Buenoooo... Jajaja pues vamos allá ¿no?
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Iba a matar a quien fuera que estuviera llamando a su puerta. Eran las nueve de la mañana, ¡Las nueve de la mañana! Y no es que ella no madrugara; es que no había dormido ni una hora completa en toda la noche.
No había podido dejar de darle vueltas a aquel beso. ¿En qué momento había dejado de ser dueña de sus actos y se había atrevido a besar esa boca? Mil veces se lo había preguntado aquella noche y ninguna respuesta había podido darse que la disculpara. ¡Idiota! ¡Idiota! ¡IDIOTA! Amelia era la novia de su hermana ¿Cómo se le había ocurrido ni tan siquiera pensar en besarla?
Ni un minuto de tranquilidad tuvo aquella noche. El remordimiento le atormentaba y le recriminaba sin piedad ninguna y cuando conseguía apaciguarlo -tan solo por un par de segundos- recordaba el sabor de aquellos besos, tan familiar, tan reconocible, como si los hubiera besado durante toda la vida, o en todas sus vidas. Las ganas de volver a besarla, a rozarla y a acariciarla volvían a ella y con ellas, de nuevo los remordimientos y todo se convertía en un círculo vicioso que había hecho que pasara toda la noche en vela.
Así que cuando el timbre de casa comenzó a martillear su cabeza, maldijo a quien fuera que estuviera llamando y bufando blasfemias salió de la cama y se dirigió a la puerta en sin dejar las protestas.
- ¡Buenos días, hermanita! – Lola la saludó con alegría y a Luisita se le paró el corazón. Tras su hermana, una Amelia mucho más seria que Lola la miraba fijamente – hemos venido a desayunar contigo – siguió la mayor de las Gómez y dándole un pequeño empujón entró en casa - ¿Te acabas de despertar? - la miró con extrañeza – si tú te despiertas siempre con el sol.
- Ya… es que no he dormido casi nada – se excusó sin querer mirar a una Amelia que permanecía parada en el umbral de la puerta.
- Pues como Amelia, que tampoco ha dormido nada, que menuda nochecita – se quejó – hasta las cinco de la mañana estuvo desvelada en el salón como un fantasma – Luisita y Amelia se miraron y desviaron sus ojos al instante – y luego cuando al fin se vino a la cama no paró de moverse en toda la …
- Vale, Lola, me hago una idea – cortó con cierto malestar. No le apetecía nada, pero nada, escuchar hablar a su hermana sobre cualquier tema que englobara a Amelia y una cama.
- Chica, qué mal despertar, encima que te traigo los cruasanes estos que tanto te gustan – le dijo como si nada - ¡Amelia! – se dio cuenta que aún estaba en la puerta – pero pasa, no te quedes ahí – apremió – voy a ir haciendo café, id poniendo la mesa – continuó y se adueñó de la cocina de la rubia dejándolas solas e incómodas en el salón.
- Se ha empeñado en venir – dijo Amelia una vez se supieron solas.
- Ya… - esquivó su mirada.
- Luisita… - intentó tomar su mano, la rubia, de un movimiento algo brusco lo evitó – tenemos que hablar.
- ¿Hablar? ¿De qué tenemos que hablar? No hay nada de qué hablar.
- Lui…
- ¿Luisi tienes más leche? – escucharon que decía Lola desde el interior.
- Sí, voy – corrió a decir, saliendo de allí, huyendo de Amelia como un ladrón huye de la policía.
La actriz suspiró hondamente, dejó caer los hombros con cierta derrota y se movió levemente por el salón. Lola tenía razón, no había dormido nada esa noche y harta de dar vueltas en la cama y para no despertar a quien dormía a su lado, había ido al salón. En mitad de la oscuridad que reinaba no había dejado de pensar en lo acontecido esa tarde.
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Nuestras Vidas y El Tiempo
Fanfiction#Luimelia✨No se permiten adaptaciones✨ Luisita no sabía que acompañar a su hermana a ver a una bruja, cambiaría su vida para siempre. Amelia creía haber encontrado todo lo que buscaba, hasta que bajó las escaleras del Kings.