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-Espero que esto no me convierta en un cazador.

¿Preocupado?, totalmente. Podría decirse que el sentimiento que llevaba era un profundo desasosiego. Aturdido con tan sólo ver aquel pequeño animal buscar ayuda y refugio, ya que aquel párvulo temblaba de miedo, al mismo tiempo que intentaba alejarse del humano cada vez que este acercaba sus manos.

-Trataré de buscarte algo. No te muevas.

Dicho aquello, aquel joven príncipe abandonó la habitación, dejando a un pobre conejo, al verse su herida quería gritar por ayuda. Sin embargo presentía que no estaba en un lugar a salvo ya que, aquella persona que lo había llevado hasta ese sitio, soltaba un aroma peculiar, diferente y asqueroso.

El joven conejo HwanWoong quería huir antes de que llegara el dueño del sitio. Por lo cual, trató de ponerse de pie para salir de ahí, buscando con su mirada una ventana.
Viendo que no había ninguna, al parecer la única que había visto, era aquella que se encontraba en la recámara. En la parte superior de esta.
Y él se encontraba en el sanitario, por lo cual debía de dar un brinco alto, para poder bajar del sitio en el que estaba.

Realmente se veía decidido, no le importaba llevar arrastrando su pata trasera. Quería salir de ahí y volver a su hogar.
Por lo cual lleno de coraje y valor, logró dar un brinco.

Uno. No tuvo el suficiente impulso para saltar.
Segundo. No consiguió tocar el suelo. Debido a que unas manos lo habían sostenido.

-Que grosero eres. Te dije que no te movieras.-Dicho aquello, lo volvió a colocar en su sitio.-Una de las señoras trabajadoras me ha dicho que esto es perfecto para cicatrizar heridas, es pulpa de consuelda. Una planta medicinal que te hará bien.-Con ayuda de un algodón colocaba aquella medicina tradicional sobre la pata dañada.-Realmente no fue una herida tan profunda. Pronto estarás bien y después podrás seguir brincando con tus demás amigos conejos.

Y concluyó enrollado un tejido realizado a partir de algodón, siendo muy fino y ligero. Perfecto para curar rozaduras.
Tenía el presentimiento de que estaba haciendo un buen trabajo, por lo cual sus sentimientos cambian a uno de tranquilidad. Pues bien, ahora sentía lo contrario a lo que anteriormente había sentido desde un principio "desasosiego".

Un ruido que no se esperaba, le había interrumpido sus pensamientos, por lo cual pegó un pequeño brinco, al escuchar la voz de su padre. Unido junto a unos pequeños golpes a su puerta de madera.

-Hijo, ¿podemos hablar?

-Pequeño, no te muevas ahora. Te ayudaré a escapar ¿si? Shh y tranquilo por favor.-Susurró al animal, para salir del sanitario y poder recibir a su padre, con cortesía.-Te escucho. Espero y sea breve, iré a darme una ducha.

-Hijo, sé que el primer día de cacería pueda aterrarte. Pero es normal, después de varios fracasos e intentos, te darás cuenta de que podrás hacerlo bien. Y este consejo no sólo aplica en la caza, sino que también en la vida. Tendrás muchos enfrentamientos, asuntos que no podrás solucionar. Pero de ellos aprenderás y cuando vuelvas a encontrarte de nuevo con aquellos problemas. No tendrás dificultad alguna para resolverlo de inmediato y de manera sabia.

-¿O sea que primero seré la decepción y después sabré a no decepcionarme?

-Kim YoungJo. Entiéndeme, dentro de poco serás rey de este pueblo. No comprendo como aún no adquieres madureza.-Dicho aquello, aquel se dio media vuelta caminando a su puerta para dirigirse a la salida de la recámara.-Algún día comprenderás todo esto. Y me lo agradecerás.

Fueron sus últimas palabras para cerrar las puertas. Quedando el padre del joven, fuera de la habitación.
Permitiendo que el chico, volviera al sanitario y tomará en sus manos a aquel pequeño animal, en donde suavemente lo dejó sobre su alcochonada almohada rellena con plumas de ganso.

-Tomaré un baño. Tu trata de descansar. ¿De acuerdo?

No pudo evitar darle algunas caricias al lagomorfo. Pasaba las yemas de sus dedos suavemente por el pelaje blando del pequeño, paseando sus dedos por su cabeza y detrás de orejas. Era demasiado tierno que le había hecho sonreír inconscientemente.

