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Buenas noches, ahí vamos con un capítulo más.

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Salían del Asturiano tomadas de la mano. Aunque caminaban en silencio, era un silencio demasiado cómodo. Cada una en sus pensamientos repasaba cada parte de aquel día y de vez en cuando, se miraban de reojo sonriéndose.

De camino al piso de Amelia, pasaron por el escaparate de una conocida tienda de decoración y Luisita ralentizó su paso mirando hacia el interior.

-Amor, ¿no tenías que comprar sábanas y un juego nuevo de toallas? – preguntó Luisita a una Amelia que miró también hacia el interior de la tienda.

-Ah, pues sí – contestó - ¿entramos en un momento ya que estamos?

-Claro – dijo tirando de ella para entrar en el interior.

Entraron, miraron por encima y finalmente Amelia compró las sábanas elegidas por Luisita ya que le gustaron muchísimo, también le pidió opinión antes de decantarse por un juego de toallas nuevo y además la pequeña de las Gómez compró una manta nueva para el sofá, unas fundas de cojín a juego y un par de cosas más que hicieron que Amelia sonriera sin poder dejar a un lado los pensamientos que tenía desde que habían salido del bar.

-¿Entonces sí te ha parecido bien lo que he comprado? – dijo Luisita ya en la calle.

-Claro que sí, sino te habría dicho algo – contestó.

-¿Entonces por qué estás tan pensativa? – preguntó de nuevo.

-Uhmm… no pasa nada, tranquila – sonrió levemente e intentó continuar su camino pero Luisita la paró.

-A ti te pasa algo.

-Luisita, que no, de verdad – ahora sonrió con cierto nerviosismo.

-Va, suéltalo – insistió.

-Está bien – se rindió y bajó la mirada para volver a elevarla de nuevo - ¿De verdad te parece que es tan pronto para vivir juntas? – preguntó directa.

-Ya sabía yo – sonrió – a ver, Amelia, un poco pronto sí que es – continuó – es que… no sé, acabamos de empezar, como quien dice, es muy pronto.

-No, sí, si tienes razón – afirmó – tienes razón, es muy pronto – tomó su mano para continuar andando.

-… A ver, ¡ya lo sé! Sé que dijimos que iríamos poco a poco pero es que no me he podido aguantar, cariño. La verdad es que no quiero que pase ninguna noche más sin abrazarte y no quiero pasar ningún día más sin ti, así que… Luisita Gómez, ¿quieres vivir conmigo?

-… Sí, claro… claro

-¿Y por qué crees que es pronto? – dijo Amelia sacándola de sus pensamientos y frenándolas de nuevo en seco – quiero decir, en tiempo real, vale, sí es pronto, pero si nos ponemos a pensar en lo que las dos sentimos, creo que vamos incluso tarde – Luisita sonrió.

-Quieres que vivamos juntas – no preguntó, directamente afirmó.

-Es que… ya sé que es un cliché de lesbianas, pero cariño piénsalo, casi no pasas por tu casa, compras cosas para la mía sin que tengas que pedirme permiso, te pido opinión y te digo que elijas tú el color de las toallas y no sé, hay ropa tuya en mi casa y…

-Y… - la animó a seguir.

-Y te voy a parecer una cursi pero es que me muero por dormir contigo cada noche – la miró sonriente – y que cuando salgas tarde del bar te vengas conmigo en lugar de ir a tu piso y que me despiertes con tus pies fríos.

Nuestras Vidas y El TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora