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Pues vamos un poco más. Trocito un tanto tránsitorio también pero bueno, es importante para llegar donde quiero.

Gracias por leer, por los comentarios y espero no aburriros jaja.

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- Y nada, resulta que ahora mi cliente quiere cambiar toooda la versión – negaba Nacho con la cabeza, mientras le contaba las últimas peripecias que estaba haciendo en el bufete con uno de sus clientes. Cuando levantó la mirada, se dio cuenta que Amelia hacía mucho, mucho tiempo que había dejado de escuchar – así que he decidido que mejor matarlo, total, siendo abogado conozco todos los resquicios legales, solo necesito una coartada y había pensado que tú podrías decir que estuvimos saltando en paracaídas ese día.

- Claro, me parece bien – contestó mirando a la nada – perdona ¿Qué? – dijo cuando si cerebro reaccionó a las palabras de su amigo.

- Que ¿Qué te pasa? – quiso saber de manera directa – no me estás escuchando y llevas todo el día en otro mundo.

- No me pasa nada – se excusó de mala gana – estoy cansada, nada más.

- Ya… - obviamente no le creía ni media palabra – ¿van las cosas bien con Lola?

- ¿Con Lola? ¿Por qué iban a ir las cosas mal con Lola? ¿Te ha dicho algo María o qué? – dijo claramente a la defensiva.

- María no me ha dicho nada - se defendió - ¿Por qué tendría que decirme algo María? ¿Es que hay algo que deba decirme? – atacó de nuevo.

- ¿Podemos dejar de hablar con preguntas? – siguió molesta – odio que hagas esto.

- ¡Pero si has empezado tú! – protestó – es igual, ¿me vas a decir lo que te pasa?

- Te lo acabo de decir, no me pasa nada, solo estoy cansada – continuó – últimamente no duermo bien y no descanso – siguió a modo de excusa – y para que te quedes tranquilo, las cosas con Lola van bien, van muy bien. No podrían ir mejor – esto último lo dijo en un susurro algo más serio de lo habitual que su amigo no escuchó.

- Está bien – elevó los brazos – no preguntaré más – finalizó mirando de soslayo a una Amelia que evitaba mirarle – bueno – miró el reloj – ¿te vienes al Kings? He quedado allí con María.

- Ya… no, la verdad es que no me apetece ir al Kings, otra vez – contestó – no sé, no salimos de ahí.

- Teniendo en cuenta que es el bar de tus cuñadas y de mi… lo que seamos, pues normal – dijo extrañado por el comportamiento de su amiga.

- Sí, vale, yo que sé, me apetece otro sitio, ¿Es malo eso? – se puso a la defensiva.

- No, claro que no – miró a su amiga como si no la reconociera, no recordaba haberla visto ponerse así en mucho, muchísimo tiempo – pero bueno, yo sí que voy a ir, María me tiene que estar esperando.

- Vale, pues hablamos luego – contestó como si nada – yo voy a buscar a Lola.

- Muy bien, cuídate y cuando quieras hablar de lo que sea que te esté pasando, me llamas – le dijo tranquilo – a la hora que sea.

- Nacho, no seas pesado que no me…

- Que no me engañas – cortó – que nos conocemos desde hace mil años, que te conozco – afirmó – y a ti te pasa algo pero aún no eres capaz de reconocerlo, y no quieres hablar de ello, que siempre te pasa lo mismo – contestó evidenciando lo bien que la conocía.

- Anda, vete ya, pesao – dijo con una sonrisa. No podía enfadarse con él, mucho menos cuando tenía toda la razón del mundo.

- Me llamas, ¿eh? – soltó la advertencia mientras se marchaba.

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