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Buenas noches! Venga vamos con otro 🥺🥺
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Habían terminado de comer hacía un rato, habían estado dando un paseo bajando la comida y un poco también el vino que se habían tomado. Amelia no dejaba de sonreír y de mirar a su chica con ganas, Luisita le hablaba de cualquier cosa con tal de que no se percatara de la sorpresa que tenía preparada.

- Había pensado que cuando termines el rodaje podría pillar un par de días libres y nos vamos de escapada – le sugirió Luisita mientras caminaban de la mano.

- Uhmm sí, me parece buena idea – contestó de pronto con cierta lejanía.

- Amor, ¿estás bien? – dijo al ver el cambio en su novia.

- Sí, solo estaba pensando – continuó – y creo que quiero un regalo de cumpleaños extra – le dijo y Luisita sonrió.

- Jajaja Amelia, eso no tienes que pedírmelo – contestó pícara – pensaba dártelo esta noche.

- ¿Ah sí? Pues lo estoy deseando – se acercó juguetona y cuando estaba a punto de atrapar los labios de su chica se separó de nuevo – pero a parte de eso, que también lo quiero, me refería a otra cosa.

- ¿Qué cosa, a ver?

- Que llames a tu hermana – le pidió con más seriedad.

- ¿A María? – palideció al pensar que se había dado cuenta - ¿A María para qué? Si ella está en su casa, tranquila, con su novio, muy bien la chica, allí, sin enterarse de nada…

- Cariño – la cortó porque sabía que sino lo hacía no pararía – quiero que llames a Lola y que habléis.

- ¿A Lola? – Amelia asintió – ¿Y a Lola ahora por qué?

- Porque es tu hermana, porque sé que la echas de menos y porque ya hace un año de aquello, creo que va siendo hora de que habléis y os recuperéis la una a la otra – dijo tajante.

- Pero Amelia… - intentó rebatir.

- No hay peros, es mi cumpleaños – afirmó, Luisita desvió la mirada – al menos prométeme que te lo pensarás.

- Vale, lo pensaré – dijo entre dientes.

- Muy bien – la abrazó – y ahora… ¿por qué no nos vamos a casa y me adelantas ese otro regalo de cumpleaños que tenías para esta noche? – preguntó jugueteando con sus labios.

- Jummm sssss… ¡No! No, no, no – reaccionó alejándose de ella – vamos a tomar algo, anda, que hace tiempo que no salimos.

- Vale – aceptó de buen grado – pero después a casa.

- Sí, después a casa – sonrió ampliamente.

Tenía que hacer tiempo hasta que llegara la hora, así que Luisita la llevó a un bar cercano a tomar algo. Al llegar pidieron un par de cócteles y se sentaron en una mesa algo alejada del resto donde hablar con calma.

Charlaban, reían, se besaban y bebían sin demasiadas preocupaciones. Tonteaban más a cada rato que pasaba y Luisita empezó a dudar de que aquello hubiera sido una buena idea, cuando descubrió el deseo en los ojos de su novia.

- Cariño – Amelia se acercó peligrosamente más a ella - ¿eres consciente de lo que me provocas con este top que te has puesto? – le dijo intentando atacar su cuello.

- Aja, sé que te encanta – afirmó.

- Si, ¿pero sabes por qué me encanta? – Luisita negó con la cabeza mordiéndose el labio al tiempo que Amelia besaba levemente su cuello – porque es muy fácil bajarlo y liberar lo que tapa - susurró en su oído antes de morder con sensualidad el lóbulo de su oreja - ¿Y si me acompañas al baño? – preguntó al tiempo que una de sus manos acariciaba el interior de sus muslos.

Nuestras Vidas y El TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora