Soulmate ↪ Lai Guan Lin [+18]

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36. Reencuentro

—Pues más vale que vayas —negó con la cabeza al escuchar su voz irritante.

—No me gustan este tipo de eventos, Somi.

—Finalmente podemos ir ahora que somos mayores de edad; sólo estaba esperando que pasara tu cumpleaños para ir —exclamó sus sueños previos.

—No creo que cumplir veinte años me haga una "adulta" en realidad —murmuró con algo de ironía.

—Bueno, tampoco es que los hayas cumplido ayer —recalcó con obviedad­—, los cumpliste hace cuatro meses, en junio, ya esperé mucho para que te acostumbraras a los veinte.

­—Esa no es justificación —volvió a negar con la cabeza, aunque sabía que ella no la vería.

—Anda, será un rato; servirá para despejarnos un rato de las obligaciones con la escuela.

—Justo por eso; me siento presionada por los exámenes finales, ya estamos por terminar el instituto.

—Así es, y con más razón podemos ir.

—Los chicos de instituto no podemos ir a esa clase de fiesta —volvió a tratar de justificar.

—Nosotras seguimos en instituto porque nos retrasamos un año, pero nuestra edad ya nos permite asistir a estos eventos.

Era verdad, Somi tenía razón, pero... ella no era tan social como lo era Somi, y asistir a ese evento lleno de artistas mayores era algo incluso... intimidante.

Suspiró con fuerza.

—Sólo serán un par de horas, ¿de acuerdo?

—¡Yey! —festejó desde el otro lado del aparato—. Nos divertiremos mucho, te lo aseguro.

—No me puedes asegurar nada si tú tampoco has ido nunca —la mayor soltó una risita del otro lado que le provocó la suya propia.

—Bueno, haremos que sea divertido —Eme negó con la cabeza; no podía creer que llevaba conociendo a esa loca por casi dos años, ni que llevaran casi año y medio de amistad—. Te dejo, mi mánager me está llamando como loco.

—Es una lástima que hoy no hayas venido a la escuela; el chofer Min no vendrá por mí y hubiéramos podido ir a dar una vuelta o por un helado —lamentó con pesar.

—Lo siento, hermosa, te prometo que lo haremos cuando regrese el lunes a clases —la consoló como pudo.

—Bueno, te dejo.

Ambas cortaron la llamada, y Eme se acomodó correctamente las correas de la mochila mientras se acercaba a la salida de la escuela.

Jamás imaginó que llegaría el día en que extrañaría a Somi.

Era la confesión más extraña que tenía consigo misma, pero, aun así, no podía negarlo, pues de verdad la extrañaba. Era su amiga más cercana del instituto, y por ser ambas celebridades, eso las unía de cierta forma más.

Suspiró con pesar y llegó a la puerta de la escuela.

A veces el aire fresco hacía que se relajara un poco.

—Eme.

Todo su cuerpo se tensó al escuchar su nombre en labios de...

Un escalofrío recorrió su columna vertebral, y por inercia, terminó apretando con fuerza las correas de su mochila.