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37. Boyfriend

Abrió los ojos lentamente, mientras que la poca luz del atardecer le pegaba directamente en los ojos.

Parpadeó confundida.

Su cuerpo se sentía entumecido y... adolorido.

Volvió a pestañear, tratando de que su mirada se acoplara a la poca luz de la habitación.

Se removió un poco, y fue entonces cuando una respiración en su nuca la paralizó.

Le provocó cosquilleos en esa zona, pero principalmente fueron escalofríos los que la escalaron por toda la columna vertebral.

Volteó por sobre su hombro, y descubrió que su más horrible pesadilla era realidad.

Pensó que todo lo que había ocurrido... había sido un sueño, pero... teniendo a Guanlin detrás de ella, dormido y desnudo con las cobijas tapándole hasta el pecho, lamentó todo lo que había pasado.

Se destapó con mucho cuidado, y poco a poco, se fue incorporando en la cama hasta quedar sentada.

Ella también estaba totalmente desnuda.

Se quedó en su lugar quieta por algunos segundos, y cuando decidió ponerse de pie, observó algo que la mortificó aún más.

Toda su ropa estaba regada prácticamente por toda la estancia de su departamento.

Sus bragas y su falda escolar estaban tiradas cerca del ventanal, la camisa escolar de Guanlin había dado a parar arriba del refrigerador, mientras que sus pantalones y su bóxer habían caído en el pequeño sofá individual que apenas había comprado.

Sus uniformes estaban esparcidos por todos lados.

Se pasó una mano por la cara y negó con decepción.

De verdad, ¿en qué estaba pensando cuando decidió rendirse a hacer... eso?

Caminó casi a puntillas hasta el baño, y en ningún momento despegó la mirada del hombre dormido en su cama, pues temía hacer el suficiente ruido como para despertarlo.

Cuando cerró la puerta del baño con lentitud, finalmente pudo suspirar con cansancio.

Volvió a dirigir ambas manos a su rostro y soltó una maldición.

¿Qué demonios había hecho?

Se sentía... tan extraña...

Tan llena, pero a la vez, tan vacía.

Se acercó a la regadera y abrió la llave.

También sentía el cuerpo pegajoso, y necesitaba de verdad un baño.

Debajo de las gotas que la mojaron, pensó y pensó en lo que acababa de hacer.

Sabía que no debía dejarse engatusar por las palabras y las caricias que él le había hecho, pero es que simplemente fue su cuerpo quien tomó el control de todo. Reaccionó ante cada caricia de forma casi anhelante.

Su cuerpo añoraba siempre con él, por eso en cuanto él rozó sus dedos en su piel, prácticamente cayó rendida en ese mar infinito de aflicción y lujuria.

Ahora se sentía una estúpida por haberse dejado llevar.

Guanlin siempre fue así; era bueno con la labia, claro, y con otras cosas.

Se frotó el jabón por todo su cuerpo con algo de fuerza, tratando de borrar todo rastro de besos, caricias e incluso suspiros.

No quería nada de él impregnado en ella.

Soulmate ↪ Lai Guan Lin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora