Soulmate ↪ Lai Guan Lin [+18]

44

44. Pregnancy

Guanlin metió ambas manos a los bolsillos cuando llegó al lugar. Soltó un suspiró y se acercó a él.

—¿Qué quieres? —inquirió fastidiado—. Que descaro el de citarme —murmuró negando con la cabeza.

Minhyun se enderezó en su lugar y se separó del poste en donde estaba recargado.

Estaban en noviembre, así que hacía demasiado frío, por eso la nevada ya se aproximaba y ambos llevaban cazadoras y bufandas para el frío.

—No creas que fue para molestarte —habló con la voz clara, sin inmutarse—. No somos niños para eso, ¿oh sí?

Guanlin rodeó los ojos y soltó un bufido.

—Dime ya qué es lo que quieres —repitió con cansino.

El mayor buscó dentro de su mochila con la mano por algunos segundos, y después de un tiempo, alcanzó a sacar algo. Era un sobre blanco amarillento.

Se acercó unos pasos hasta quedar frente a él.

—Este y otro son los únicos en existencia, me los entregaron hoy y me gustaron, así que en unos días mandaremos a hacer más —le tendió el sobre.

Guanlin frunció el entrecejo con confusión, pero cuando Minhyun asintió con la cabeza, éste suspiró abriendo el sobre con cansancio.

Extendió el papel frente a sus ojos, y lo que vio lo dejó petrificado.

CELEBRATE OUR LOVE TOGETHER

HWANG MINHYUN

&

PARK EME

Su mundo de repente se derrumbó. Por completo.

Era una invitación de boda.

—Obviamente es el prototipo del contenido, la invitación oficial será más detallada y decorada por fuera —explicó Minhyun, pero esas palabras no podían llegar bien a su cerebro.

Un hueco, que ya existía en su corazón, ahora se volvía más grande, agrietando todo su ser.

Cuando se enteró de su relación, pensó que era un juego, que Eme estaba jugando con él para provocarlo, que no sería una relación real o duradera, pero ahora, literalmente frente a sus ojos, finalmente se daba cuenta que era verdad.

Se encontraba cayendo en un pozo oscuro y sin fin.

Todo era cierto.

Sus manos comenzaron a temblar, y todo se volvió borroso y rojo a su alrededor.

—¿Por qué me enseñas esto? —gruñó prácticamente echando humo por las orejas.

—Tenías que saberlo —asintió parsimonioso, como si no supiera que acababa de derrumbar por completo al chico frente a él—. Estás en tu derecho.

—¿En mi derecho? —bramó encolerizado—. ¿Estás bromeando?

—Para nada, tenía que decírtelo. Eme y yo nos casaremos en un mes.

No podía soportarlo más.

Arrugó el papel con sus manos y lo aventó lejos de sí, no lo pensó y corrió en dirección al contrario, pero justo cuando iba a golpearlo, éste lo detuvo de la muñeca.

—Cuidado con esas manos, podrías lastimar a alguien —lo observó circunspecto—. Y no queremos que el novio tenga una herida antes de la boda, ¿verdad?