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¿Uno más?

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- María, necesito hablar contigo de una cosa, ven – ordenó una apremiante Luisi que empujó a María hacia el despacho sin esperar a que terminara la actuación.

- Luisi, me haces daño, suéltame – dijo María zafándose del agarre de su hermana una vez entraron al despacho y cerraron la puerta – ¿Qué te pasa?

- No lo sé, María, no sé lo que me pasa – contestó yendo de un lado a otro del despacho – me están pasando cosas muy raras y no sé que son ni por qué me pasan y me estoy empezando a agobiar mucho y…

- Vale, vale, vale – la frenó tomando sus manos – a ver, Luisi, respira – su hermana lo hizo – y ahora, con calma, me vas a contar qué te está pasando.

- Pero prométeme que no vas a empezar con tus cosas místicas y rollos raros – pidió.

- No son rollos raros y si abrieras la mente…

- María, por favor te lo pido, prométemelo o no te lo cuento – amenazó.

- Esta bien – aceptó – dime.

- Creo que estoy volviéndome loca.

- Jum jum – ahogó una risa – Luisi, cariño, que tú ya estás loca pero mira el primer paso es reconocerlo.

- Mira, olvídalo, no te cuento nada – dijo intentando salir del despacho.

- Espera, Luisa – la paró – estaba bromeando.

- Es que no estoy para bromas, en serio, estoy muy agobiada – continuó y María intento calmarla apretando sus manos.

- Vale, perdóname – le pidió dejando a un lado las bromas – ven, siéntate y hablemos, cuéntame qué te pasa.

- María, no lo sé – repitió realmente agobiada – es que no sé qué me está pasando, no lo entiendo – siguió con angustia – desde hace días tengo sueños extrañísimos, recuerdo cosas que nunca me han pasado y hasta de repente soy capaz de decir alguna palabra en alemán… ¡Alemán, María!

- Si, la verdad es que raro es – contestó su hermana – pero no sé, Luisi, tampoco creo que sea para que te pongas así. Los sueños pues… son eso, sueños. Lo del alemán podrías haber escuchado eso en cualquier parte, no sé.

- ¿Y los recuerdos? – le dijo - María que de repente me acuerdo de cosas que a mí no me han pasado, es más, es que parecen recuerdos de hace mil años.

- ¿Cómo hace mil años? – preguntó queriendo entenderla mejor.

- Pues.. yo que sé, de pronto me vienen recuerdos míos pero vestida y peinada distinta, como de los 70 o así y siento que me quedo sin respiración y que el corazón se me desboca cuando miro a A… alguien que está conmigo y que no le veo la cara – mintió sin querer decirle toda la verdad.

- Ya – María se quedó un segundo en silencio – pues… lo siento, Luisi – dio un par de golpes en sus manos – no tengo ni idea de por qué te pasa esto.

- Pero – la miró estupefacta – María, dime algo.

- Es que no sé qué decirte de verdad, quizás estés estresada o...

- ¿Estresada? – María asintió - ¿En serio estas diciendo, tú, que esto es estrés?

- Sí, totalmente. – intentó sonar todo lo convincente que pudo.

- ¡María! – protestó.

- ¡Joder, Luisi! ¿Qué quieres? Me has hecho prometer que no te hablaría de mis “cosas” – hizo el gesto de entrecomillado – pero si te pudiera hablar de ellas te diría que parece que estás teniendo recuerdos de alguna vida pasada y eso es alucinante, Luisi – dijo emocionada.

Nuestras Vidas y El TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora