My Utopia - Taekook/Vkook Omegaverse

❄ Capítulo 64 ❄

Kim Taehyung

De todas las cosas que podría haberme imaginado, ninguna se acercó a lo que Jungkook estaba por sugerir.

Venir a caminar por la orilla de la playa tomados de la mano bajo la luz de cientos de estrellas iluminando nuestro camino fue la mejor idea que pudo tener.

Hace rato venimos caminando sin conversar mucho, el silencio no nos incomoda a ninguno ya que cada quien admira la vista del cielo, el sonido de las olas trayendo consigo un aire fresco que contrasta la calidez de nuestras manos entrelazadas, además de la luz de la luna llena y la calma que derrama sobre todo lo que alumbra a su paso.

- ¿Quieres saber algo curioso? – murmuró Kookie contemplando el horizonte del mar.

- Te escucho – susurré acariciando su mano con mi pulgar.

- En realidad... esta es la primera vez que veo el mar con mis propios ojos – detuvo su caminar sin despegar los ojos de las olas, admirando y respirando el aire de las mismas – es mucho más precioso de lo que imaginaba.

Cerró sus ojos enfocándose en escuchar y grabar el sonido de las olas en su memoria, para él esta primera vez se había convertido en recuerdo muy especial que siempre podría repetir a través de sus sentidos.

- ¿Qué te parece venir cada noche de nuestra estadía a caminar un poco?

- ¿En serio? – abrió los ojos en grande emocionado por la idea.

- Claro que sí – me acerqué a orilla del mar sin soltar su mano – sería la mejor forma de terminar cada día.

Fui el primero en meter un pie en el agua, acto que animó a Kook a intentarlo también.

Caminamos un poco dentro del mar hasta que el agua nos llegó a las rodillas, no estaba caliente pero tampoco fría, lo suficientemente fresca para permitirnos sentirla con nuestras manos.

- Kookie, mira esto, creo que encontré algo – el omega vino lo más rápido que pudo y se agachó para ver de cerca lo que había atrapado en mis manos.

Justo cuando su rostro estaba a escasos centímetros, apreté mis puños lanzando un chorrito de agua que chocó directamente contra su nariz.

Había caído en mi broma tan fácilmente que no pude evitar reírme a carcajadas apuntando su rostro empapado.

Pero su reacción fue más rápida que mis reflejos, no lo pensó dos veces y con ambos manos reunió una gran cantidad de agua lanzándola en mi dirección.

En un momento estaba seco, sin una gota encima, y al otro tenía toda mi camisa y cara empapadas en agua.

No obstante, ni siquiera le di tiempo de disfrutar su venganza porque antes de que huyera a la orilla para resguardarse, lo atrapé entre mis brazos y como nunca usé toda la fuerza que tenía y lo lancé por el aire.

Kookie voló sobre el mar hasta caer en el agua como una bomba.

Esperé unos segundos tratando de contener la risa, pero en cuanto su cabeza surgió de las aguas... supe que tenía que correr.

Y lo hice.

Comencé a correr como loco entre risas y ropa mojada. El basquetbolista no tardó en hacer uso de su buena condición física y empezó a seguirme velozmente por detrás.

La adrenalina del momento y el sentir que mi vida estaba en peligro hizo que mis piernas no cedieran a pesar de mi poca resistencia. Corrí y corrí sin parar hasta alcanzar nuestro hotel que estaba a pocos metros del mar.