-Debería ser lindo ser como tú. Sin responsabilidades, sin preocupaciones. Lo único que haces es vivir, disfrutar del gran regalo que es la vida, que te implica, Comer, dormir y dejarte dar tantos mimos que te mereces. ¡Sí! Eso te mereces por ser tan lindo.-Mencionaba mientras realizaba aquellas caricias. Sin darse cuenta que en realidad aquel receptor disfrutaba de ser tocado de esa manera.

YoungJo se dirigió al sanitario a darse su mencionada ducha.
Mientras que HwanWoong no perdía el tiempo, a pesar de que le gustaban aquellos cariños, debía de irse, por lo cual, pensó en que su mejor opción sería transformarse en su forma humana, para poder salir mejor de aquel sitio.
Así que se concentró en realizar su metamorfosis y poderse cambiar. Olvidando el gran detalle de que no llevaría ropa humana y estaría totalmente desnudo.
De la misma manera en que el aumentar su tamaño le provocaba que aquel ventaje se desatara, pero este mismo al obtener el control de sus manos, comenzó a acomodarlo correctamente.

La lesión en un animal pequeño, se hacía ver como un corte muy grande, sin embargo, para convertirse en forma humana, la herida se vería algo muy mínimo, un simple rasguño.
Lo cual era perfecto para poder escapar de aquel sitio.

Se colocó de pie y comenzó a dar pequeños pasos explorando la habitación, para después dirigirse a la puerta y abrirla poco a poco. Asomando solo su cabeza con el fin de lograr ver el exterior, normalmente en su castillo, solía haber muchos empleados y en aquel sitio que se encontraba, no lograba ver a nadie por los pasillos.
Por lo cual, celebró dentro de su mente.

Intentó colocar un pie fuera de la recámara. En cuanto escuchó, como una mujer salía de una habitación. Cercana a la que se encontraba por lo cual rápido cerró la puerta y se sumergió a la cama. En donde anteriormente lo habían dejado.

-¿Joven príncipe, es usted?.-Se escuchó que hablaron del otro lado de la puerta.

Aquel intruso, simplemente permaneció en silencio provocando que la mujer entrará a asomarse en la habitación.

-La cena está lista.-Dicho aquello, salió.

Lo cual había hecho dudar al sujeto que se encontraba en cama "¿Joven príncipe?" se preguntaba, pues no lograba captar en donde se había metido.

El calor lo comenzó a invadir. Comenzando por sus piernas, recorrer por todo su cuerpo, provocando que decidiera salir de los cobertores.

-Lamento la espera, lindo conej...-Aquella voz, que anteriormente se había ido, había vuelto aparecer. Con un hombre de cabello mojado y una tela de felpa, absorbente que le cubría desde la cintura hasta su media pierna. (arriba de las rodillas).-¿¡QUIÉN ERES?! ¿¡QUÉ HACES DESNUDO EN MI CAMA?!

Su intención era gritar para que todos le escucharán y fueran a salvarle.
Aquel que estaba sobre la cama, simplemente se cubrió rápidamente, volviéndose a tapar con aquellos cobertores.

-¿Hablas?, al parecer entiendes lo que digo pero... No has articulado ninguna palabra. ¿Te comió la lengua el ratón o algo por el estilo?.

Aquel que permanecía en cama simplemente negó con movimientos de cabeza, Ya que ningún ratón había comido de su lengua.

-Volveré a repetir la pregunta. ¿Qué haces en mi cama desnudo? ¡ERES UN PERVERTIDO!.

-Tú.-Fue la única monosílaba que soltó. Pues en realidad le daba un poco de pena el hablar y sobretodo con alguien tan explosivo y griton, como el que tenía en frente suyo.

-¿Yo?, ¿me llamas pervertido a mi? Tu eres el que está con sus cositas al aire libre ¡EN MI CAMA!.-Aquel que solo mencionó una palabra. Bajó la mirada, logrando cansar al dueño de la recámara. Que se acercó para acercarse a este y empujarlo tratando de hacer que se salga de la cama.-Vete de aquí.

Mencionaba con esfuerzo al empujar y dejar que el otro sujeto rodará por la cama, para al final caer los dos, de aquel colchón. Uno sobre el otro.

El Príncipe Y El Anhterio (RAVNWOONG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora