llegar a la habitación la puerta estaba cerrada con pestillo, pero antes de tocar la escuché molesta hablando por teléfono.

- No iré hoy, estoy enferma... Sí sé que yo te lo pedí, pero no voy a salir de casa enferma entiende eso... Marica ya, déjalas con él... está bien, venderé el doble... - tras esta últimas palabras se escuchó un golpe en la pared - como tu digas... adiós.

Le di unos minutos y me retiré de la habitación lentamente caminando en la punta de mis pies tomando un poco de distancia de la puerta y fingiendo que no había escuchado nada, desde la mitad del pasillo la llamé.

- ¿¡Poché¡? Ya tengo tu ropa - mis pisadas fueron fuerte para que escuchara que recién me estaba acercando a la puerta, rápidamente sacó el seguro - ¿Puedo pasar?

- Sí, entra - dijo en seco.

Giré la manilla y Poché estaba sentada en la cama, sus codos se apoyaban en ambas piernas y con la cabeza gacha miraba su teléfono que era afirmado por ambas manos.

- ¿Todo bien? - pregunté ignorando lo que había escuchado.

- - apenas contestó sin dejar de mirar el teléfono, deslizo el dedo por su pantalla un par de veces más y la vi como entró a un chat y algo escribió rápidamente. Suspiró, bloqueo el teléfono y lo dejó a un lado para por fin mirarme.

- Gracias - le dije irónica - pensé que esta noche iba a dormir  apoyada en el marco de la puerta mientras esperaba por tu atención.

Ven, seremos | Caché [Pausada🥲]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora