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Buenas noches!! Vamos por uno más?? 😍😍🤣🤣
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En los siguientes días se dedicaron por completo la una a la otra. Pasaban cada minuto libre que tenían juntas. Hablaron muchísimo, más de una vez se les hizo de día simplemente hablando, conociéndose más, queriéndose más. Rieron, jugaron, bailaron y hasta cantaron juntas envueltas en risas y besos robados.  Parecían dos adolescentes y no les importaba en lo más mínimo, nada que fuera otra cosa que ellas.

Amelia había pasado a ser la cliente más habitual del Kings. Ya que había terminado el rodaje de su serie, pasaba allí todo el tiempo que Luisita trabajaba, a veces incluso se metía tras la barra a ayudarlas cuando el bar se llenaba, incluso María, alguna que otra vez había bromeado con que al final tendría que hacerle un contrato de trabajo.

No habían vuelto a coincidir con Lola en esas semanas. La hermana mayor de las Gómez no aparecía por el Kings si Luisita tenía turno y la rubia tampoco hacía mucho por ver a su hermana. La relación entre ambas se había deteriorado de manera considerable y aunque a ambas le dolía muchísimo, las dos tenían un montón de reproches que hacerse. Amelia tampoco quería ver a Lola, seguía tremendamente enfadada por el engaño de su exnovia.

Aprovechando que en esos momentos el bar no estaba muy lleno y que María atendía la barra, Luisita y Amelia se habían escapado al despacho. La intención de la rubia era, desde un principio, hacer el pedido de alcohol y la morena pretendía ayudarla con los albaranes. Sin embargo, habían acabado en el pequeño sofá entre risas y arrumacos.

- Tienes que llamar al del pedido – dijo Amelia entre besos y sonrisas.

- Sí, lo sé – contestó la rubia sin tener ninguna intención de separarse de ella.

- Pues entonces, deberías dejar de besarme…

- ¿Quieres que deje de besarte? – preguntó sonriendo contra su boca con autosuficiencia.

- No, pero sí deberías hacerlo antes de que empiece a querer quitarte este uniforme – atacó levemente el cuello de su chica.

- ¿No te gusta? – jugó.

- Mi amor, sabes que no solo me gusta, sino que me pone mucho verte de uniforme – dijo sincera y Luisita apretó el abrazo - pero estas trabajando y no es apropiado.

- Soy la dueña y mi propia jefa – continuó – yo decido lo que es apropiado y…

- ¡Virgen Santísima, Luisi! – espetó María desde la puerta del despacho.

- Te lo dije – recriminó con sorna Amelia a una Luisita que se separó de ella dando un salto al escuchar a su hermana.

- ¡María deberías llamar a la puerta! – protestó la rubia.

- Te recuerdo que también es mi despacho – siguió su hermana – y que estamos en horario Laboral.

- Te lo dije – repitió Amelia con autosuficiencia.

- Ti li diji ñiñiñi – imitó Luisita - ¿Qué querías, María?

- Que me ha llamado papá – le dijo – que necesita que le confirmemos lo de la comida de mañana – Luisita entornó los ojos – que no le has dicho si vais o no.

- ¿Cómo que “si vamos”? – intervino Amelia dejando ya de lado las bromas.

- ¿No le has dicho nada aún? – inquirió María – Ya te vale, Luisi – afirmó – pues habladlo y llama a papá, ¡y haz el pedido de una vez! – terminó de decir dejándolas de nuevo a solas.

- ¿Luisita? – miró a su novia.

- Voy a hacer el pedido que sino luego se me va a olvidar y me la voy a cargar – dijo una Luisita que evidentemente estaba intentando huir de la conversación.

- No, no – la siguió hasta la mesa – Luisita no, tenemos que hablar – dijo con algo más de seriedad.

- Tengo que hacer el pedido y ordenar facturas y…

- Hace un momento no te preocupaba eso para nada.

- Ya pero se me va a hacer tarde y…

- Luisita – advirtió.

