Nuestras Vidas y El Tiempo

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Vamos que nos vamos, que nos vamos yendo 🤣🤣🤣

Uno más 😍

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A las puertas del Asturiano, donde los Gómez habían decidido celebrar aquella comida familiar, Amelia quedaba parada justo antes de entrar, estaba nerviosa, no podía negarlo. Luisita la miró interrogante y ella sonrió levemente.

- ¿Por qué estás tan nerviosa? – preguntó – ya los conoces, Amelia y les caíste muy bien.

- No sé, Luisita – miró hacia abajo – la última vez que estuve aquí… - se quedó callada porque sabía que era un tema delicado – no acabó bien, ya lo sabes – resumió sin querer entrar en detalles pero sabiendo ambas de qué hablaba.

- Amor – tomó sus manos – mis padres saben que soy lesbiana, lo tienen muy asumido, muy aceptado y muy normalizado y creo que estarán encantados de conocer a mi novia – dijo con una sonrisa.

- Perdóname – contestó – soy una tonta…

- Anda, vamos – le acarició la cara levemente y tomó su mano para entrar con ella al Asturiano – hola familia – saludó a los presentes y sus padres, sonrieron ampliamente al verla.

- Vaya, vaya, vaya – pronunció Marcelino acercándose a ellas - ¿y esto de que entráis de la manita?

- Amelia y yo estamos juntas – anunció sin preámbulos y sin darle vueltas al tema con la sola intención de que pasara la sorpresa y pudieran comer con normalidad.

- Si ya sabía yo que entre vosotras pasaba algo – comentó feliz Marce de verlas juntas.

- Pues que sepas que en ese momento no pasaba nada de nada – explicó Luisita – además, que Amelia tenía novia – pronunció y miró de reojo a una Lola que jugando con Catalina ni siquiera las había mirado.

- Bueno, sea como sea, yo me alegro mucho de que me des una yerna así, tan guapa, tan simpática, gran actriz y encima colchonera, si es que lo tiene todo.

- … Es una artista, vamos, acaba de llegar de París, de Paris ¿eh? O sea, no digo Albacete, París. Que está allí haciendo… ¿Cómo se dice el teatro este, como es? No, no, no, no me lo digas, no me lo digas, ¡teatro de varietés! ¿eh? Fíjate. Y a  parte la belleza, porque la belleza… así que te fijes, te das cuenta, ¿no? ¡qué brillo de ojos! ¡qué naricita! Pero no solamente es eso, es que es la belleza interior y luego encima ¡colchonera, del Atleti! Como dios manda, ¡es que lo tiene todo!

- ¿De qué te ríes hija? – quiso saber Marcelino.

- No, de nada, de nada – contestó Luisita ahogando la sonrisa.

- Me alegro mucho de estar aquí de nuevo – dijo Amelia un tanto avergonzada por las palabras de su suegro.

- Y nosotros de que estés aquí hija – intervino Manolita llegando hasta ellas y saludándolas cariñosamente – anda, sentaos que vamos a comer en dos minutos.

A pesar de que al principio se sentían tensas con Lola allí, consiguieron relajarse y disfrutar de ese día en familia con los Gómez. Evitaron hablar con Lola y Lola evitó hablar con ellas. Se centraron en conversaciones distintas y el ambiente, distendido y alegre hizo que terminaran disfrutando de aquella reunión como hacía tiempo que no lo hacían.

Después de comer y ya en la sobremesa, Amelia se disculpó para salir al ver que su representante le llamaba por teléfono. Desde su posición, Luisita la miraba enamorada y Manolita, que no se perdía detalle, sonreía feliz por su hija.

- Es una chica estupenda, cariño – le dijo Manolita a la rubia llamando su atención.

- Sí, sí que lo es – sonrió ampliamente.