47

342 14 46
                                    

47. Guanlin & Eme

Guanlin podía jurar que en cualquier momento vería a Eme lanzándose a su cuello perjurando que era un demente y que nunca más en la vida quería volver a verlo, no por nada lo había abandonado en la escuela y había dejado que él se humillara corriendo tras la camioneta en la que ella estaba como si fuera un cachorro siguiendo a su dueño que lo abandonó.

También, si era franco, sabía que vídeos de él haciendo esa ridiculez ya estarían disponibles en las plataformas de internet.

Ah, con un demonio.

De todos modos, no se sentía quién para criticarla; sabía que ella tenía razones específicas para todo lo que estaba haciendo.

No obstante, Eme no se abalanzó a su cuello ni enterró las uñas en su piel, como una bruja lo haría, al contrario, pasó de largo y se sentó en uno de los columpios, invitándolo con su silencio a que se sentara en el columpio continuo.

No estando seguro de lo que él mismo hacía, caminó con pasos titubeantes hasta situarse a su lado, la observó de reojo, pero como notó que ella ni lo miró, tuvo que exhalar pesadamente antes de sentarse en el otro columpio vacío.

Estuvieron así durante algunos minutos, en los cuales incluso pudo mecer ligeramente los pies en el aire.

—Lo siento —de repente dijo ella, lo que provocó que él volteara de inmediato a observarla con confusión—. Por... por haberte dejado en la escuela de ese modo y... por provocar que ellos te dejaran así —finalmente se giró a verlo, con los ojos cristalinos, y aquello sólo provocó que el pecho se le oprimiera; odiaba verla llorar—. Fue mi culpa que...

—No, fue mi culpa —la interrumpió rápidamente—, yo sabía a lo que me atenía viniendo aquí, aun así —formó una apenas perceptible mueca—, aun así, vine —volteó la cabeza en su dirección—, porque quería verte; necesitaba verte —se corrigió de inmediato—. Y en realidad no me importa lo que me hicieron, después de todo, cumplí mi cometido —Eme ladeó la cabeza, ligeramente confundida—; estoy ahora aquí contigo, hablando a solas —le explicó suavemente.

Ella asintió lentamente, bajando la mirada, sin embargo, su gesto fue puro reflejo, ya que no estaba muy segura de lo demás.

—Aun así... es mi culpa... si... si no te hubiera dicho antes lo de... —se interrumpió con una exhalación ruidosa, casi parecida a un pequeño respingo—. He sido una tonta... —se restregó ambas manos—. Todo ha sido mi culpa, lo sé.

—No es verdad...

—Lo es, Guanlin —lo alcanzó a mirar—, si desde un principio yo te hubiera explicado todo o... incluso, si... si te hubiera dejado hablar «aquella vez»...

El énfasis en «aquella vez» fue tan marcado que incluso Guanlin supo perfectamente a que «aquella vez» se refería.

—No, es mi culpa, siempre lo ha sido, nunca debí...

—Yo fui quien debió dejarte hablar; nunca debí de haberte interrumpido y callado tanto, pero es que me dejé guiar por todos esos sentimientos negativos que me invadieron la cabeza; debí dejar que terminaras de explicar todo lo que tenías por decir, y después de eso, debí de tomar una decisión, ¡pero no, no lo hice! —alzó las manos con exasperación—. Me cegué por lo que sentía... te dejé y me fui... —bajó la mirada nuevamente, observando al suelo perdidamente—, me fui... —musitó en un susurro.

Él notó la expresión perdida en su rostro, por lo que de inmediato habló con voz alta para que ella le prestara atención.

—No, no es tu culpa, ya te dije —habló con ese tono comprensivo—. En todo caso, fue mi culpa, porque yo provoqué todo —se señaló el pecho—; si desde un principio te hubiera contado lo que estaba pasando o... no, no —se interrumpió con las cejas fruncidas—, si desde un principio le hubiera puesto un alto certero y definitivo, nada de esto hubiera pasado y...

Soulmate ↪ Lai Guan Lin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora