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Vamos allá. Gracias mil por leer esta locura 😘😘

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Caminaban en silencio. Separadas la una de la otra, con la mirada al frente y sin decir una sola palabra.

-Estás muy callada – dijo Lola sin poder mantener por más tiempo el silencio.

-No tengo mucho que decir, la verdad – contestó encogiéndose de hombros.

-¿Estás enfadada? – la tomó del brazo para parar sus pasos – Sí, estás enfadada. Pues qué bien.

-¿Y como pretendes que esté después de lo que ha pasado en el bar de tus hermanas, Lola? – inquirió de manera firme pero serena.

-Si ya lo sé, y te entiendo – contestó – mi hermana ha estado desagradable y para ti no ha tenido que ser nada cómodo.

-¿Piensas de verdad que estoy enfadada por la actitud de tu hermana Luisita? – no daba crédito.

-A ver si me vas a decir ahora que estás así por mí – siguió indignada. Amelia elevó las cejas en un gesto afirmativo – ¡No me lo puedo creer!, ¿te estás poniendo de parte de ella?

-No me pongo de parte de ninguna de las dos, porque las dos habéis montado un buen numerito – le dijo con seriedad – pero entiendo la actitud de tu hermana.

-Ah ¿qué la entiendes? – no creía lo que escuchaba.

-Sí, Lola, sí y si lo pensaras un poquito tu también la entenderías.

-¿Pero tú has visto como se ha puesto? – señaló en dirección al bar – que de todo el mundo ella debería ser la que mejor me comprendiera y…

-Y eso es lo que tú, precisamente, no hiciste en su momento con ella: comprenderla y sobre todo apoyarla – terminó la frase por ella. Lola la miró estupefacta – me acabo de enterar y ya hablaremos sobre las cosas importantes que no me has contado, que te pasaste dos meses sin hablar con tu hermana pequeña porque te dijo que le gustaban las mujeres. Fíjate, Lola, lo fuerte que es esto dadas las circunstancias. – La chica bajó la mirada, avergonzada – Yo sé lo que es que te rechace tu familia, Lola. Mi padre me echó de casa, a mi madre la veo de año en año y a escondidas. Perdí familia y amigos por ser como soy, así que entiendo mejor que nadie como se sintió tu hermana por tu rechazo y sinceramente, era lo último que me esperaba de ti.

-… - Lola se quedó sin pronunciar palabra alguna, simplemente dio un par de pasos atrás y se dejó caer en la pared de un edificio.

-Entiendo que para ella, verte de pronto tener una relación con una mujer suponga un shock e incluso sienta rabia después de que tú la rechazaras - sus palabras seguían siendo serias y firmes, continuaba enfadada por toda aquella situación, pero al ver en el rostro de Lola la culpabilidad que sentía, decidió rebajar el tono – Solo intento que te pongas en su lugar, Lola.

-Fue hace tanto tiempo, Amelia, que pensé que ya había quedado totalmente atrás – dijo bajando la mirada – no hay día que no me arrepienta que esos dos meses. Adoro a mi hermana y solo quiero que sea feliz – continuó – pero en aquella época yo era una imbécil, tenía unos amigos que… bueno eran unos homófobos de tomo y lomo y yo me dejé llevar por ellos, me dejé comer el coco y cuando vi a mi hermana besando a esa chica… - negó con la cabeza – sé que no es excusa y que la culpa fue mía – dejó de hablar unos segundos – aún no entiendo cómo puede reaccionar así, cuando ella solo quería que la abrazara – una tímida lágrima salió de sus ojos.

-Entonces entiende que vernos ahora – tomó sus manos – vernos ahora a ti y a mí. A ti con una mujer – puntualizó – para ella es como una mala broma.

-Debería volver y hablar con ella ¿no? – preguntó algo dubitativa.

-Hombre… creo que sí – sonrió al ver que entraba en razón.

-¿Me acompañas? – preguntó a modo de súplica.

-Sí, y mientras habláis me quedo con tu hermana María, que me cuente trastadas vuestras – sonrió ampliamente haciendo que Lola también sonriera.

