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Buenas noches y FELIZ ANIVERSARIO Luimelier.

Vamos allá, jajajaja me voy a reír creo jajaja
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María, con cierta cara de circunstancia, le dijo que aquella mujer hacia unas semanas que se había marchado. Luisita se maldijo a sí misma y le pidió que, en cuanto volviera, irían a verla. A pesar de lo extraña que le parecía aquella situación, se lo prometió y aunque le hubiera gustado preguntar, al verla tan agobiada decidió darle un poco de espacio.

Durante los siguientes dos días, Luisita se encerró en su casa. Tan solo salió para ir a la radio el lunes y para hacer su turno en el bar, único lugar en el que tenía algo de vida social, aunque también rechazó la tentadora invitación de Lourdes, la realidad era que no le apetecía quedar con nadie. El resto del tiempo lo pasó en casa, metida de lleno en una búsqueda exhaustiva y casi obsesiva de información. Necesitaba entender qué y por qué le estaba pasando aquello. Necesitaba buscar una explicación racional a aquellos sueños y a esos recuerdos que no habían dejado de aparecer desde que vio por primera vez a aquella bruja. ¡Maldita bruja! Algo había hecho con ella y empezaba a volverse loca.

Se sentía realmente idiota. Ella, escéptica por naturaleza. Ella, que se reía de su hermana María cuando hablaba de aquellos temas. Ella, que jamás, jamás había podido imaginar creer en algo así. Y ahí estaba, frente al ordenador, pasando horas y horas metida en aquella pantalla, leyendo artículos, informes e incluso testimonios “reales” sobre “vidas pasadas”.

La realidad era que no buscaba entenderlo. Tampoco buscaba creer en ellos. Luisita Gómez lo único que quería era terminar con eso, quería pararlo. Quería volver a su vida y para ello, necesitaba dejar de tener esos sueños, necesitaba dejar de tener esos recuerdos, pero sobre todas las cosas necesitaba dejar de pensar en ella.

Durante aquellos días, Amelia estuvo distante, fría y esquiva. El hecho de que Lola se hubiera mantenido callada delante de su familia había provocado en ella un leve rechazo y bastante confusión. Por una parte podía llegar a entender que a Lola le fuera difícil confesar lo que pasaba delante de su familia. Sin embargo, no entendía muy bien por qué, su hermana Luisita era abiertamente lesbiana y su sexualidad estaba absolutamente normalizada en casa de los Gómez. No llegaba a comprender el por qué del silencio de su novia.

De igual modo, y aunque ni siquiera quería pensar en ello, la ausencia de noticias de la rubia había hecho que su mal humor estuviera algo más presente. Mucho más, después de que, intentando buscar un acercamiento, apareció por el Kings y ni siquiera bajó las escaleras al ver a aquella chica, la tal Lourdes, esa pija arrogante, sonreír junto a una Luisita que le servía una copa. Su mal humor le acompañó durante los días siguientes.

Esa tarde, sin embargo, estaba tremendamente feliz. Su representante le había llamado hacia apenas una hora para decirle que, aún sin ser oficial, el papel para aquella nueva serie era suyo. Había llamado a Lola nada más enterarse pero esta, en una entrevista de trabajo, no había contestado al teléfono. Pensó en llamar a Nacho, necesitaba gritarlo y celebrarlo con alguien y entonces, cortando la llamada sin que llegaran a contestar, salió corriendo de casa.

- Gustavo, ¿Dónde está Luisita? – pregunto apremiante, llegando como una exhalación al Kings.

- Ehh, está en el despacho – señaló – quieres algo de…

- Nada, gracias – contestó de lejos ya encaminada hacia donde le había dicho.

- Luisita – dijo entrando como un elefante en una cacharrería, ni tan siquiera llamó a la puerta – que me lo han dado, Luisita – decía feliz acercándose a ella.

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