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32.Kiss

Se meció en el columpio y observó el cielo nublado.

Exhaló con fuerza, viendo su propio aliento como si fuera vapor.

Hacía un frío tremendo, pero no era de sorprender, ya estaban en diciembre y tenía un par de semanas que había comenzado a nevar.

Se le hacía muy gracioso que de verdad los chicos hubieran mandado a poner unos columpios en su patio trasero.

Ella había mencionado que los pusieran, pero solo había sido una broma, pues no dejaban de molestarla constantemente con "¿qué hacemos para que ya no estés deprimida?".

No estaba deprimida; esa fase ya la había superado hacía varias semanas, pero era verdad que se había aislado un poco para despejar su mente y tratar de buscar un propósito que le motivara más allá de su carrera como Idol.

Así que ese día les dijo que quería unos columpios, pero lo había dicho con la intención de que la dejaran de molestar.

A la mañana siguiente, antes de salir directo a la grabación de un programa, vio que Minki, el único que estaba en casa ese día, estaba supervisando arduamente a los encargados de poner los columpios.

Soltó una pequeña risa, impulsándose más con los pies.

La puerta trasera de la cocina se escuchó al abrir.

Volteó a su costado, viendo a Jonghyun salir con ambas manos cerca de su boca, tratando de calentarlas.

Trató de ignorarlo y se concentró en mecerse con mayor fuerza.

Si aplicaba presión en las pantorrillas, volaba prácticamente con el columpio.

—Eso se ve divertido —observó de reojo a Jonghyun recargado en el tubo que sostenía los tres columpios.

—Pues súbete también —soltó con un poco de diversión al estar en el aire.

El mayor rodeó el lugar por detrás y a paso veloz para no salir él también disparado ante algún golpe de ella.

Pronto el también ya estaba divirtiéndose en su asiento.

—¡Quien caiga más lejos gana! —expresó Jonghyun divertido.

—No —negó ella.

—¡Ah, vamos! No seas tan cobarde —trató de picarle un poco—. ¿Acaso eres gallina?

Ella asintió de inmediato.

—Sí, soy una gallina. Soy muy, muy cobarde —afirmó casi con orgullo.

—Ah, qué aburrida —murmuró frenando un poco su asiento.

Cuando ambos detuvieron los columpios, observaron los árboles con detenimiento.

—Te veo mejor.

Eme rodeó los ojos, harta de que casi todas las conversaciones que mantenían los de esa casa tuviera que ver con el mismo tema.

—Estoy bien, dejen de ser tan entrometidos —bufó con molestia.

—Es porque nos preocupamos por ti —la observó a los ojos.

—Si constantemente me hablan de eso, obviamente me la pasaré pensando en eso —su expresión fue de fastidio—. Si solo viniste a hablar de esas estupideces, será mejor que te vayas —señaló la puerta de la cocina—; yo me quedaré porque llegué primero.

—Está bien, está bien —alzó las manos con rendición—. Ya no hablaré de ello.

La menor no dijo nada y continuó meciéndose despacio.

Soulmate ↪ Lai Guan Lin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora