Nuestras Vidas y El Tiempo

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Buenas noches! Se me ha hecho tarde de nuevo, lo siento, pero aunque sea tan tarde no quería dejar que pasara otro día sin actualizar así que aquí va un nuevo capítulo!! 🙊🙊🤭🤭
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La pregunta de Nacho rondaba por su cabeza sin darle tregua. Por más que lo pensaba no era capaz de recordar qué pasó esa noche, pero sí sabía que algo había pasado. Recordaba haber besado a Lola, recordaba recostarse con ella en el sofá, recordaba cortar el beso para tomar aire, recordaba volver a atrapar sus labios, ser ella quien comenzara un nuevo beso, más profundo, recordaba sentir las manos de Lola subiendo por su cadera. Se recordaba a sí misma introduciendo su propia mano bajo la camisa y acariciar la piel de su espalda y… y ya no recordaba nada más hasta la mañana siguiente al despertar.

Por esto, y por todo lo que pasó después, la respuesta a la pregunta de su amigo era un claro y rotundo no, no estaba segura. No estaba para nada segura de si aquella noche se acostó con Lola o no se acostó con ella, y era esa misma inseguridad la que había roto el corazón de Luisita. Era esa inseguridad la que había llevado el dolor y la tristeza a su mirada y era esa misma inseguridad la que no le dejaba conciliar el sueño tranquila.

Incluso en su trabajo se habían dado cuenta que algo le pasaba. No era la misma chica alegre y simpática de todos los días. Ya no compartía tiempo libre con los compañeros ni se apuntaba a alguna salida nocturna. Muy por el contrario, Amelia se había convertido en una persona solitaria, encerrada en su camerino durante las largas esperas del rodaje y sin ánimo para salir a ningún sitio.

Aquel día, sin embargo, cuando terminó de rodar no se fue a casa como de costumbre. Cambió el sentido de sus pasos y llegó al kings sin tener demasiada idea de lo que diría. Lo único que sabía, es que eran ya demasiados días sin verla.

Luisita terminaba de servir una mesa cuando la vio bajar. Había pasado dos semanas evitando hablar de ella, incluso se había obligado a no pensar en ella y con tan solo verla, su pulso se aceleró traicionero. Desvió la mirada y continuó con su camino hacia la barra. Entró en ella y se distrajo con cualquier cosa antes que mirarla, pero sintiendo como se acercaba cada vez más hasta su posición. Le sorprendía la capacidad que tenía de sentirla cerca sin tener necesidad de mirarla.

- Hola – saludó tímidamente Amelia llegando hasta ella.

- Hola – contestó sin levantar la vista del vaso que en ese momento limpiaba como si quisiera sacarle todo el brillo que con el paso del tiempo había perdido - ¿Qué haces aquí? - preguntó al fin.

- Necesitaba verte – declaró con sinceridad.

- Ah, bien, vale, pues ya me has visto – dijo sin querer mirarla más de dos segundos.

- También quería saber cómo estás – pronunció de nuevo tras un silencio incómodo.

- Pues bien. Perfectamente – contestó.

- Luisita – la llamó y la rubia, al volver a escuchar su nombre salir de aquellos labios sintió un escalofrío recorrerle por dentro – por favor, solo quiero saber cómo estás, como estás de verdad – insistió.

- Está claro que he tenido días mejores, tampoco vamos a engañarnos ahora – le dijo sincera – pero he podido vivir toda mi vida sin ti así que ya sé que puedo seguir haciéndolo – finalmente la miró y se regañó a sí misma por hacerlo pues, como siempre y sin poder evitarlo, quedó enganchada a aquellos ojos que tanto le hablaban sin ella querer escucharlos.

- ¿Qué me querías decir, Amelia?

- Bueno estuve hablando con tu padre y me dijo que, que lo estabas pasando muy mal y quería saber cómo estabas.