-¿Sabes qué? – llamó su atención andando de nuevo hacia el Kings – me parece alucinante la capacidad que tienes para entender a la gente.

-No te entiendo.

-Sí, con mi hermana Luisi, por ejemplo, has sabido leerla mejor que nadie, es más, es que yo no he sabido hacerlo – tomo su mano entrelazando los dedos con la morena – y te aseguro que a Luisi, a veces, es muy difícil entenderla, y tú lo has hecho a la primera y sin necesidad de preguntar nada a nadie, parece como si la conocieras de toda la vida – termino de decir y Amelia sintió algo extraño al escuchar aquellas últimas palabras.

En el Kings, una nerviosa y aún enfadada Luisita, iba de un lado para otro sin parar. Había servido todas las mesas que había ocupadas, había limpiado las que estaban desocupas y había ordenado la barra tres veces. Todo esto, sin dejar de bufar y de protestar por todo lo acontecido con Lola.

-¿Quieres dejar de protestar de una vez, que me estás poniendo histérica? – dijo María a su lado.

-No, no puedo – contestó – es que… me llevan los demonios, María, que no me lo puedo creer – decía nerviosa.

-Vale, a ver, lo primero, deja las manitas quietas que me vas a dar un tortazo – le dijo tomando sus manos. Siempre que se ponía nerviosa o se enfadaban, Luisita gesticulaba mucho con las manos sin darse cuenta y más de una vez, quién estuviera a su lado, se había llevado un golpe – y Luisi, de verdad, aquello pasó hace mucho, olvídalo – le pidió – creo que Lola te ha demostrado con creces que te quiere y que está a tu lado siempre.

-No, siempre no. Siempre no – negó ayudándose de su dedo moviéndolo nerviosa frente al rostro de María – que lo pasé muy mal, María y tú lo sabes.

-Lo sé y te pidió perdón mil veces y sabes que lleva arrepentida de todo aquello todos estos años, Luisi, afloja – casi le suplicó.

- Claro, claro, ahora es "Luisi afloja" - protestos imitando su tono - si ha sido ella la que ha insinuado que yo era homófoba, ¡Yo!

- Vale, te entiendo, de verdad, entiendo que todo esto, después de aquello, pues para ti es raro y te remueve cosas – continuó de manera calmada – pero eso fue hace muchos años, ya lo teníais superado – afirmó – y quizás ahora te toca a ti demostrarle a ella como hay que reaccionar y que la quieres y la aceptas.

- Pero María – intento protestar de nuevo.

- Pero nada – cortó su intento de respuesta – a no ser que haya algo más, porque un poquito desmedida sí que has sido Luisi, - la miró, la rubia bajó la mirada - ¿hay algo más?

- Qué más va a haber, María de verdad, déjate de tonterías – se soltó de su hermana y volvió a limpiar la barra.

- No sé, se me ocurre que quizás no te molesta tanto que, después de todo aquello, Lola salga con una mujer sino que salga con ESA mujer – enfatizó el demostrativo, a Luisi se le resbaló el vaso que tenía en las manos.

- ¿Cómo dices? – no podía creer lo que acababa de escuchar.

- Pues eso, que quizás, sin saber quién era, te empezaba a gustar Amelia y ahora pues…

- Mira de verdad – la miró – a ver si dejas de decir tonterías, María, que hoy estás sobrepasando tu límite – María la miró de soslayo – y para dejarlo claro, no me gusta, ¿Cómo me va a gustar si la acabo de conocer? - preguntó retóricamente - y en el hipotético caso de que me gustase, ojo cuidao, que te veo venir y no estoy diciendo que me guste, sino que en el supuesto, hipotético y totalmente absurdo caso de que me gustase Amelia, que no lo hace, sería algo imposible ya que es la novia de mi hermana – dijo de carrerilla y de manera repetitiva, ante la atenta mirada de su hermana María – y ahora  me voy al despacho, que tengo que organizar facturas, o albaranes o pedidos o lo que sea – terminó de decir saliendo de la barra sin dejar de protestar y dejando a María sin poder decir ni media palabra más.

Nuestras Vidas y El TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora