Epílogo

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Epílogo.


Salía del edificio bastante derrotada, cansada de ir de un lado para otro y no conseguir nada, absolutamente nada. Estaba cansada de todo, cansada de mandar currículum, cansada de hacer entrevistas, cansada de llegar a su casa y terminar discutiendo una vez más. Estaba muy cansada.

Se había preparado para aquel puesto, estaba segura que se lo iban a dar. Necesitaba que se lo dieran, porque necesitaba salir de una vez de casa de sus padres e independizarse por fin. Había hecho todo lo que se supone que se necesita para optar a ese trabajo: había estudiado duro durante toda su vida, había sacado una carrera nada fácil, con altas calificaciones y había pagado un difícil y nada barato máster que le daría la oportunidad de trabajar en lo que tanto le apasionaba.

Había pasado la primera criba, después la segunda y finalmente en la tercera, le quedaba tan solo la entrevista personal. Tan mala suerte tuvo que, la encargada de darle el puesto no era otra que su ex. Sí, su ex, una ex a la que dejó hace unos años porque no sentía por ella más que un cariño amistoso. Una ex que, tirando por tierra toda su profesionalidad y aplomo, había soltado un par de reproches antes de escupirle en la cara que no la contrataría ni en sueños.

El chico que le había hecho la entrevista previa le había dicho que al 99% el puesto era suyo, que realmente aquello tan solo era un trámite para después firmar el contrato. Sin embargo, cuando la vio aparecer, tan altiva, tan arrogante, tan pelirroja como la recordaba, supo que aquel trabajo no sería nunca para ella.

Suspiró al sentir el móvil vibrar y sacándolo del bolsillo miró la pantalla y cerró los ojos, no le apetecía absolutamente nada hablar con ella ahora, pero sabía que no la dejaría en paz.

-Hola, dime – contestó parca.

-Hola, ¿Qué tal te ha ido, te lo han dado?

-No, no me lo han dado.

-¿Cómo? ¡Pero si era tuyo! – dijo indignada.

-Ya… digamos que el pasado siempre vuelve…

Tal y como dijo aquello sintió como su rostro chocaba directamente con la espalda de alguien y del golpe, el teléfono terminó en el suelo y ella sin saber dónde meterse.

-Joder, ¡lo siento! – se disculpó corriendo y recogió el teléfono viendo que se le había roto la pantalla - ¡lo que me faltaba!

-¿Estás bien? – se interesó la chica.

-Sí, perdona es que iba distraída hablando… no te he visto y… - bajo la cabeza avergonzada – vaya una mierda de día – murmuró para sí misma.

-¿De verdad estás bien? Porque no lo parece – advirtió al verla.

-Sí… bueno no, yo que sé, esta mañana he discutido con mi hermana, he salido corriendo de casa porque iba tardísimo a una entrevista y he perdido el metro, así que me he tenido que gastar una pasta en taxi para no llegar tarde, total que no me han dado el trabajo porque la idiota de mi ex no supera nuestra ruptura y ahora me choco contigo, tiro el móvil al suelo, que lo compré ayer y se rompe la pantalla – dijo de carrerilla y tomó aire al acabar.

-Lo que viene siendo un día de mierda – contestó la otra divertida.

-Buen resumen, sí – afirmó mirando el teléfono.

-Oye que… tengo un amigo que es un crack con las tecnologías y tal vez te pueda ayudar con eso – dijo al verla tan fastidiada.

-Tranquila, si tampoco quiero molestarte – negó levemente con la cabeza – además que ha sido mi culpa y…

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