- Está bien – contestó dándose por vencida – mi padre ha organizado una comida con toda la familia y quiere que llevemos a nuestras parejas – le informó.

- Y no quieres que yo vaya – dijo intuyendo que por dónde iba.

- No, al contrario – contestó para sorpresa de su novia –  Quiero que vengas y quiero presentarte como mi novia – afirmó – pero entiendo que es muy pronto y que no quieras venir y… - se quedó callada y la miró con impaciencia - ¿quieres venir?

- No sé, Luisita, - contestó sincera.

- Ya… ya me imaginaba que no querrías, si es normal, si apenas estamos empezando y ya quiero yo meterte en mi casa, con mis familia, con mi padre que es un pesao y con mi madre ejerciendo de madre y bueno, con mis hermanos adolescentes que son unos cafres o los pequeños que no te van a dejar o…

- Luisita, cariño – tomó sus manos con una sonrisa en los labios – respira, mi amor, que te quedas sin aire de tanto hablar – Luisita la miró algo avergonzada – no es eso, es que no…

- Que no quieres ir, si lo entiendo, de verdad – comentó sin apenas mirarla – bueno no pasa nada - se elevó de hombros - ahora llamo a mi padre, le digo que voy sola y ya está – se quedó un instante en silencio – o mejor no voy, le digo que tengo trabajo o me invento cualquier cosa y no voy yo tampoco. No pasa nada, si lo entiendo, de verdad, si es que es muy pronto como para conocer a familias y…

- Luisita, Luisita no es eso – cortó por fin – es solo que, no sé es… extraño – contestó – es ir a tu casa, con tu familia y me encantaría conocerlos si la situación fuera distinta.

- ¿Distinta cómo? – dijo algo perdida.

- Pues… a ver, no te enfades – le advirtió – pero es que… voy a ir a casa de los padres de mi novia que también son los padres de mi exnovia, y no sé… no sé cómo actuar y mucho menos si es que también está Lola allí, no sé… - la miró y vio la seriedad en la rubia – Es raro, Luisita, es raro…

- Vale, pues nada, ya está, no vamos y ya – dijo seria y yéndose hacia el escritorio.

- ¿Te has enfadado? – preguntó al ver su reacción.

- No… sí, no sé, es que me jode, me jode toda esta situación – dijo colgando el teléfono que acababa de descolgar – me jode que no quieras venir porque esté ella…

- Claro, claro que no quiero, porque es que no quiero verla, ¿o ya se te olvidó lo que hizo? – preguntó con seriedad – porque a mí no.

- Ni a mí tampoco – contestó.

- Pues muy bien.

- Pues genial.

- Pues me voy.

- Pues adiós.

Y tal y como dijo eso se dio la vuelta para marcharse. Justo cuando estaba a punto de abrir la puerta se paró en seco, dándose cuenta de la idiotez de la discusión. Tomó aire, respiró profundo y se dio la vuelta.

- ¡Joder, Luisita qué susto! – dijo al verla tras ella.

- Perdóname – pidió abrazándola – no quería ponerme así.

- No, perdóname tú a mí – cortó Amelia acariciando su mejilla – amor, perdóname, es que… el tema de Lola me remueve, pero entiendo que es tu familia y quiero ir contigo – sonrió.

- ¿De verdad? No quiero que te sientas obligada, amor.

- No voy obligada – continuó en una sonrisa – voy porque quiero conocer bien a tu familia y porque me muero de ganas de que me presentes como tú novia – sonrió robándole un beso.

- Te quiero – fue lo único que pudo decir.

- Y yo a ti cariño – contestó besándola de nuevo antes de soltarla – y ahora, venga a hacer el pedido que sino, María me va a matar por entretenerte – Luisita la miró enamorada, le robó un nuevo beso y fue a hacer de una vez el pedido que tenía que haber hecho hacía ya una hora.

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Una vez más y como siempre, gracias, me alucina que os guste esto 😍😍

Nuestras Vidas y El TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora