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Buenas noches. Vamos allá.

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Entre risas Luisita salía de la ducha mientras Amelia intentaba, por todos los medios mantenerla dentro con ella. Había hecho trampas, el trato había sido ducharse por separado: primero la rubia y después la morena y estar listas justo para la llegada de la comida china que habían pedido.

Pero la actriz había tenido otros planes. Si, de cara a su chica había aceptado ese trato, sin embargo, cuando Luisita ya disfrutaba del agua caliente, ella había invadido su espacio y había atacado con besos la espalda y el cuello de la rubia. A duras penas Luisita pudo salir de la ducha y a decir verdad, si no fuera porque el repartidor estaba al caer, no habría salido de ella en años.

-Va, amor, que la comida está a punto de llegar – dijo entre risas intentando cubrirse con el albornoz.

-Perdona pero yo tenía muy buena comida aquí dentro – contestó haciéndole una burla.

-Pero.. ¡Amelia!

-¿Qué? Es verdad, quería comerte – se defendió haciéndose la inocente.

-Mira… - iba a decir algo más, e incluso iba a dejar caer su toalla y a volver dentro de la ducha con ella, pero el timbre sonó estridente en el piso – te lo dije, te dije que la comida ya estaría al llegar, ni a vestirme me ha dado tiempo – añadió saliendo del baño y cerrando todo lo que pudo el albornoz antes de abrir la puerta - ¡María! – se sorprendió - ¿Qué haces aquí?

-Pues venía a verte, hermanita – sonrió - ¿Puedo pasar? – no le dio opción a contestar cuando ya había entrado al piso y miró a su hermana - ¿Te pillo en mal momento?

-No, no, para nada, acabo de ducharme – contestó bastante nerviosa. María giró levemente sobre sus talones y escuchó el sonido del agua correr en la ducha – quiero decir que iba a meterme en la ducha ahora – corrigió.

-¿Y justo te he pillado con el grifo encendido? Sabes que hay escasez de agua y esas cosas ¿verdad?

-Si, claro que lo sé. Pero es que este termo tarda muchísimo en calentar el agua y tengo que dejarla correr unos minutos - le explicó sin dejar de moverse.

-Ahhh, claro, claro – afirmó y volvió a mirar en dirección al baño cuando se cortó el sonido del agua.

-Si te digo que esta ducha es muy moderna y que tiene un temporizador con un sensor que detecta cuando no hay nadie dentro y hace que se cierre el grifo para evitar inundaciones o pérdidas absurdas de agua, ¿Te lo creerías?  - dijo de carrerilla, casi sin respirar y sin tener ni idea de dónde se  había sacado aquello.

-Pues no – contestó María sin dejar de mirarla.

-Ya… eso pensaba – bajó la cabeza.

-Pero oye, buen intento ¿eh? – sonrió – venga va, ¿quién es? – se sentó en el sofá, Luisita tan solo tenía ganas de echarla de allí y cada vez se ponía más y más nerviosa.

-Es… es… el gato, que le encanta el agua – no tenía ni idea de lo que estaba diciendo.

-No tienes gato – apuntó.

-Lo rescaté ayer – contraatacó.

-Eres alérgica.

-Bien visto, sí, bien visto – dijo sin argumentos – pero…

-¿Nos dejamos de chorradas y me la presentas o nos quedamos así todo el día? – preguntó acomodándose aún más en el sofá.

-María… por favor, vete que no es momento – rogó para que se marchara.

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