Capítulo 29 | Fuera de Control

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[POV Poché]

- ¿Todo bien? - preguntó Johann al verme volver, solo me vio contestar el teléfono y salir corriendo de la pista.

- Sí, era Daniela, está en un evento a pocas cuadras de acá - sonreí estúpidamente y Johann me sonrió de vuelta - a media noche volveremos a hablar para pasar por ella y ya irnos a casa a descansar.

- Piensa que cada vez falta menos, todo estará en paz - Johann me tomo por los hombros - me iré al escenario, tú hace lo tuyo - nos abrazamos.

Johann tenía un espacio en el local de Juancho algunos días a la semana en donde cantaba o animaba las fiestas con karaoke o juegos para el público donde la única motivación y premios era el alcohol.

Y ahí estaba, sola en la pista que ya se había llenado, a pesar de ser temprano, la gente venía acá por tres motivos: la excelente música, el precio de los tragos y la droga clandestina, claramente yo estaba encargada de esta última oferta el día de hoy.

La tónica era la siguiente: la gente se acercaba a preguntar en la barra o a Juancho y ellos los enviaban a mi, debía estar en puntos fijos para que la gente me reconociera pero fuera del alcance de las cámaras de seguridad. Y esto era todo gracias al dueño y amigo de Johann, no le importaba ensuciarse las manos con negocios ilícitos a cambio de tener su local lleno y dinero en sus bolsillos.

Si todo salía bien, esta noche iba a ganar lo suficiente para pagarle a Mario lo que debía, darle un extra por mi salida y aún me quedaría un par de billetes para mi. En mi cabeza solo se repetía como un mantra que todo saldría bien, no puedo tener tanta mala suerte.

Estaba mirando como Johann se movía por las escaleras del local cuando alguien se paró a mis espaldas.

- Dos de polvo rosa - fue lo único que dijo, mi mano la llevé al bolsillo trasero derecho de mi pantalón y sin hacer contacto visual proseguí.

- Son cincuenta - y sin reclamar dejó los billetes en mi mano y sacó las bolsas. 

Gotas de sudor recorrían mi columna, mi cuello e incluso se asomaban algunas por mi frente, de todos los meses que llevaba en el negocio, era tercera vez que vendía estas mierdas y se sentía de lo peor. Las otras veces siempre me las arregle con revenderlas a alguien para que hiciera el trabajo sucio y asi no se sentía tan mal como ahora.

No pasó ni un minuto cuando ahora fue una voz femenina que me sacó de mis pensamientos 

- Tres pastillas porfa - se colocó frente a mi sin despegar la vista de su teléfono.

Ahora dirigí mi mano al bolsillo izquierdo y saque tres bolsas con pastillas.

Cuarenta y cinco - fue lo único que dije y la mujer de la funda de su teléfono sacó el efectivo dejándolo en mi mano, me entregó 50 y no aceptó el cambio.

Vaya, si la próxima hora iba a continuar así estaría superando mis expectativas por lejos.

Hice un par de ventas más y Juancho se acercó a mí con una cerveza.

- No gracias - fui amable - prefiero agua o bebida.

- No seas aburrida Pochas - me golpeo suave el hombro y volvió a insistir.

- Ya bebí en casa, otro día te la cobro - puse mi mejor cara angelical y funcionó.

- ¿Te está yendo bien? - Nuestra conversación fue interrumpida por un joven que quería polvo rosa.

Juancho rió respondiendo solo a su pregunta y siguió hablándome cuando el desconocido se fue.

- Ven sígueme - lo miré dudosa - debes moverte y no permanecer siempre acá.

Ven, seremos | Caché [Pausada🥲]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora